Jorge M. Luna es el presidente de las juventudes falangistas de Aragón y dice tener estima por la figura del dictador.

Jorge M. Luna es el presidente de las juventudes falangistas de Aragón y dice tener estima por la figura del dictador. Cedida

Reportajes 50 ANIVERSARIO DEL 20N

Pablo, Jorge y los jóvenes que 'adoran' a Franco a los 50 años de su muerte: "Los abuelos dicen que con él se vivía mejor"

Un estudio elaborado por SocioMétrica para EL ESPAÑOL muestra que el 35,9% de los ciudadanos se muestra "a favor" de lo que "supuso" el franquismo. De estos, el 41,36% son menores de 35 años.

Más información: La Asociación de la Memoria Histórica pide al Gobierno que multe a Juan Carlos I por hablar bien de Franco en sus memorias

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Pablo Gómez Fernández tiene 22 años, estudia en Madrid y afirma "simpatizar con una dictadura".

Se autodenomina franquista, a pesar de que ese hombre al que ahora añora fue el líder del mismo bando nacional que asesinó al tío de su abuelo materno, "que fue uno de los últimos alcaldes republicanos de una localidad gaditana".

Admite que su familia nunca ha sido "izquierdista", sino que, como en muchas otras, "había diversidad de pensamiento". Pero, paradójicamente, fueron los parientes por parte de madre los que comenzaron a "defender el régimen". Ahora, él hace lo propio 50 años después del fin del mismo.

Por su parte, Jorge M. Luna tiene 21 años y es el presidente de las Juventudes Falangistas de Aragón. No se considera franquista, "pero tampoco anti".

Como falangista, dice, debe "dar gracias al general" porque "aunque tuvo unas relaciones muy malas con la Falange, también tendió la mano a muchos falangistas". Aunque no siempre ha pensado así. Confiesa que fue a los 16 cuando, en plena pandemia, despertó su interés por la política.

Antes, le daba "completamente igual". "Tenía muchas simpatías por ciertas ideas de partidos como Podemos, por ejemplo, cuando hablaban de nacionalizar la banca. También me gustaba cuando Vox decía que había que acabar con el independentismo en Cataluña, pero no me posicionaba".

Fue entonces cuando se topó, "por casualidad", con un vídeo de citas de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, y todo le empezó a quedar "bastante claro".

Jorge M. Luna, presidente de las juventudes falangistas de Aragón.

Jorge M. Luna, presidente de las juventudes falangistas de Aragón. Cedida

"En la izquierda y en la derecha no existe un remedio total para todos los españoles ni para ningún pueblo humano. Como su propio nombre indica, los partidos parten, no saben unir a las personas, sino separarlas en minorías", comparte en conversación con este medio.

Admite que lo que buscaba era unas ideas que le "ayudasen a ayudar" a sus compatriotas, a sus "hermanos españoles, para que permanecieran unidos y que no estuvieran divididos por barreras artificiales, como consideraba que eran la derecha, la izquierda y los partidos políticos".

"Por eso me interesé inmediatamente por la Falange", sentencia. En contra de su familia, que no se lo tomó bien y no entendía su parecer porque, según él, "ya han mamado la democracia", comenzó a militar para defender lo que para él son "las ideas correctas", poco antes de cumplir los 17.

Con el paso del tiempo, y teniendo ya sus propios pensamientos "que pueden ser mucho más radicales que los de la Falange", se afilió al cumplir la mayoría de edad.

Ya como presidente, y "completamente en contra" de una situación que va a derivar en "unos jóvenes sin futuro y en la desaparición de los españoles como raza y como pueblo" gracias a una "inmigración legal e ilegal patrocinada por todos los partidos políticos", prefiere "perfectamente" el régimen "al gobierno del actual presidente o al de cualquier partido, ya sea Vox, PP, o el Frente Obrero".

Pero como él y como Pablo se posicionan ya el 35,9% de los ciudadanos españoles, que se muestran "a favor" de lo que "supuso" el franquismo, según un estudio elaborado por SocioMétrica para EL ESPAÑOL. De estos, el 41,36% son menores de 35 años.

Aunque para el doctor en sociología Rubén Díez García no exista "un repunte juvenil específico, sino una inercia generacional que se mantiene con el paso del tiempo", tal y como ha compartido con este medio, los datos parecen dejar constancia de que algo se está cociendo entre el sector más joven de la población.

De hecho, Jorge asegura que, en este último año, "han sido muchos los jóvenes que se han acercado a la Falange". "Ya no sólo de mi edad, sino chicos de 13 o 14 años sin permiso de sus padres, con una sonrisa en la cara por querer defender a España. El año pasado no pasaba o no pasaba tanto, pero este año sí", añade.

