Se veía venir. Pocas personas de pocos partidos estarán en desacuerdo, en que Cifuentes ha sido uno de los políticos más normales que hemos tenido en la Comunidad de Madrid en los últimos tiempos. Viendo cómo se desarrolló el caso de su máster, era de prever que, probablemente las irregularidades en la formación de los políticos fueran un asunto más endémico de lo originalmente pensado.
Y así ha resultado.
Con motivo o sin él (estamos en la era de la postverdad, ¿recuerda?), se ha seguido con Casado, y a continuación, señor Sanchez, les ha llegado el turno a ustedes. Su ministra de Sanidad ha caído y hoy hay más de 100 becarios repartidos entre sedes de formaciones políticas y sedes de medios de comunicación, revisando párrafo a párrafo su tesis.
Han puesto la rueda a girar y ahora todo el mundo está en duda. Todo el mundo, de todas las formaciones, va a ser investigado. No se equivoque, eso es positivo para los españoles.
¿Cuál era la estrategia? ¿Por qué pusieron ustedes la rueda a girar? ¿Fue oportunismo y falta de previsión? ¿O simplemente son de tal torpeza política que creían que no les salpicaría? Se puede decir exactamente lo mismo de “los tuits antiguos”, o de “los asuntos fiscales pasados”.
Quien a hierro mata, a hierro muere, señor Sánchez. Permítame un consejo político: no ponga nunca a girar una rueda que no pueda controlar.