Júlia, el icono de Alcoy que ha pasado de generación en generación desde que Isabel-Clara Simó lo publicara en 1983, tiene una nueva vida en los escenarios. La compañía La Dependent se encarga de esta versión que cierra su primera tanda de representaciones en el Teatro Principal de Alicante el próximo 18 de marzo.

"Es uno de esos proyectos que siempre quieres hacer, que son bonitos", cuenta ilusionado Joanfra Rozalén días antes de su vuelta a Alicante. A pesar de lo atractivo que podía serle, reconoce que "siempre ves los problemas de levantar un proyecto tan grande". Y adaptar una novela histórica con muchos personajes para un montaje teatral los tenía.

Una muerte especialmente dolorosa fue la que hizo que esas complicaciones se desvanecieran. Rozalén recuerda aún vívidamente el 24 de enero de 2020 cuando en el cementerio de su ciudad despedían en un acto muy sencillo a la autora. Allí estaba presente la secretaria autonómica de Cultura Raquel Tamarit y el responsable de esta compañía le propuso dar una nueva vida al legado de Simó.

Ese fue el resorte que levantó un proyecto que se antojaba complicado. Retratar la sangrienta revolución del petróleo de Alcoy con la fuerza de una protagonista que se convierte de obrera a burguesa. Aquel 2020 que arrancaba con la triste despedida a Isabel-Clara Simó iba a convertirse en un ilusionante año de trabajo para abordar todo lo que podía requerir un montaje con aspiración de quedarse en la memoria.

La preparación

Rozalén reitera lo bonito que les parecía poder trasladar las palabras de Simó a los escenarios. Y así fue el proceso a pesar de los retrasos que impuso la pandemia para un proyecto que llegó a Aldaia el 12 de noviembre pasado. En ese sentido, concede que había un factor especial que añadir, en La Dependent están habituados a hacer montajes "directamente dramáticos, no adaptaciones de una novela".

Otra mujer premiada era la opción natural para asumir esa labor, Gemma Miralles. Autora, actriz y directora "conocía la novela y valoraba las posibilidades". Habitual en el trabajo con la compañía también sabía cómo adecuarlo a las posibilidades. Aunque ahí Rozalén reconoce que cuando le llegó con una primera versión con 14 intérpretes le pareció demasiado para lo que se podía hacer en el contexto actual y pese a contar con la producción del Institut Valencià de Cultura.

En esa adaptación, Rozalén sabía que quería que "tuviera ese punto de la literatura, la esencia de la novela. Si comprábamos Júlia, no era para escribir otra cosa, sino que estuviera presente lo que expresa, con todas las contradicciones de su protagonista y toda su huella" para que "no se perdiera esa esencia de la revolución, la de la mujer trabajadora que acaba convirtiéndose en la patrona, con el precio que paga por ello".

Por eso insiste en que no querían recrear "un universo paralelo en otras dimensiones" sino que "estuviera presente lo que significó". Y en ese sentido contaba con una referencia, Rozalén había leído los manuscritos que había hecho la propia Isabel-Clara cuando se pensaba en adaptar la novela para el cine o la televisión". El resultado, del que están particularmente orgullosos, se ha publicado también en la colección de teatro de Bromera.