En una época de viralización fácil gracias a las redes sociales –que este joven definía como "un instrumento de lavado de cerebros" pero que organizaciones como la suya usan ahora para difundir un "llamamiento a la reconquista"–, el blanqueamiento del régimen fascista en plataformas como TikTok hace que cientos de jóvenes muestren su apoyo a una dictadura extinta.

La misma que dejó una España sin derechos, como el de la libertad de expresión que hoy ejercen para transmitir lo transcrito en estas líneas.

"Con Franco se vivía mejor"

A pesar de que ninguno ni siquiera eran proyectos de existencia en la época del régimen, parecen coincidir en la premisa –que ya se ha convertido incluso en un cliché– de que con Franco "se vivía mejor".

Lo mismo piensa Paco, otro estudiante con el que se ha puesto en contacto EL ESPAÑOL, que, asegura, "en una España en la que ningún partido político hace nada", comparte junto a sus abuelos el sentimiento de que "con Franco era más seguro todo". "E incluso éramos autosuficientes", señala.

Pablo, además, añade que no es "nada descabellado" que sus abuelos simpaticen con una dictadura "ya que son los únicos que realmente la vivieron y que observan cómo la España que construyeron no es la misma que recibirán sus nietos".

Sin embargo, su relato no parece ser compartido con el resto de personas de su generación. El 54,94% de los ciudadanos mayores de 60 años considera muy malos o malos los años de la dictadura franquista para España y los españoles, frente al 27,48% que los califica como buenos o muy buenos.

Es más, son precisamente los jóvenes los que incrementan esta cifra, subiendo hasta seis puntos el porcentaje (33,7%) de menores de 35 años que consideran los tiempos de franquismo como buenos o muy buenos. En este sentido, parece que quienes valoran más positivamente el régimen son los que ni siquiera lo han vivido.

La España de unos pocos

Jorge dice haber "estudiado bastante" la época de dictadura franquista. Pablo, más de lo mismo. Ambos concuerdan en que el régimen "tiene muchos errores y aspectos a mejorar", y se muestran contrarios a algunas de las medidas que se tomaron bajo el mandato de Franco.

El primero no perdona que fuera precisamente el dictador quien unificara la Falange y el carlismo, lo cual considera una "traición" a su ideología.

Del mismo modo, define como "detestable" la ley de libertad religiosa "que hizo para permitir que protestantes y judíos volvieran a España a campar a sus anchas y a hacer proselitismo de una fe que es falsa".

El segundo encuentra, en concreto, "diferencias en la gestión temprana del régimen, influenciada mayoritariamente por la Falange", cuyas políticas le resultan "demasiado intervencionistas y que en algunos casos definiría como de socialistas que van a misa".

Además, cree "firmemente" que "el éxito del régimen se dio cuando las medidas se basaron en la protección de la familia española, de su identidad, de su industria y de su campesinado, acompañadas de una gestión de las arcas destinada a una inversión real en infraestructura sin sacrificar el bolsillo de sus ciudadanos".

Pero veamos el "éxito" con datos. La primera etapa del franquismo (1939-1959) estuvo marcada por una política económica autárquica.

Entre 1939 y 1942, al menos 200.000 personas murieron en España de inanición o enfermedades derivadas de la malnutrición, tal y como recoge el historiador Miguel Ángel del Arco Blanco en su ensayo La hambruna española.

Y esta autarquía no fue una respuesta inevitable a las circunstancias, sino una herramienta política deliberada para controlar a la población.

El intervencionismo económico franquista de los años 40 generó un descenso de la renta per cápita, una disminución de salarios y aumento del desempleo (superando los 400.000 parados en 1949)​ y la proliferación del estraperlo y corrupción generalizada.

En lo referido al famoso "milagro económico", el progreso vivido entre 1960 y 1973 no se debió a las "medidas destinadas a proteger la familia española", sino a tres factores externos fundamentales que el régimen no controló:

  1. El Plan de Estabilización de 1959: Elaborado por tecnócratas vinculados al Opus Dei (Ullastres, Navarro Rubio) y economistas como Enrique Fuentes Quintana y Juan Sardá, este plan representó el abandono de las políticas falangistas autárquicas que Franco había defendido durante dos décadas. Franco aceptó el plan a regañadientes, venciendo las resistencias de varios ministros.​

  2. Remesas de emigrantes: Entre 1959 y 1973, unos 2 millones de españoles emigraron a Europa. Las remesas de estos emigrantes ascendieron al equivalente de unos 6.000 millones de dólares entre 1960 y 1975. La emigración fue necesaria porque el régimen no podía generar empleo suficiente internamente.​

  3. Turismo masivo e inversión extranjera: El turismo generó 3,5 veces más divisas que las remesas de emigrantes y 2,5 veces más que las inversiones extranjeras durante los años 60. De 6 millones de turistas en 1960 se pasó a más de 34 millones en 1973.

