La Costa del Sol, nido de mafiosos y sicarios.

La Costa del Sol, nido de mafiosos y sicarios. Arte EE

Málaga

Así entran los sicarios en la Costa del Sol, matan y se van sin ser detenidos: "Nos faltan medios para frenarlos"

Desde principios de los 2000, la Costa del Sol ha sido escenario de decenas de crímenes vinculados al sicariato. El último, este pasado sábado en Fuengirola con dos muertos acribillados en un bar.

Más información: Dos fallecidos y un herido en un tiroteo en el paseo marítimo de Fuengirola

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Enviando un mensaje desde un teléfono encriptado a otro similar requiriendo un servicio especial por cifras de 5 dígitos, en concreto un asesinato. Así comienzan las contrataciones de sicarios actualmente.

Se han hecho durante años por los sistemas SKY ECC o Encrochat y ahora otras empresas están ofreciendo ese anonimato para que los miembros del crimen organizado puedan hablar tranquilamente de delitos.

En ese mundo del crimen la Costa del Sol juega un papel importante en Europa. Ofrece las mejores comunicaciones posibles para evadirte de la autoridad si tienes medios, y cuando aquí se habla de crimen organizado nos referimos a la creme de la creme. Medios casi infinitos.

El sicario que ejecutó el sábado pasado en un pub irlandés de Fuengirola a los escoceses Ross Monaghan y Eddie Lyons Jr es probable que recibiera el encargo hace bastante tiempo.

Y eso conlleva que quien le paga le ofrece todas las facilidades: armas, vehículo de huida, cómplices, pisos francos, y hasta equipo de comunicación si es necesario. El kit completo.

La mayoría de sicarios que han actuado en la Costa del Sol eran profesionales porque quienes le contratan son organizaciones criminales completamente jerarquizadas y funcionan como un reloj suizo.

Una imagen de atentado en Fuengirola el 31 de mayo.

Una imagen de atentado en Fuengirola el 31 de mayo. Fuengirola se queja

Por eso el caché del crimen se ve aumentado en Málaga y para que te contacten hay que tener un bagaje. El boca a boca funciona en ese aspecto.

Ross Monaghan y Eddie Lyons Jr. disfrutaban el pasado sábado 31 de mayo de la final de la Champions en el pub Monaghan’s, ubicado en el paseo marítimo de Fuengirola.

Pero su noche terminó de forma brutal: un sicario encapuchado entró en el local, se acercó a ellos sin mediar palabra y los ejecutó a quemarropa. Luego huyó en un vehículo en dirección a Benalmádena.

La policía escocesa vincula a ambas víctimas con el Clan Lyons de Glasgow, una organización criminal que controla varios puntos de venta de droga en el norte de la ciudad y que, desde al menos 2001, mantiene una guerra abierta con el Clan Daniels, otro grupo delictivo con base en la misma zona.

En el mundo del hampa británico, Monaghan y Lyons eran ampliamente conocidos, entre otras cosas porque se les relaciona con el poderoso Clan Kinahan —de origen irlandés— y con una nueva facción criminal supuestamente liderada desde Emiratos Árabes Unidos por Ross McGill, exlíder del grupo ultra Union Bears, vinculado al Glasgow Rangers.

A estos nuevos dos finados en la Costa del Sol ya los habían intentado matar antes en su país de origen.

A Monaghan en 2017 casi lo matan a tiros cuando iba a dejar a su hijo en el colegio en Glasgow. Esa vez tuvo suerte porque solo le dieron un balazo en el hombro.

Ross Monaghan y Eddie Lyons Jr., las dos víctimas.

Ross Monaghan y Eddie Lyons Jr., las dos víctimas. Daily Record

Estos dos también sabían lo que es enfrentarse a un juicio por intento de asesinato y por lesiones graves. Ross Monaghan fue procesado por la ejecución a tiros de un miembro de los Daniels en 2010. El objetivo fue un tipo llamado Kevin Carroll pero al final Monaghan acabó absuelto.

