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Tomar el olivo

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Pese a quien pese, una de las señas culturales de España es el toreo. Calificado como arte, se trata de una empresa económica sin la cual mucha gente estaría en el paro y la especie de toro de lidia quedaría para un reducido número de parques cerrados, tipo zoo.

La sede del Congreso de los diputados parece la mitad de un ruedo; de esas plazas de toros donde se celebran festejos taurinos. La barrera, al menos en la tradición, estaba elaborada con madera de olivo. Uno de los dichos históricos era “tomar el olivo”, en referencia al salto del torero para resguardarse del acoso del astado. Hace años, del “ruedo” del Parlamento hubo un tipo que “tomó el olivo” y salió corriendo de las obligaciones adquiridas con sus electores. Sí, huyó para no votar con su partido en abstención a un candidato a la Presidencia del Gobierno, o haber votado no, como síntoma de tener güevos o cojones.

Hace unos meses, el citado tipo, se alió con todos los partidos que están contra la unidad de España, poniendo en jaque al estado en algunas comunidades autónomas. Hay algunos de esos golpistas en prisión provisional a la espera de juicio, ya que se estima el riesgo de fuga, como hicieron de manera cobarde sus compañeros de rebelión. Esa mayoría entregó el poder Ejecutivo a Pedro Sánchez Pérez-Castejón, el “saltador del olivo”.

Una de las funciones del Gobierno de España es elaborar los Presupuestos Generales del Estado. Esas cuentas sirven para programar los gastos e ingresos de toda la nación: previsión de ingresos y gastos. Estamos dentro de la Comunidad Económica Europea y, como el resto de socios, deben presentar el proyecto allí. Ellos, los técnicos de la Unión, analizan si son certeros, probables, ajustados a la política económica común o si son un un truño de tamaño descomunal.

El PSOE sustenta de manera principal al candidato, si bien algunos de sus ministros no son afiliados al partido, tiene cada vez un menor protagonismo en el gobierno. El asaltante se fía más del enemigo. Esta afirmación tiene su base, ya que ha firmado el acuerdo del Proyecto como “Gobierno de España” con Pablo Manuel Iglesias Turrión, líder masculino de “Unidos Podemos”. Es decir, un Estado ha firmado un acuerdo con una partida de partidos, algo inaudito.

Pero las cuentas no salen, no; al menos necesita 92 diputados para alcanzar la superioridad en el Congreso de los Diputados. El PSOE, al que está afiliado el Presidente del Gobierno, sólo tiene 84 y la mayoría son 176 votos. Resultaría extraño que un Doctor en Economía obviara tal dato. Sin embargo, las dudas sobre la autoría sobre su tesis doctoral, así como la confesión suya de “las matemáticas era una asignatura que odiaba en el colegio”, dejan claro que este tipo no es de fiar.

Si de confianza tratamos, nos viene a la memoria la hemeroteca de este tipo. Es complicado encontrar una afirmación que no fuera corregida por él mismo después de unas horas o días. Es más, llegó con la promesa de convocar elecciones, pero nos tuvo que concretar que “serán cuando se estabilice España”. ¿Han visto cuántas revoluciones diarias y nocturnas hay en las 52 provincias de España? Excepto el Golpe de Estado en Cataluña, cuyos principales dirigentes están en prisión provisional o en fuga, el resto está de lo más “tranqui”.

El asaltante ha dado una muestra más de ninguneo a su partido y votantes, como hiciera años atrás. Esta vez ha encargado negociar el apoyo al Proyecto de los Presupuestos a su aliado antinatural: Pablo Manuel Iglesias Turrión. Antinatural porque su propósito es superar los apoyos en las elecciones. ¿Quién daría su confianza a quien te quiere “robar la merienda”? Pues bien, este otro individuo es el enviado del Gobierno para negociar en prisión los votos del partido de Oriol Junqueras. Ese partido está representado por Joan Tardá y Gabriel Rufián en el Congreso de los Diputados. Pero, ya puestos a ningunear al PSOE por el propio saltador Sánchez y su aliado Iglesias, ¿por qué no eludir a los parlamentarios?

El individuo Iglesias ha de viajar a una prisión de Barcelona, donde se encuentra el presunto delincuente a espera de juicio. ¡Qué raro suena eso de “no negociamos con delincuentes”! Cierto, con “presuntos delincuentes”, sería más acertado, pero queda igual de feo acudir a prisión para ello.

¿A cuántas visitas tiene derecho un preso preventivo? ¿Y su duración? Parece que se está dando carta de notoriedad a alguien que, si estuviera en libertad, volvería a incurrir en el presunto delito, además de evadirse de la acción de la Justicia.

¿Quién tiene la culpa de esto? Por un lado el PSOE, que da el apoyo a un cobarde que huyó de sus obligaciones; por otro, ese malandrín, quien inclina la rodilla ante todos aquellos cuyos actos van en función de minar la nación española.

Recordemos todo a la hora de ser convocados a elecciones, sean europeas, generales, autonómicas o municipales. ¿Qué tiempo falta para que el “saltador del olivo” huya despavorido? Demasiado es poco.