Sin embargo, esto recordó la historiadora Carmina Gustrán en una de las charlas del programa estatal España en libertad –celebrado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid– titulada Del milagro a la realidad: dictadura, transición y democracia desde la historia económica:

"Se presumió de desarrollo económico sin hablar de los altísimos costes sociales, ni del éxodo rural, ni de la construcción sin planificación en la costa, ni de los barrios de chabolas a las afueras de grandes ciudades sin agua, luz, alcantarillado, escuelas o transporte público".

Además, "Los países de la Europa Occidental", tal y como explicó Vicente Pinilla, catedrático de historia económica, "tardaron cinco años en recuperar el PIB per cápita previo a la guerra. A España le costó 17". "En 1975, el gasto público suponía el 11,7% del PIB mientras que la media europea estaba entre el 40% y el 50%".

Por su parte, Margarita Vilar, doctora en Economía, recordó que en los años 60, un trabajador de la misma industria, cualificación y cargo "ganaba tres veces más en Suiza y dos veces más en Alemania".

También explicó cómo la ley de bases de seguridad Social, que entró en vigor en enero de 1967 y por la que se atribuye a Franco la creación del Estado del bienestar, no tenía "nada que ver con las medidas que se aprobaron en democracia". "En aquella ley, el coste de pago era mucho mayor para el asalariado que para los empresarios".

Sin embargo, este joven que hablaba de "progreso", es consciente de que "este fue pagado por parte de los españoles mediante un recorte de libertades, aunque buena parte de aquellas que hoy se utilizan como condena (derechos de la mujer, homosexualidad, censura, etc.) eran más bien resultado de las tendencias políticas y sociales de la época que del propio régimen, dado que dichas condiciones no eran muy distintas a las de otros sistemas políticos de la época".

Pero estas "cosas de la época" no eran tales. Mientras las democracias occidentales avanzaban en derechos de las mujeres durante los años 50 y 60, el franquismo representó un retroceso.

En Reino Unido, las mujeres obtuvieron el derecho al voto en 1918 (parcialmente) y 1928 (completamente) y no existía la licencia marital.​

En Francia, las mujeres votaron desde 1944 y el aborto se legalizó en 1975.​ En la RFA, en 1949, se estableció constitucionalmente la igualdad entre sexos.

En lo referido a los homosexuales, el régimen franquista aprobó en 1970 una ley específica (Ley de Peligrosidad Social) que declaraba "en estado peligroso" a quienes "realicen actos de homosexualidad", estableciendo penas de hasta cinco años de internamiento en cárceles o centros psiquiátricos.​

En Reino Unido, la Ley de Delitos Sexuales de 1967 despenalizó las prácticas homosexuales en privado entre adultos mayores de 21 años.​ En Francia se despenalizó la homosexualidad en 1791 tras la Revolución Francesa y en Países Bajos en 1811.​

En España, la homosexualidad fue delito hasta 1979, ocho años después de la muerte de Franco y en plena democracia, convirtiéndose en una de las últimas democracias occidentales en despenalizarla.

"El único que me entendería murió el 20N"

@1161cg_ no se identifica con ningún nombre en su cuenta de TikTok, pero sí con su cara. Se vanagloria de ser "fascista" y asegura que lo único que tiene "de roja" es el color del yugo y las flechas de su bandera.

Muestra orgullosa sus costillas tatuadas con el lema "honor, valor y lealtad", superpuesto a la Cruz de Borgoña, usada como símbolo del Movimiento Nacional durante el franquismo. Todos sus post se basan en la apología de la ideología falangista y el esparcimiento de odio hacia los "antifa".

@chiaraa.ciclist anima a sus seguidores a que se dejen de "tanto PP, PSOE, Vox y Podemos" mientras escucha que "el Cara al Sol es el himno mejor", tal y como versa la canción Primavera de la División Azul.

Mientras, @alejandra.gnzlez dice que este 20 de noviembre España está de luto y que, si algún día tiene una hija, esta tendrá que ser de derechas, católica, taurina, heterosexual y tendrá prohibido sentirse de otro género.

@alejandra.gnzlez Arriba España🇪🇸🦅 #franco ♬ sonido original - 𝐄.𝐌 | ♱🇪🇸

Como ellas, decenas de mujeres comparten cada día este tipo de contenido en redes sociales, donde se llegó a hacer viral el trend de "la única persona que me entendería murió el 20N", lamentando la muerte del dictador.

