Una manifestación este miércoles en Boston en la que se reclamó la salida del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) de Massachusetts y Los Ángeles. Efe
Temor a redadas migratorias en Los Ángeles deja semi vacía una fiesta de 15 años: se esperaban 200 personas
A la fiesta, llevada a cabo en Rowland Heights, llegaron únicamente 40 personas.
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En una comunidad del este de Los Ángeles, lo que debía ser una noche de celebración se transformó en un evento marcado por la ausencia. Una familia latina organizó una fiesta de 15 años con todo lo necesario para reunir a 200 personas, pero solo llegaron 40. La razón, según relatan los anfitriones, fue el creciente temor a las redadas migratorias en la zona.
“Muchos tenían miedo”: la celebración afectada por la política migratoria
La fiesta se llevó a cabo en Rowland Heights, una zona con fuerte presencia de familias migrantes. María Álvarez, madre de la quinceañera, contó a NBC Los Angeles que días antes del evento comenzaron a recibir llamadas de familiares y amigos cancelando su asistencia. El motivo: rumores sobre operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en las cercanías.
“Muchos tenían miedo. Me dijeron que no querían arriesgarse”, explicó Álvarez. La familia había preparado comida, música y decoraciones para una fiesta grande, pero gran parte de lo planeado quedó sin usarse. Según narró la madre, quien señaló que invirtió cerca de 15 mil dólares, la joven festejada intentó mantener la sonrisa, aunque notó de inmediato la ausencia de muchos de sus seres queridos.
Univision reportó que la baja asistencia coincidió con la presencia de patrullas migratorias en vecindarios cercanos, lo que generó alarma entre la comunidad. Incluso algunos invitados que ya estaban vestidos para asistir decidieron quedarse en casa ante el temor de ser detenidos o puestos bajo revisión.
Un reflejo del ambiente migratorio actual
El caso no es aislado. Según Telemundo 52, varias comunidades del sur de California han reportado cambios en sus actividades sociales y comunitarias debido al miedo a detenciones sorpresivas.
Algunas iglesias y organizaciones han optado por suspender eventos o cambiar sus ubicaciones, mientras que familias evitan reuniones públicas grandes.
La experiencia de la familia Álvarez es solo una muestra del impacto que las políticas migratorias pueden tener incluso en los momentos más personales. A pesar de todo, María afirmó que su hija “se sintió feliz con quienes sí llegaron” y que no permitirá que el miedo le quite la alegría de un momento tan especial. “Esta fiesta era para ella, y aunque fue más pequeña, estuvo llena de amor”, concluyó.
