Francisco 'Francis' Juan Martínez Mojica es microbiólogo en la Universidad de Alicante.

Francisco 'Francis' Juan Martínez Mojica es microbiólogo en la Universidad de Alicante. Europa Press

Investigación

Mojica, el hijo del zapatero que ha "cambiado el mundo" según la revista 'Nature': "Que la IA piense por ti es un desastre"

Francis Mojica observó en el ADN de un microorganismo secuencias repetidas que, años después, han servido para curar a personas con enfermedades raras.

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Las claves

Francis Mojica, microbiólogo español e hijo de zapatero, ha sido reconocido por la revista Nature por su descubrimiento de las secuencias CRISPR, considerada una de las siete aportaciones científicas que cambiaron el mundo.

El hallazgo de Mojica sobre cómo las bacterias usan las secuencias CRISPR para defenderse de virus permitió posteriormente el desarrollo de la edición genética, salvando vidas y revolucionando la biomedicina.

Mojica advierte sobre el uso excesivo de la inteligencia artificial en la educación y la ciencia, defendiendo la importancia de pensar y analizar por uno mismo, y critica que la máquina piense por el ser humano.

A pesar de no recibir el Nobel, Mojica valora el esfuerzo y la dedicación en la investigación científica por encima de los premios y reconoce la influencia del trabajo duro inculcado por sus padres.

El legado de Félix Rodríguez de la Fuente no sólo se notó en la naturaleza. Su labor también sirvió para que cientos de jóvenes lo tuvieran como referente y decidieran estudiar Biología, como hizo Francis Mojica (Elche, 1963).

El nombre de este hijo de zapatero estará ligado de por vida —como el de Rodríguez de la Fuente al lobo— a las salinas de Santa Pola.

En este parque natural de Alicante se encuentra el motivo por el que Mojica aparece en la reciente lista que ha elaborado la revista Nature con los siete descubrimientos de ciencia básica que cambiaron el mundo.

Y es que en aquel enclave habita la arquea Haloferax mediterranei, un microorganismo con el que Mojica comenzó a 'obsesionarse' a finales de los años 80 y que ha logrado salvar vidas gracias a la tecnología CRISPR.

Hallazgos que salvan vidas

En 1993, cuando aún era estudiante de doctorado, publicó el primer estudio en el que mostraba cómo los genes cercanos a las secuencias genéticas que se repetían en el ADN de este microorganismo se expresaban diferente según la salinidad del medio.

Entonces se creía erróneamente que su papel guardaba relación con la resistencia a la salinidad. Aunque, en realidad, no existía ninguna evidencia clara de cuál podría ser la función de aquellas repeticiones anómalas.

El codirector de la tesis de Mojica, Francisco E. Rodríguez Valera, recuerda que hubo una persona a la que no se le borró de la mente aquella anomalía: "A Francis no se le olvidó y, cuando más tarde se hizo independiente, siguió intentando dilucidar el misterio".

Ejemplo de las repeticiones anómalas en la secuencia de ADN de la arquea 'Haloferax mediterranei'.

Ejemplo de las repeticiones anómalas en la secuencia de ADN de la arquea 'Haloferax mediterranei'. Tesis doctoral de Francis Mojica

Al montar su grupo de investigación tuvo que elegir qué líneas iba a desarrollar. Como recuerda el propio Mojica en conversación con EL ESPAÑOL, quería que fuera algo novedoso.

Aquellas secuencias genéticas lo eran. El problema de terminar decantándose por ellas es que "no te dan pasta" porque se trata de hacer una investigación en la que no sabes si realmente va a dar fruto.

No fue hasta principios de este siglo cuando el microbiólogo valenciano halló la incógnita tras aquellas repeticiones a las que llamó CRISPR (por las siglas en inglés de “repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente espaciadas”).

Descubrió que estas bacterias son capaces de defenderse de los ataques de los virus que las acechan porque capturan parte del ADN del virus invasor y lo guardan en su genoma para posteriormente poder defenderse frente a infecciones del mismo virus.

Aquel hallazgo, que se produjo en 2003, posibilitó que una década más tarde estas mismas herramientas hayan podido reconvertirse para su uso en la edición genética que ya están salvando vidas como la del bebé K.J.

"Será que mis padres me hicieron muy blandito. Pero cuando veo noticias así me emociono. Te tocan la fibra porque ves en qué ha derivado aquel trabajo que hicimos hace mucho tiempo".

Un descubrimiento en agosto

Quien imagine que Mojica tuvo su momento eureka tras una extenuante jornada de laboratorio se equivoca. Fue estando de vacaciones en la casa de su suegro. "La mejor ciencia se hace cuando uno puede", responde al ser preguntado por si las mejores ideas llegan fuera del horario.

"Fue en agosto porque era cuando tenía la oportunidad de analizar los datos que estábamos generando en el laboratorio", recuerda. El primer hallazgo, el de su tesis doctoral, sí que fue casualidad: "Ahí trabajaba fines de semana, vacaciones y todo".

Este frenético ritmo de trabajo no lo ha perdido con el paso del tiempo. Aunque ha tenido temporadas "un poco más relajadas", no puede evitar llevarse el trabajo a casa. "Nos pasa, creo, a todos los que nos dedicamos a la ciencia".

Mojica se encuentra gratamente sorprendido por la mención de Nature. Pese a sonar para un Nobel que finalmente se llevaron Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna por el desarrollo de la técnica de edición genética CRISPR/Cas9, no es de los que 'mate' por un premio.

Es consciente, eso sí, de que en su gremio sí que hay quienes piensan a veces en el reconocimiento. Aunque de manera equivocada: "El que investiga buscando que le den un premio tiene un problema".

Alumnos que utilizan IA

Al contrario que su paisano, microbiólogo y también descendiente de zapateros, José R. Penadés, Mojica se muestra menos contundente cuando se le pregunta si en España no funciona por meritocracia: "No sé cómo funciona, pero la verdad que podría hacerlo mucho mejor".

Cree que en España incluso la meritocracia se utiliza en exceso, al valorar exclusivamente a un científico por el número de artículos publicados, sin tener en cuenta el carácter innovador de estas publicaciones.

Y es que si algo tiene claro Mojica, ante la llegada de la inteligencia artificial (IA) a la ciencia, hay una línea roja que no se debe pasar: "Que la máquina piense por ti es un verdadero desastre".

Es lo único que realmente le preocupa en este sentido, "que se te relaje demasiado la mente". Ya lo ha podido comprobar entre sus alumnos. De hecho, duda que haya alguno que no haya recurrido a la IA para elaborar un trabajo.

"A mí me parece estupendo que lo usen, pero siempre como ayuda y analizando la información. No basta con copiar y pegar. Tienes que saber lo que estás poniendo, y eso sí que es un problema".

Por ello valora más al estudiante que no tiene un expediente de matrícula pero que, consciente de sus limitaciones, se ha propuesto "currárselo y echar horas incluso del fin de semana si es necesario".

Es consciente de que a día de hoy este discurso no está bien visto. Pero él lo ha aprendido "por genética": "Mis padres tenían un tallercito de zapatos y eran unos currantes de la hostia".

Lamenta que, por la mentalidad de la época, le propusieran a él, y no a sus tres hermanas, que fuera a la universidad.

También le entristece que sus padres no llegasen a presenciar todos los logros que alcanzó su hijo, quien para explicarles qué era lo que iba a estudiar les dijo "esto de la biología es lo que hace Félix Rodríguez de la Fuente", al que veían en los pocos momentos que toda la familia se juntaba delante del televisor.