Un grupo de jinetes durante una cacería.

Un grupo de jinetes durante una cacería. Reuters

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La nueva caza del zorro sin zorro en Inglaterra: voluntarios sin asearse son perseguidos por sabuesos durante 12 kilómetros

Un reportero del diario 'The Guardian' se ofrece voluntario a una persecución con perros de caza y jinetes.

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Los escandalosos safaris de Sarajevo durante el cerco que asedió la ciudad en los 90 han hecho a un grupo de fiscales milaneses investigar estas salvajes prácticas.

Sin embargo, hay quien se ofrece voluntario para formar parte de una cacería humana. A priori, algo insólito y chocante. Según publica el diario The Guardian, cada vez más personas se ofrecen para ser perseguidas por sabuesos aulladores a lo largo y ancho de un campo con una orografía compleja.

"¿Te gustaría que te persiguiera una jauría de perros?". Esto es lo que se pregunta un reportero del periódico británico. Además, el periodista supone que esta peculiar forma de cazar sería la única forma legal de aprehensión con perros en Inglaterra y Gales, "en lugar de perseguir animales o sus olores".

El Gobierno británico, con Keir Starmer a los mandos, plantea prohibir la caza con perros siguiendo rastros de animales. Esta actividad rural tiene la particularidad de contar con el respaldo tanto de la Liga contra los Deportes Crueles, como de algunos antiguos cazadores del zorro.

La cacería humana consiste en la persecución con perros de caza y jinetes a los lomos de un caballo, suprimiendo el uso de zorros, hacia un grupo de corredores campo a través. El informador de The Guardian se une a un laureado club de caza, llamado New Forest Hounds (NFH), para experimentar esa sensación de caza en sus propias carnes.

"Deporte no sangriento"

Bajo la premisa de que "no es un deporte sangriento", los sabuesos, a diferencia de los zorros, "no despedazan a su presa" y por ello el periodista se siente "algo tranquilo".

"Son muy dóciles y amigables, ya lo verás", dice Will Day, uno de los maestros de la cacería. Day regenta una perrera victoriana construida única y exclusivamente dedicada a la cría de sabuesos. Ahora alberga a 40 de estos animales, que se muestran "ruidosamente excitados" por la llegada de un camión con personas, sus presas.

También es el hogar del cazador profesional Danny Allen y su joven familia. Este hombre es uno de los tres empleados a tiempo completo de NFH. "Este es el futuro de la caza", afirma Allen con convicción. Lidera la caza con una chaqueta verde y llama a los canes con una bocina.

Jinetes a lomos de sus caballos.

Jinetes a lomos de sus caballos. Reuters

Tiene la tarea, no tan glamurosa, de recoger el ganado muerto para alimentar a los perros, en un matadero que ayuda a financiar estas cacerías tan extravagantes. "Es una parte que el público no ve, pero me ocupa la mayor parte del tiempo", sostiene.

No ducharse

El reportero se pone nervioso cuando entra en el camión que le llevará a ese campo donde será presa de los animales. Se pone a sudar. Las gotas recorren su cuerpo. Le recomiendan no ducharse ni utilizar desodorante. "Los perros tienen que oler bien mi olor corporal", dice.

Sugieren al plumilla que se apoye en el lateral del camión para evitar que los perros, que pueden pesar hasta 70 kg, lo tiren al suelo. Abren las compuertas del camión y los animales se abalanzan sobre él. Arranca el show.

Mientras tanto, cazadores, caballos y sus acompañantes se congregan en un punto del campo para el inicio de la cacería. El evento cuenta con los ingredientes de una cacería tradicional: jinetes con pantalones de montar, cuernos de caza y abundante vino de Oporto cortesía de un pub.

Cambios legislativos

Tras la prohibición de 2004 del uso de zorros para esta práctica, NFH cambió la caza de este animal por la caza por rastro, que consiste en seguir la huella de los animales, generalmente orina de zorro. En 2020, Forestry England suspendió la caza por rastro en sus terrenos, que incluyen el New Forest.

Una pequeña minoría de cazadores renunció a su actividad, en protesta por esta "corrupción política", a ojos del reportero del The Guardian.

Antes de que comience la cacería, los voluntarios toman la delantera y empiezan a correr. Esto implica el tener que abrirse paso a través de densos matorrales de helechos.

Los sabuesos se utilizan en todo el mundo para tareas tan determinantes como seguir la pista a personas desaparecidas, presuntos delincuentes y presos fugados. En terrenos accidentados, como es el caso de las cacerías humanas, pueden correr tres veces más rápido que un humano sin fatigarse.

"En cuanto nos alcanzan, los perros pierden rápidamente el interés. Ya están deseando empezar la siguiente cacería. Una vez que recuperamos el aliento y nos limpiamos, volvemos a la carga", manifiesta el reportero.

Durante la experiencia, recorrieron nada más y nada menos que 12 kilómetros. "Dondequiera que íbamos —atravesando pantanos, sorteando ríos y adentrándonos en bosques— los perros siempre nos alcanzaban", concluye.