Ensayo nuclear en la Polinesia Francesa en 1970.

Ensayo nuclear en la Polinesia Francesa en 1970. Pierre J. Flickr

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Los dos lugares más seguros de un edificio para sobrevivir a una explosión nuclear según la ciencia

Un estudio reciente se basa en la simulación para establecer los dos lugares más seguros de un edificio para sobrevivir en caso de explosión nuclear.

29 enero, 2023 03:59

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Hasta no hace mucho tiempo, eso de tener que protegernos de una bomba nuclear no pasaba por nuestra imaginación. Lo veíamos como algo imposible, cinematográfico en todo caso, pero nunca formando parte de la información necesaria para moverse por la vida. Estalló entonces la guerra de Ucrania y con ella nuestra burbuja como occidentales: teníamos un conflicto bélico en nuestro continente y al líder de una potencia nuclear, Vladimir Putin, que no parecía todo lo equilibrado que tendría que ser alguien con acceso al armamento que puede destruir la tierra.

Llegó el miedo a una guerra nuclear y las búsquedas en Google se dispararon: ¿cómo debemos actuar ante una explosión de estas características? ¿tenemos posibilidades vitales? La ciencia ha estudiado sus consecuencias y, por desgracia, sabemos que los que se vean afectados en el epicentro de la detonación no tienen ninguna esperanza de supervivencia porque no existen lugares seguros ni tiempo de evacuación para ellos, pero sí hay una serie de pautas a tener en cuenta que disminuyen o aumentan las posibilidades de quienes se encuentran en su radio secundario de acción.

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Un grupo de investigación de la Universidad de Nicosia (Chipre) ha estudiado cuáles son los mejores y los peores lugares donde nos podemos refugiar en caso de una bomba nuclear y sus hallazgos se han publicado en la revista Physics of Fluids. Para determinar estas zonas han empleado simulaciones con la idea de constatar cómo se afectaría la onda expansiva a la vida en diversos lugares, recreando el refugio de unas personas que están bajo techo en un edificio durante una explosión de un misil balístico intercontinental típico.

Evitar espacios estrechos

Durante estas simulaciones, han tenido en cuenta variables como las ventanas, los pasillos, las puertas y también la forma de las habitaciones en las que podrían refugiarse de cara a esquivar las corrientes; pero no se han estudiado los efectos posteriores de la radiación. En todo caso, el objetivo de la investigación pasaba por "entender el daño causado por la onda expansiva generada por la explosión que, a menudo, es lo suficientemente fuerte y rápida como para enviar a una persona por el aire".

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Después de varias simulaciones, llegaron a una conclusión que echaba por tierra el primero de los mitos. Se ha dado por hecho durante los últimos años que refugiarse en los edificios de un bloque sería más seguro; sin embargo, los resultados han demostrado que estar en un inmueble que siga en pie no es necesariamente lo más recomendable si no tenemos en cuenta una serie de variables: "Los espacios estrechos en el interior podrían contribuir a la velocidad del aire, generando ráfagas de viento que pueden rasgar las esquinas con una fuerza 18 veces mayor que el peso corporal de una persona", se puede leer en sus conclusiones.

Esquinas o armarios

Además de estos espacios estrechos del interior que hay que evitar por estas corrientes derivadas de la detonación, los investigadores piden que se eviten lugares interiores con ventanas, pasillos y puertas. Uno de los autores del estudio, Ioannis Kokkinakis, ha explicado que "las personas deben mantenerse alejadas de estas zonas y buscar otro refugio inmediatamente", añadiendo que "incluso en una sala de estar uno podría estar a salvo de las altas velocidades" si se coloca en el punto exacto.

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Este lugar que estaría garantizando una mayor supervivencia, según estos investigadores, estaría comprendido por las esquinas de la pared de esta habitación, pero también "una habitación sin ventanas, como un armario, puede ser su mejor opción en caso de emergencia". El estudio se ha centrado en la supervivencia a la onda expansiva y supone, en palabras de los autores, un primer comienzo.

No obstante, hay evidencia de la mortalidad registrada en personas que han sobrevivido a la onda expansiva, pero han terminado falleciendo meses o años después de la explosión. En este sentido, el coautor de la investigación junto a Kokkinakis, Dimitris Drikakis, ha sostenido que "nuestro estudio muestra que las altas velocidades aerodinámicas siguen siendo un peligro considerable y aun puede provocar lecciones graves o incluso muertes". 

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