Estíbaliz Ruiz Gutiérrez, dueña de un restaurante.

Estíbaliz Ruiz Gutiérrez, dueña de un restaurante. Instagram (@estirizos)

Sociedad

Estíbaliz Ruiz (32), dueña de un bar: “No me gusta que vengan niños o padres que no controlan a sus hijos”

La hostelera compartió su experiencia en redes sociales exponiendo que su local es 'kid friendly', pero para niños educados.

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Las claves

Estíbaliz Ruiz, dueña de un bar, expresó su malestar por la falta de control de algunos padres sobre sus hijos en su local.

Relató que varios niños corrieron, saltaron sobre los muebles y dañaron la decoración sin que sus padres intervinieran.

Ruiz aclaró que no está en contra de los niños, pero pide a los padres que se responsabilicen para respetar a los demás clientes.

La hostelera prefiere perder ingresos antes que permitir que su inversión y ambiente se vean perjudicados por comportamientos irrespetuosos.

La dueña del local, Estíbaliz Ruiz Gutiérrez, se desahogó en redes sociales y compartió una molesta experiencia con unos padres que llevaron a sus hijos a su restaurante a comer.

Ruiz Gutiérrez señaló que los pequeños estuvieron corriendo por los pasillos, saltando en los muebles del local y destrozando la decoración sin que los padres se inmutasen al respecto.

Con esto, a pesar de que "tengo un conflicto interno muy grande", respecto al tema, la hostelera decidió compartir la experiencia aclarando a los padres que "vuestros hijos son bienvenidos, pero por favor, contrólenlos".

"Me da más vergüenza a mí"

"Quiero hacer una pregunta sobre un tema que me genera un conflicto interno muy grande y para el cual necesito desahogarme y recibir ideas", comenzó explicando la hostelera.

Con esto expuso la incómoda situación: "Teníamos una mesa de siete personas, cuatro de ellas eran niños que empezaron a correr por todo el pasillo de arriba a abajo".

Señaló que, además de dicha familia, había otras personas en el local que intentaban disfrutar de su comida mientras los pequeños correteaban por el restaurante. "El local es pequeño y yo, desde la cocina, sufro por el resto de las personas que están ahí", confesó.

Así, aprovechó para aclarar que "entiendo que un niño es un niño, pero para eso están los padres, para controlarlos y no limitarse con un simple 'pórtate bien o nos vamos a la casa'".

Tras aclarar que la desastrosa situación realmente no es culpa de los hijos, añadió que "no me gusta que vengan niños así o padres que no los controlan".

Ruiz Gutiérrez explicó que esto es porque "me pongo muy nerviosa viéndolos correr, dándole golpes a la ventana mientras cocino o cogiendo las cacerolas o cosas de decoración".

Tras dicho preámbulo, la dueña intentó ilustrar el comportamiento de los cuatro niños: "Me duele que salten en el sofá de mi abuela, en el que he invertido dinero para arreglar y tapizar; siento que destrozan mi inversión".

Con ello, nuevamente quiso aclarar que "no estoy en contra de los niños", y que este no es el punto de esta reflexión, sino que "se respete la experiencia de los demás" y exponer el sentimiento de impotencia del dueño del local frente a dicha situación.

"Este tema me tiene con el estómago encogido", continuó la hostelera, haciendo énfasis una vez más en la frustración de ver una situación como aquella sin poder hacer nada al respecto y que, además, "los padres no llegan a sujetarlos ni ponerse serios con ellos".

"Yo no busco atacar a los niños, sino pedir ayuda a los padres: vuestros hijos son bienvenidos, pero por favor sujétenlos para que respeten a las otras mesas que vienen a estar tranquilas", rogó Ruiz Gutiérrez.

Con esto, expuso contundente que "soy kid friendly, pero kid friendly de niños educados cuyos padres se hacen responsables de su comportamiento", agregando que hay más personas del sector que tienen la misma sensación.

Como dueña del local, manifestó que "he hecho una inversión de dinero brutal y no quiero ser desagradable, pero no me gusta que rompan las cosas o las traten mal".

En esta misma línea recalcó que, a pesar de entender que en muchas ocasiones los padres buscan salir y relajarse, esto no debe ser "a costa de no estar pendientes de sus hijos en un sitio público tan pequeño".

De esta manera, señaló que "prefiero perder esa parte económica y no ganar dinero" a cambio de que el resto del local no pase un mal rato, principalmente porque a la hora de disculparse con las mesas, "me da más vergüenza a mí que a los padres".

Finalmente, concluyó su reflexión explicando que "lo que quiero es que se cuide el sitio y que venga gente educada, sean mayores o niños". Volviendo a recalcar que, a pesar de que los niños pueden ser inquietos, "no tienen por qué correr por los pasillos y aporrear el cristal".