Efectivos de la Policía Nacional, durante la detención en Málaga de un menor de 16 años que había llegado a la ciudad con la orden de matar a alguien.
El negocio de los 'baby sicarios' irrumpe en la Costa del Sol: 4.000 € por operación, un chat de Telegram y orden de matar
Málaga registra un repunte alarmante de menores captados por el crimen organizado. Deudas, anonimato digital y bandas de Suecia, Bélgica u Holanda alimentan un nuevo sicariato juvenil.
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En la Costa del Sol la violencia ya no siempre tiene la voz profunda de hombres curtidos por años de ajustes de cuentas. Ahora llega también disfrazada de adolescencia: manos aún sin callos, piel acnéica, un pasaporte europeo y la promesa de cuatro mil o cinco mil euros por un primer encargo.
La Policía Nacional ha detectado al menos tres menores detenidos en un año en la provincia de Málaga vinculados a intentos de asesinato. Uno de ellos —el más escalofriante— cumplió el encargo: voló desde Bélgica, disparó y regresó a su país como quien completa una tarea escolar.
Son considerados los nuevos peones del narco. Reclutados en la precariedad, manipulados en la sombra y descartables. Se les conoce mediáticamente como baby sicarios, aunque en países como México son considerados "los niños del narco", y ya forman parte del paisaje criminal del sur de España.
Imagen cedida por la Policía Nacional del fusil de asalto usado por el sicario belga menor de edad detenido por asesinar a un hombre en Fuengirola en diciembre de 2024.
Reclutamiento digital
La Unidad de Drogas y Crimen Organizado —UDYCO, por sus siglas— lleva meses detectando "ofertas" lanzadas en chats de Telegram, según avanzó el periódico Málaga Hoy y ha podido confirmar EL ESPAÑOL de fuentes especializadas en la lucha antinarcóticos.
No se ocultan en la dark web: los mensajes circulan entre canales donde adolescentes endeudados, adictos o simplemente desorientados se ofrecen a realizar "trabajos" violentos.La tarifa media oscila entre los 4.000 y los 5.000 euros por un primer encargo, una cantidad mucho menor de la que pide el sicariato "profesional" procedente de América Latina.
"Últimamente están reclutando a menores para matar", explica un responsable de la UDYCO en Málaga. "Son mano de obra barata. Si encajan, no los sueltan". Las bandas operan con un mecanismo perverso: crean deudas mediante droga fiada o préstamos rápidos y luego ofrecen una salida.
Un disparo, un apuñalamiento, una vigilancia. Cada favor abre la puerta al siguiente. Cada deuda, a un nuevo sometimiento. Un patrón muy similar en el crimen organizado transnacional, el de reclutar a menores de edad aprovechando que las leyes para quien no ha cumplido 18 años son más laxas en la mayoría de casos y países.
Sin embargo, fuentes policiales explican que el sicariato latinoamericano sigue predominando, especialmente el procedente de Sudamérica: "Lo que encontramos comúnmente son colombianos que llegan a España con este tipo de encargos".
Mocro Maffia
Los investigadores llevan tiempo constatando que la mayoría de éstos no se ordenan desde España. Se originan en países como Suecia, Países Bajos o Bélgica, donde operan estructuras como la Mocro Maffia —de origen marroquí, es la organización criminal más temida de Europa— y redes escandinavas especializadas en ejecuciones exprés.
Los jefes viven a miles de kilómetros; la mano ejecutora aterriza en Málaga para cumplir instrucciones enviadas por mensajería. "Los problemas de allí nos los traemos aquí", resume un mando policial.
La Costa del Sol, con su clima, playas, anonimato y conexiones aéreas, se ha convertido en un punto de trabajo para estas bandas. Los capos duermen en Marbella, los sicarios adolescentes actúan en Torremolinos, Mijas o Benalmádena.
Parte del dinero en efectivo del clan de Bouyakhrichan incautado por la UDEF Central.
Operación contrarreloj
El caso del sicario sueco de 17 años, abortado en la primavera de 2024, ilustra esta deriva. La operación —reconstruida por este periódico a partir de fuentes policiales— duró 72 horas y estuvo a minutos de convertirse en un asesinato.
El aviso llegó desde Estocolmo: un menor se dirigía a la Costa del Sol para matar a un narco centroeuropeo asentado en Mijas. El único rastro era un vídeo: una sombra en la playa de La Carihuela diciendo, con voz grave, que estaba "esperando el sol de su cometido".
La clave apareció donde menos se esperaba: un kebab. Un agente de paisano reconoció la voz adolescente en el local de Torremolinos. Fue el punto de inflexión.
La vigilancia reveló que el chico, corpulento y recién teñido de rubio, intentó borrar su rastro cambiando de hotel y pagando en efectivo. Una persona le entregó un patinete eléctrico, el vehículo habitual en asesinatos exprés en Suecia y Holanda.
Después viajó en VTC a Riviera del Sol, donde su objetivo entrenaba en un gimnasio. Revisó las vías de escape, analizó una pista de tierra hasta Calypso y permaneció allí tres horas. Era reconocimiento puro.
Al día siguiente, compró guantes, mascarillas, sudadera, zapatillas y bolsa de deporte, todo negro. El atuendo de su propio bautizo de sangre.
Intercepción final
Tras una orden internacional de detención emitida por Suecia, los agentes decidieron intervenir. Ocurrió en Benalmádena: tres policías se lanzaron sobre él mientras caminaba con pinta de turista. Guardó silencio.
En su habitación de hotel se hallaron anotaciones y, horas después, llegó la confirmación: iba a recibir un AK-47. El pago previsto era de 40.000 euros. Su familia, en Suecia, había sido extorsionada para devolver los 5.000 euros adelantados para el viaje. Mensajes amenazantes, represalias, miedo. El menor alegó que estaba "de vacaciones".
Fue internado en un centro de menores en Málaga y entregado después a su país. Pero no fue el único. El pasado mes de agosto otros dos jóvenes de origen sueco —uno de ellos de 16 años— fueron detenidos cuando tenían armas listas para disparar en su piso.
Los agentes registraron el piso que los dos jóvenes habían alquilado y hallaron dos armas de fuego cargadas, ambas con el número de serie borrado: una pistola de nueve milímetros y una Tokarev de 7,62.
La proliferación de estos casos coincide con un aumento significativo de armas de fuego incautadas en Málaga. Solo en un mes, las fuerzas de seguridad desmantelaron siete bandas, detuvieron a 55 personas y requisaron 36 armas.
"Han aumentado", admiten los investigadores. En parte por los conflictos bélicos que facilitan las rutas de armamento. En parte por la dark web, donde un fusil de asalto se consigue con dos clics y un contacto adecuado.
Para la Policía Nacional el reto ya no es solo evitar el asesinato. Es llegar al inductor, a la mente que, desde un piso en Estocolmo o una cafetería en Ámsterdam, dicta quién vive y quién muere en la Costa del Sol.
"Detenemos al autor, que no es poco, pero intentamos llegar a quien lo encargó", señalan desde la UDYCO. La cooperación con policías europeas es ya esencial. Sin ella, los baby sicarios seguirán llegando.