Parece que, en los últimos años, el franquismo ha encontrado en TikTok su nuevo canal de propaganda donde, cada día, son más los contenidos con relación al blanqueamiento de la figura de su líder. Pero, especialmente triste, es que mucho de este contenido es compartido por mujeres.

No parecen avergonzarse de lo que dicen. Algunas incluso lo han vuelto casi su único rasgo de personalidad. Para ellas y sus seguidores son "valientes e incomprendidas", para el resto son lo que esta nueva generación de jóvenes conoce como pick me girls –refiriéndose a mujeres que sólo buscan validación masculina–.

Parece que en redes ser franquista está de moda. Una tendencia seguida por mujeres a la que no se hubieran podido sumar en los tiempos que defienden.

Por aquellos entonces existía una licencia marital, vigente hasta el 2 de mayo de 1975, que obligaba a las mujeres a tener permiso expreso de sus maridos para trabajar fuera del hogar, abrir una cuenta bancaria, firmar contratos de alquiler o compraventa, viajar al extranjero, disponer de su propio patrimonio o sacarse el carné de conducir.

Además, mientras la mayoría de edad estaba fijada en los 21 años para ambos sexos, las mujeres solteras no podían abandonar el domicilio de sus padres hasta los 25 años o hasta que se casaran.

También se escuchaba el "hágase la ciega, la sorda y la muda, procure hacer lo más grato posible su hogar" que resonó en el consultorio de Elena Francis cuando una madre de cuatro hijos le confesaba a la locutora la infidelidad de su marido.

Porque según el Código Penal, cometía adulterio "la mujer casada que yace con varón que no sea su marido y el que yace con ella sabiendo que está casada, aunque después se declare nulo el matrimonio".

Pero si el adúltero era el hombre, se hablaba de "amancebamiento", por lo que el varón era culpable sólo si tenía a su amante en la casa conyugal.

Derrocar un régimen póstumo

Han pasado ya 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco y es ahora, en plena democracia, cuando parece que está más vivo que nunca. Su nombre sigue resonando en el Parlamento, con citas como la de un Santiago Abascal que declaró que "este es el peor Gobierno en 80 años".

También de la mano de su compañero, el diputado Manuel Mariscal, cuando apuntó a que "gracias a las redes sociales", los jóvenes están "descubriendo que la etapa posterior a la Guerra Civil no fue una etapa oscura, sino de reconstrucción, progreso y reconciliación".

Pero es también el sector de la izquierda quien pone en boca al dictador con sus más de 100 actos para conmemorar el 50 aniversario de su fallecimiento, aunque sea con intención de condenarlo.

Ya sea por lo positivo o por lo negativo, la ciudadanía española cree que existe un interés político por mantener viva la figura de Franco. Y así lo hacen saber a través de los datos.

De los encuestados por SocioMétrica para EL ESPAÑOL, un 49,75% cree que, efectivamente, existe un interés y que, además, está propiciado por el sector de la izquierda.

Un 38,54% opina que, sin embargo, este interés proviene por parte de los partidos situados en el sector derecha.

En la misma línea se sitúa el sociólogo Rubén Díez García, que apunta a que "la insistencia política y mediática en derrocar un franquismo póstumo, o en reabrir simbólicamente la guerra civil, puede generar el efecto paradójico de despertar cierta fascinación o reacción en jóvenes que, sin memoria del pasado y con un presente económico precario, juegan con símbolos que no comprenden".

Desde las Juventudes Falangistas de España y el Sindicato Español Universitario apuntan como causa a este síntoma de viveza, el cual consideran "absurdo", a las "políticas de memoria histórica-democrática impulsadas por el PSOE, con la aquiescencia y colaboración del PP".

Ahora, ya sea bien para unos o mal para otros, España cumple casi 50 años en democracia. Pero aún, una mayoría de los españoles, el 53%, cree que las heridas de la Guerra Civil y el franquismo no están cerradas, 86 años después de acabada la contienda.

Ficha técnica

Se han realizado 1.500 encuestas a españoles con derecho a voto, sistema CAWI-Panel entre los días 15 a 18 de noviembre de 2025. La muestra se ha equilibrado en fases sucesivas mediante cuotas de sexo, edad, provincia, y recuerdo de voto. El ajuste de la convergencia por interacción para el total nacional es del 97% (no procede error muestral por tratarse de un muestreo no probabilístico). El estudio ha sido realizado por la empresa SocioMétrica, miembro de I+A y dirigida por Gonzalo Adán, doctor en Psicología Social y DEA en metodología de las ciencias del comportamiento. Los microdatos estarán disponibles a partir del sábado 22 en las páginas del periódico.