El encanto de la Costa Blanca va mucho más allá de Benidorm. La imagen turística, nacida en el siglo pasado, dio fama mundial a la ciudad. Sin embargo, tanto en el litoral como en el interior aparecen pequeños pueblos blancos de luz intensa. Paisajes de inmensa belleza desde Denia, en el norte, hasta Pilar de la Horadada, en el sur.

A orillas del Mediterráneo

Altea es uno de esos pueblos fácilmente reconocible por los viajeros que se acercan a la Costa Blanca. Su casco antiguo lo convierte en uno de los más pintorescos. Un centro histórico repleto de casas blancas en calles empedradas, donde no faltan tiendas de artesanía o restaurantes.

Entre sus edificios destaca la Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Consuelo, con dos cúpulas azules conocidas como Cúpula del Mediterráneo. También merecen una visita el Templo ortodoxo del Arcángel Miguel, la Iglesia Monasterio de las Carmelitas Descalzas, la Torre de la Galera o la Torre de Bellaguarda. Su playa de aguas cristalinas atrae a un gran número de amantes del mar y del sol.

Calpe posee uno de esos símbolos que identifican a toda la zona. Es el Peñón de Ifach, una gran roca que alcanza los 332 metros de altura. Desde lo más alto se contempla la mejor panorámica de Calpe y abajo, a sus pies, aparece un interesante yacimiento arqueológico, la Pobla de Ifach.

Además del Parque Natural del Peñón de Ifach, Calpe presume de sus bellísimas playas pero también de joyas repartidas por su trazado arquitectónico como la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, la Ermita de San Juan de la Cometa, el Castillo-Fortaleza, la Torre del Molí y la arquitectura natural de los Baños de la Reina. Cuenta la leyenda que una reina mora bajaba a darse un baño a las piscinas naturales situadas en un misterioso palacio costero, una piscifactoría construida por los romanos hace casi dos mil años. Un enclave histórico repleto de galerías y túneles acuáticos.

Santa Pola ha cobrado protagonismo a lo largo de la historia por el mar y sus playas. Cinco de ellas cuentan con bandera azul: Calas del Este, Varador, Tamarit y las Calas Santiago Bernabéu. También cuenta con miradores que ofrecen unas vistas espectaculares. Ejemplo de ello son los de Gran Alacant, desde donde se pueden contemplar las Dunas de los Arenales del Sol y la Bahía de Alicante; el mirador del Faro, una antigua torre Vigía; el mirador de Torre Escaletes; o el mirador junto a la Torre del Tamarit, uno de los lugares más fotografiados de la Comunidad Valenciana.

Xàbia es popularmente conocida por sus playas y calas de aguas transparentes y cristalinas, muy frecuentadas por los amantes del snorkel y el submarinismo. Su trazado medieval le confiere una gran belleza, con edificios notables como la Iglesia-Fortaleza de San Bartolomé, de estilo gótico isabelino y declarada Monumento Artístico Nacional, el Ayuntamiento, el Mercado Municipal de Abastos y las ostentosas casas de la burguesía local construidas a finales del siglo XVIII.

Villajoyosa, capital de la Marina Baixa, es un pueblo pesquero con gran tradición en la costa alicantina. En el Barrio de los Pescadores resulta imposible no caer en las grandes tentaciones de su gastronomía local. Su historia se remonta tres mil años atrás y posee ruinas romanas bien conservadas. Visitar Villajoyosa pasa por conocer las ruinas de las termas de Allon, el Santuario de Malladeta o el embalse de Amatorio.

La belleza del interior

Guadalest ha sido declarado Conjunto Histórico-Artístico y en él se pueden contemplar construcciones como el Castillo de Guadalest, uno de los más visitados de España. Pasear por su muralla, sus calles, el centro histórico o los restos antiguos de la fortaleza permitirá experimentar el ambiente medieval de la localidad. Un pueblo de raíces musulmanas enclavado en un precioso valle. No se puede olvidar la prisión medieval, el aljibe, el pantano de Guadalest o su cementerio, situado en lo alto del Castillo, uno de los más fotografiados de Europa.

Sax se encuentra en la comarca del Alto Vinalopó de Alicante, en la cara sur de una gran peña coronada por un hermoso castillo roquero. Además de la belleza de su entramado rural, cuenta con otros importantes reclamos turísticos como las rutas por el sendero botánico, la ruta de los sentidos o la del castillo.

Entre su patrimonio arquitectónico y cultural destacan el castillo, la Iglesia de la Asunción, la Ermita de San Blas y la Colonia Santa Eulalia, aunque no se puede dejar de lado su casco histórico de origen árabe. Además, la calle Mayor está jalonada por edificios de la segunda mitad del siglo XIX como la Casa de la Comparsa de Caballeros de Cardona o la Casa de Alberto Sols.

Polop de la Marina, también en el interior de Alicante, se sitúa en el corazón de la Comarca de la Marina Baja. Sobre la cima de una colina se alzan su castillo, de origen musulmán, y su muralla medieval. Pero, además del Santuario de la Divina Aurora y la Iglesia de San Pedro, una de sus postales más reconocibles es la de las Fuentes de Polop. 221 chorros de agua fresca que mana desde tiempo inmemorial.

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