Rubén Domínguez en las oficinas de GMV.

Rubén Domínguez en las oficinas de GMV. Cedida

Reportajes

Rubén Domínguez, el ciego matemático que guía satélites en la Agencia Espacial: "Me han rechazado en algún taxi"

Nacido en Cáceres en 1975, es programador en el proyecto Galileo de la Agencia Espacial Europea (AEE), un sistema de navegación para posicionamiento y sincronización.

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Rubén Domínguez es ciego y programador en el proyecto Galileo donde se encarga del software del centro de control de satélites de la Agencia Espacial Europea (AEE). En sus primeros años vivía en un pueblo de la provincia de Cáceres con sus padres y sus hermanas, pero al no haber enseñanza integrada para niños como él, su familia tuvo que hacer el esfuerzo de mandarle con 7 años a un internado de la ONCE en Madrid.

Fue ahí donde pudo conocer a más personas ciegas, una experiencia que valora positivamente. Él nació con ceguera, pero eso no le impidió poder estudiar. Antes de llegar a Madrid, en su pueblo había una señora que sabía braille y que se prestó a enseñarle.

Fue entonces cuando fueron a la ONCE y compraron una regleta para poder escribir, además Rubén iba a su casa algunas tardes cuando ella podía y gracias a eso aprendió algo de braille.

Rubén Domínguez, en las oficinas de GMV, empresa encargada del programa Galileo.

Rubén Domínguez, en las oficinas de GMV, empresa encargada del programa Galileo. Cedida

Aunque ir a Madrid fue positivo para su desarrollo personal, el cacereño tiene claro qué fue lo más difícil en esa situación: "Estar lejos de tu familia, cuando uno es pequeño eso te marca de alguna manera. Pero por lo demás era lo que había que hacer", explica en conversación con EL ESPAÑOL.

Por otro lado, Rubén dice que no cree que haya mucha diferencia entre este colegio y uno convencional. La diferencia, al fin y al cabo, reside en que los alumnos son gente con la que se convive más que en otro tipo de colegios y eso "te deja un poso".

Un problema que afecta a muchas personas con discapacidad es la falta de accesibilidad o de adaptación al mundo que les rodea, en el que en determinadas situaciones se enfrentan a obstáculos. Bien es cierto que, a medida que pasan los años se producen avances que facilitan la vida de personas con discapacidad y aunque quede trabajo por hacer, Rubén tiene una buena percepción de esos progresos.

"Todos los avances que se hagan en accesibilidad siempre los valoro bien, queda todavía mucho por hacer, pero lo que se ha hecho está bien y que se siga haciendo y se siga mejorando. Falta muchísimo todavía y eso está claro, pero no voy a negar que desde que yo era pequeño hasta ahora ha cambiado bastante", argumenta el matemático.

Obstáculos en la vida diaria

Para Rubén aún hay determinados aspectos que tienen margen de mejora: "La inclusión en accesibilidad para las personas ciegas, creo que de momento hay cosas que se han hecho bien, pero no podemos garantizar una independencia real en lo que es la sociedad, cuando hay muchas cosas que se podrían hacer, pero que todavía no se han hecho".

Sobre todo es necesaria la mejora de los semáforos sonoros en Madrid: "Dejan de funcionar a las 10 de la noche y empiezan a funcionar a las 8 de la mañana". Además, las personas ciegas tampoco lo tienen fácil cuando tienen que acudir a un hospital o a una consulta médica: "Hay pantallas y en eso hemos empeorado, porque antes tú llegabas allí, sabías dónde estaba la consulta, tu médico sabía que te tocaba, salía y te avisaba".

Rubén paseando a su perro James por las oficinas de GMV.

Rubén paseando a su perro James por las oficinas de GMV. Cedida

Es por eso que en esa situación se presenta la necesidad de estar esperando, ir con una persona voluntaria que avise al médico de que se tiene que quedar ahí... "Yo me siento más dependiente en esos aspectos e igual pasa cuando voy a hacer algo a una oficina de la Administración Pública, ahí siento que hemos retrocedido", explica el extremeño.

Estudiar una carrera de por sí puede ser un reto, pero hacerlo con una discapacidad puede que lo sea aún más, aunque Rubén lo ve como otra manera, ya que sus métodos eran diferentes a los de sus compañeros: "Tuve muchísima suerte con los amigos que tuve en la carrera, me ayudaron muchísimo cuando no tenía los libros transcritos a tiempo o cuando el profesor daba apuntes ellos me los leían".

Vocación matemática y programa Galileo

Además, Rubén— que estudió en la Complutense— trataba de pactar con los profesores que ellos fueran diciendo todo lo que ponían en la pizarra, para posteriormente irlo copiando en una máquina que tenía, para después imprimírselo en braille. Muchas veces le faltaba algo, pero se subsanaba comparando sus apuntes con los de sus compañeros.

El cacereño no recuerda la primera vez que se interesó por las matemáticas: "Lo tengo asociado a toda la vida, hubo un tiempo en el que dudé un poco porque la ONCE tenía una escuela de fisioterapia y era algo que me llamaba la atención, porque es un entorno que conozco y además es algo bonito y tiene que ver con ciencia. Por otro lado, física me gustaba bastante, pero al final me decanté por las matemáticas".

