En España se ha multiplicado por diez el número de jabalíes cazados desde la década de 1980.

En España se ha multiplicado por diez el número de jabalíes cazados desde la década de 1980.

Ciencia

De la peste porcina a la tuberculosis: los riesgos para la salud de la superpoblación de jabalíes en España

El enorme aumento de la presencia de estos animales en los últimos años aumenta el peligro de que se conviertan en vectores de patógenos.

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Las claves

La superpoblación de jabalíes en España incrementa el riesgo de brotes de enfermedades como la peste porcina africana y la tuberculosis, afectando tanto a la ganadería como a los humanos.

En 2025 se estima que la población de jabalíes en España alcanza los 2,4 millones, lo que dificulta el control de enfermedades y aumenta los accidentes de tráfico.

El abandono del medio rural, el aumento de cultivos intensivos y la falta de depredadores han favorecido la expansión de estos animales, que encuentran alimento y refugio en zonas urbanas y periurbanas.

Los jabalíes pueden transmitir a los humanos enfermedades como la hepatitis E y la triquinosis, además de provocar ataques y accidentes, lo que plantea un problema creciente de salud y seguridad.

Centros comerciales, parques, urbanizaciones. Cada vez es más habitual encontrar a jabalíes silvestres vagando por estos lugares en España sin ningún tipo de miedo a los humanos. A algunas personas puede parecerles una imagen entrañable, aunque los expertos advierten de que no está exenta de riesgos.

El principal ya está demostrado con el brote de peste porcina africana que hay en Cataluña, cuenta Christian Gortázar, catedrático de Sanidad Animal en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y miembro del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC).

Este animal puede convertirse en un problema para la ganadería, sobre todo con la densidad de población que hay ahora en el país, apunta el experto. "Hay un riesgo muy importante tanto en la permanencia del virus, como en su difusión".

Cuanto mayor sea el número de jabalíes silvestres en España, más peligro hay de que el virus vaya saltando de un ejemplar a otro y pueda acabar colándose en las granjas de cerdo doméstico, desgrana Gortázar.

Desde el IREC han podido comprobar que hay una relación directa entre la cantidad de estos animales y las posibilidades de controlar un brote como el que se está viviendo en Cataluña. Según sus modelos matemáticos, "con una población menos abundante hay más posibilidades de poder controlar el brote rápidamente".

Sin embargo, no es la única patología de la que pueden ser vectores, cuenta Joaquín Vicente, también investigador del IREC. Al compartir especie con los cerdos domésticos, pueden contagiarles prácticamente cualquier patógeno que desarrollen, pero no son los únicos.

También pueden ser un peligro para el ganado bovino. Estos ungulados son "muy susceptibles" de contraer tuberculosis, una infección que es muy seria para los vacunos.

Los humanos no quedan fuera de esta ecuación, ya que estos animales pueden transmitirnos también la tuberculosis, además de otras enfermedades como la hepatitis E o la triquinosis, que cursa con síntomas digestivos, dolor muscular, fiebre y edema alrededor de los ojos.

Otros riesgos de los jabalíes en las ciudades

Calcular la cifra exacta de cuántos individuos de estos animales hay en España es una tarea muy complicada, exponen los dos expertos del IREC. Las estimaciones se hacen basándose en los ejemplares cazados cada año, pero, por ejemplo, no se tienen en cuenta los que mueren atropellados o por causas naturales, agrega Vicente.

Según las cifras del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, las estimaciones apuntaban a que este 2025 ya podía haber 2,4 millones de jabalíes en España. Teniendo en cuenta que en 2023 estas aproximaciones los cifraban en un millón y medio, queda clara la magnitud del problema.

Su presencia en el entorno urbano y periurbano es cada vez más habitual. En estas zonas encuentran alimento, refugio y estabilidad porque en muchos de estos territorios no se permite la caza ni otras medidas de contención, dice Gortázar. "Hemos creado una especie de paraíso para ellos en España".

Esta imagen puede resultar graciosa o entrañable en las redes sociales, pero Gortázar advierte de que no son inofensivos. Como cualquier animal salvaje, los jabalíes pueden ser impredecibles y acabar atacando a las personas.

Tras esto no hay un instinto predatorio, sino, más bien, un encuentro fortuito, desarrolla el catedrático. Puede ocurrir que, en busca de comida, se acerque a una población, se encuentre con un ciudadano que va a tirar la basura y le intente atacar para acceder al contenido de la bolsa.

Otro origen de las agresiones, continúa el experto, puede estar en las mascotas. Un ciudadano puede ir paseando a su perro y que el jabalí intente agredirle directamente o lo haga porque el can lo asusta, amplía.

Todo esto, sin contar con los accidentes de tráfico que pueden provocar. Según la DGT, los animales salvajes estuvieron implicados en más de 35.000 accidentes de tráfico en 2022, el 40% de ellos causados por estos ungulados, como contó EL ESPAÑOL hace un año.

La caza es una de las medidas propuestas desde el IREC para controlar la población de jabalíes. Sin embargo, no es suficiente, señala Vicente. Para conseguir controlarla habría que abatir a la mitad cada año y España está lejos de esas cifras, aunque ahora se cazan 10 veces más que en los años ochenta, dicen los dos expertos. "Estamos cerca del medio millón", apunta Vicente.

Otras formas de controlarlo es mediante capturas de ejemplares y el empleo de grandes depredadores en algunas zonas, pese a que en muchas ya no hay otros animales que les den caza.

La ganadería extensiva tiene también un papel muy importante. Gran parte de la multiplicación de estos ungulados en España ha sido por el abandono del medio rural y el aumento de los cultivos intensivos, que también suponen una fuente de refugio y comida para ellos, expone Gortázar.

Con la disminución de la ganadería extensiva, los pastos, que antes alimentaban a especies como las ovejas, han quedado vacíos y ahora sirven de alimento para los jabalíes. Recuperar esta práctica ayudaría a reducir considerablemente esta superpoblación, dice el catedrático. "Tendríamos una ventaja muy grande".