La clasificación para la final de la Copa del Rey del Valencia afecta de lleno al fútbol alicantino, ya que su entrenador, José Bordalás, está a un paso de hacer historia en el deporte de la provincia. El técnico, que ya cuenta en su carrera con dos ascensos a Primera con Deportivo Alavés y Getafe y una clasificación para la Europa League con el conjunto madrileño, está a un solo paso de levantar el trofeo, algo que hasta la fecha, en más de un siglo de competición y 119 ediciones disputadas, solo ha logrado otro alicantino: Luis Costa.

Bordalás, además, será el tercer entrenador nacido en la provincia que estará en una final de la Copa del Rey tras el citado Luis Costa y José Quirante, natural de Cox, quien dirigió al Real Madrid y perdió una final del torneo ante el Espanyol de Barcelona (2-1) en 1929.

El técnico, nacido en 1883, tuvo una larga trayectoria en los banquillos en la prehistoria del fútbol, ya que además de entrenar al conjunto blanco dirigió a equipos como el Sevilla, Murcia, Betis, Cádiz y Hércules. En el equipo alicantino solo estuvo una temporada, justo después de la Guerra Civil, y lo dejó en la sexta plaza en Primera División.

Tuvieron que pasar casi seis décadas para que otro alicantino se sentara en el banquillo en una final de la Copa del Rey. En esta ocasión fue el turno de Luis Costa, quien acabaría haciendo historia en su club, el Real Zaragoza, y en el torneo. Costa, nacido en Alicante, disputó como jugador varios torneos de fútbol amateur, como la Copa San Pedro, hasta que en edad juvenil, y siendo jugador del Hércules, firmó por el Real Madrid en una operación que, curiosamente, trajo como cedido a Alicante a cambio a un tal Luis Aragonés, quien acabaría siendo leyenda del fútbol español.

Primer título

Costa no debutó en el Madrid y su carrera deportiva fue de cesión en cesión en clubes como Elche, Córdoba, Hércules, Mallorca, Girona y Zaragoza, donde echaría raíces.  El alicantino tuvo una larga trayectoria como entrenador en equipos modestos hasta que llegó a Zaragoza a mediados de los 80.

Su gran momento llegó en la final de la Copa del Rey de 1986, disputada en el Bernabéu, en la que su equipo derrotó al Barcelona de Terry Venables (1-0), que solo unos días después volvería a caer en la final de la Copa de Europa contra el Steaua de Bucarest por penaltis, gracias a un tanto del uruguayo Rubén Sosa.

Tras el éxito en la Copa, Costa pasó sin demasiado éxito por los banquillos de varios clubes, entre ellos el Elche, aunque también vivió momentos de gloria, como en el Alavés, al que ascendió a Segunda, hasta que a mediados de los 90 se instaló en Zaragoza como técnico de la cantera y hombre de club.

Tras la destitución de Juanma Lillo en los primeros meses de la competición, Costa, que había entrenado durante los últimos años al filial maño, tomó las riendas del equipo, al que llevó a una nueva final ante el mejor Celta de siempre. Contra todo pronóstico, el Zaragoza barrió a los celestes en la final (3-1), levantando un nuevo trofeo.

El escenario de la final, paradojas del destino, fue el estadio de La Cartuja de Sevilla, el mismo en el que Bordalás intentará tomar el relevo en nombre del fútbol alicantino y levantar el trofeo de Campeón de España, con el permiso del Real Betis, anfitrión y claro favorito.