Rubén Domínguez, trabajando en el software del centro de control de satélites

Rubén Domínguez, trabajando en el software del centro de control de satélites Cedida

El proyecto Galileo consiste en un sistema de navegación por satélite europeo, desarrollado por la Agencia Espacial Europea y financiado por la Unión Europea.

Se encarga de la provisión de servicios de posicionamiento, es decir de geolocalización. "Yo estoy encantado de trabajar ahí, se me presentó la oportunidad cuando terminé la carrera y la verdad que encantado", explica Rubén.

Al inicio, cuando entró no sabía que era Galileo, pero ahora se muestra muy contento por trabajar ahí. "Ahora mismo estoy trabajando en el equipo que hace el software del centro de control de satélites, estoy programando en ese equipo".

Trabajo accesible

Se trata de un sistema similar al GPS, según explica el extremeño: "Es como el GPS que usamos todos los días cuando queremos ir a un sitio que no conocemos, pero GPS es la constelación americana, GLONASS es la rusa, BeiDou es la china y Galileo es la que se está haciendo en Europa".

Obviamente, Rubén se enfrenta a dificultades en su día a día también en el trabajo: "Hay veces que cuesta, pero yo llevo trabajando mucho tiempo aquí y las cosas que veo que me van a costar más, pues estamos en un equipo y lo bueno de eso es que no todo depende de ti y que lo que puedes hacer tú, lo puedes hacer mejor que otra persona y otras cosas que tú no puedes lo hacen ellos".

Lo bueno de trabajar en equipo es que las tareas se pueden repartir y eso ayuda mucho a personas con discapacidad. También hay herramientas que facilitan mucho el trabajo, tanto es así que se vuelven imprescindibles para Rubén: "La línea Braille y el lector de pantallas que es un software que está instalado en un dispositivo, en este caso ordenador".

Una herramienta que ofrece métodos para interactuar con el ordenador: "Te va diciendo lo que escribes, lo que está escrito, el nombre de los programas y a la vez tienes una línea braille que te permite leer lo que hay en la pantalla, por ejemplo para cosas de letras tiro de voz, pero cosas de matemáticas o de código en braille porque me entero mejor".

Un compañero inseparable

Rubén se muestra esperanzado con el futuro, más concretamente respecto a la accesibilidad: "La accesibilidad por un lado y el desarrollo por otro no iban de la mano, tú antes tenías un ordenador, tenías que instalarle un lector de pantallas que costaba un dinero para poder usarlo, pero ahora los ordenadores vienen con su lector de pantalla, los teléfonos móviles vienen ya con su propio lector de pantallas"

Se facilita la accesibilidad y por otro lado permite que Rubén pague lo mismo que cualquier otra persona, por lo que se beneficia la inclusión. Precisamente un tema que tiene que ver con la inclusión es la discriminación positiva, de la que Rubén comenta que "está bien como medio, pero no como fin".

"Es algo que debe tender a desaparecer, pero tiene una justificación. Me parece que debe tratarse como medio para que las personas discapacitadas poco a poco vayamos demostrando qué podemos hacer y que la sociedad vaya dando medios. Pero esa discriminación positiva tiene que ir desapareciendo cuando ya no sea necesario", argumenta Rubén.

Los pasos para lograr una verdadera igualdad de oportunidades según Rubén: "Concienciar a la sociedad de que tener una discapacidad no te hace superior o inferior. Desestigmatizar lo que es una persona con discapacidad y quedarnos solo con que son personas. Después se podrían romper las barreras mentales que nos autoimponemos las personas discapacitadas y las que nos pone la sociedad".

Rubén Domínguez trabajando y acostado en la oficina su perro guía James.

Rubén Domínguez trabajando y acostado en la oficina su perro guía James. Cedida

Su vida sin perro guía sería mucho más difícil: "Para mí lo es todo, es una pasada, este es mi cuarto perro guía, se llama James, tuve antes a Mickey, Zidane y Han. Es una maravilla tenerlo no solo por cómo te ayudan, sino por la vida que te dan, me encantan los animales y es estar todo el día con un compañero que te lo da todo casi sin pedirte nada, lo malo es que los perros duran muy poco y se pasa fatal cuando no están".

El perro es un compañero esencial "porque cuando te dan un perro guía te exigen saber andar con bastón, el perro te soluciona algo que no lo hace el bastón, que es ir sin estrés". Pero a pesar de lo positivo que tienen estos animales—que suponen de gran ayuda a las personas ciegas—, aún hay gente que los mira con recelo.

"A mí me ha pasado de todo, pero pocas veces para lo que me muevo. De vez en cuando en algún taxi, úber, etc me han rechazado o se han intentado ir y he tenido que poner alguna denuncia. Hay gente que si me increpa yo suelo pasar. Porque si me lo preguntan bien, tú les explicas, pero cuando empiezan atacando sabes que no vas a llegar a nada con ellos", expresa el cacereño.