Cerramos un año marcado por unos acontecimientos que nunca hubiéramos imaginado que nos pudiera tocar vivir. Hemos tenido que quedarnos en casa, confinados, sin posibilidad de estar cerca ni siquiera de nuestros más allegados, si no convivían en el núcleo familiar. Sin embargo, eso no ha impedido que muchas personas hayan encontrado la fórmula para poder ayudar a quienes se encontraban en situación de necesidad por diversas circunstancias. Un grupo importante de esas personas pertenece a la Asociación Corazón y Manos. Una organización sin ánimo de lucro que nace en 2017 por iniciativa de un grupo de trabajadores de la empresa Clece, muy comprometidos con las causas sociales, que detectan la existencia de situaciones entre sus compañeros, que requieren acciones de ayuda de diversa índole. Así ocurrió con una empleada de la compañía cuyo marido convalecía en plena pandemia a causa de una leucemia. Resultó que ambos tuvieron que ser ingresados por COVID-19 y cuando llegó el momento de regresar a su casa para la recuperación, resultó que la vivienda no reunía las condiciones adecuadas para ello. Fue entonces cuando Corazón y Manos se dedicó a buscar una vivienda para ellos así como mobiliario básico

La pandemia ha marcado de forma drástica las acciones de Corazón y Manos porque ha dado lugar a situaciones de extrema necesidad en numerosos casos y ha acentuado situaciones de vulnerabilidad en otros. Uno de los graves problemas que hubo que afrontar fue la cobertura de necesidades básicas como la alimentación. Durante los momentos más duros de la crisis sanitaria, trabajadores en la delegación Sur de Clece, miembros también de Corazón y Manos, decidieron organizar una campaña de recogida de alimentos a la que se sumaron trabajadores del Servicio de Ayuda a Domicilio y de escuelas infantiles de la zona, lo que generó un efecto llamada que al final atrajo también aportaciones por parte de familiares y vecinos. La acción dio como resultado la recogida y donación de más de 60.000 kilos de alimentos que se distribuyeron entre más de 5.000 familias en situación de precariedad. 

Pero el trabajo de Corazón y Manos no termina aquí. En el mes de julio la asociación sin ánimo de lucro también se preocupó este año por cubrir otra necesidad como era tener una vivienda en condiciones dignas. Para ello llevó a cabo una colaboración con Cooperación Internacional cuyos voluntarios, en su mayoría universitarios, y en algunos casos estudiantes de ESO, dedicaron su tiempo de voluntariado a pintar las casas de personas con escasos recursos, entre ellos, trabajadoras de Clece que fueron víctimas de violencia de género y empleados de la compañía que se encontraban en situación de riesgo de exclusión y que además habían padecido la COVID-19. Gracias a esta acción uno de los receptores de la ayuda aseguraba que tenía la sensación de estrenar casa y reconocía que “se ve más blanco y la casa huele diferente”. Por su parte, uno de los voluntarios afirmaba: “Lo mejor es cuando estas familias están felices por verse ayudadas por otros, me parece un regalo compartido entre los que ayudan y los ayudados”.

Anaso en compañía de su familia el día de su llegada a España.

Anaso en compañía de su familia el día de su llegada a España.

El año avanzaba y la asociación se encontró con un nuevo reto: reunir a la familia de Anaso, un empleado de la compañía que con 17 años llegó de Nigeria a España como último recurso para que su familia pudiera salir adelante. Cuando empezó a trabajar en Clece en el sector de la limpieza, enseguida se granjeó el cariño de sus compañeros y el reconocimiento de sus jefes. Poco a poco fueron conociendo su situación: en qué condiciones llegó a nuestro país, cómo se abrió paso para labrarse un futuro, que se casó en 2011, después nacieron sus tres hijos y que apenas los veía pues se encontraban con su mujer en su país de origen, y de su deseo por poder vivir aquí con todos ellos. Corazón y Manos se puso nuevamente en marcha para ayudar a Anaso a realizar todos los trámites requeridos para que la reunificación familiar se llevara a efecto y que todo estuviera a punto, incluidos juguetes para los pequeños, donados por miembros de Clece a través de la asociación. Finalmente el 8 de octubre tuvo lugar el reencuentro. Poco después Anaso reconocía feliz: “es un regalo saber que mi familia me está esperando en casa”.

A medida que la asociación se va consolidando, son más los acuerdos a los que llega con diferentes entidades, como el firmado en octubre de este año con la Clínica Jurídica de Comillas ICADE para poder ofrecer asesoramiento jurídico gratuito a personas en situación de vulnerabilidad que se encuentran con dificultades para realizar trámites administrativos o de otra naturaleza. 

También ha tomado parte en la campaña “Mirada Solidaria Navidad” de Fundación Multiópticas, consistente en la donación de 4.000 gafas a varias entidades sociales que trabajan con colectivos vulnerables, una de las cuales es Corazón y Manos. 

Siguiendo la línea de ayuda a personas en situación de emergencia social, se puso en marcha la última campaña solidaria del año, “En tus manos está vestir esta percha”, con el fin de recoger ropa en diferentes lugares de España para hacerla llegar a aquellos que más lo necesitan y que logró recolectar más de 18.000 kilos de ropa.

Esto es solo una muestra de lo que la asociación Corazón y Manos ha llevado a cabo este año, y que continúa trabajando con el propósito de brindar su apoyo y su ayuda a todos aquellos que puedan encontrarse en una situación de emergencia social.