A eso se le suma que tanto Ross como Eddie se sentaron en el banquillo por una paliza a tres hombres en un pub a las afueras de Glasgow en 2017. Se libraron de la condena porque las víctimas comenzaron a tener problemas de memoria en el juicio oral.

Toda esta información era pública en Reino Unido porque la Policía Escocesa va detrás de los Lyons y de los Daniels desde hace décadas. A la Costa del Sol comenzaron a venir más frecuentemente desde 2017 y tuvieron un perfil bajo. Pasarían por cualquier guiri, y de hecho pasaron.

Aquí eran empresarios. El pub donde acabaron muertos era propiedad de Ross Monaghan, según publica el diario Telegraph.

Por datos del Registro Mercantil se sabe que también tenía una empresa de reparto de comida que realiza entregas en pubs de toda la Costa del Sol. Y a ella se le une una inmobiliaria.

Las empresas eran de Ross. No es descartable que a nombre de amistades o demás miembros del clan haya más negocios en la Costa del Sol.

La prensa escocesa, citando fuentes policiales, descarta que el doble asesinato esté vinculado a su guerra autóctona por el narcotráfico. Sería llamativo porque la misma noche que mataron a Monaghan y a Lyons unos desconocidos incendiaron con cócteles molotov un chalet a las afueras de Glasgow en Bridge of Weir.

Llevan meses los Lyons y los Daniels con ataques incendiarios contra negocios y con intentos de asesinatos con armas blancas. Ahora el Scottish Sun afirma que según el clan Lyons sus archienemigos los Daniels no tienen nada que ver en este último doble crimen.

Aunque por redes sociales la banda que dirige el excapo de los Ultras del Rangers desde los Emiratos señala a los Daniels.

Su paso por Málaga

¿Pero qué hay de la persona que apretó el gatillo en una terraza repleta de inocentes? ¿Quién es y cómo se escabulló de la Policía?

La realidad es que no hay respuesta, aún, a estas preguntas. Minutos después de la balacera se organizó un gran dispositivo de seguridad en las principales carreteras de la zona. Los vecinos aseguran que había policías en cada rotonda. Pero no hubo manera de darle caza al ‘malo’.

Solo se sabe que era un hombre rubio, probablemente extranjero y que habría llegado a pie con la cara tapada. Luego se subió en un vehículo a Benalmádena y, al menos de momento, nada más se sabe de él, algo habitual en este tipo de casos donde se actúa tan rápido y casi no hay capacidad de reacción.

Desde el Sindicato Reformista de Policías explican a EL ESPAÑOL de Málaga que “cada grupo criminal, dependiendo de su nacionalidad —ya sea marroquí, rusa, italiana o irlandesa, como en este caso—, opera bajo una estructura propia, pero todos comparten una característica común: suelen moverse dentro de su propio círculo, sin mezclarse con otras bandas”.

Este patrón, dicen, se ha repetido en Fuengirola, donde las víctimas, de nacionalidad escocesa, estaban viendo el fútbol en un bar irlandés.

“Ese entorno no es casual. Se sienten seguros en su círculo. Para que alguien llegue a ejecutar un ajuste de cuentas en ese contexto, tiene que saber con certeza que están allí, en ese momento, sentados, no en el baño o simplemente sin haber llegado. Eso implica seguimiento previo e información directa desde dentro o desde el entorno inmediato”.

En este sentido, desde el SRP se apunta a la probable existencia de un “tercer actor” en la escena. “No solo hablamos del ejecutor y del conductor del vehículo que lo recoge. Lo más probable es que hubiera una tercera persona, ya sea dentro del establecimiento o vigilando en los alrededores, que confirma la presencia de los objetivos. Lo que en el argot se conoce como la línea que da el agua, como ocurre en las operaciones de narcotráfico”.

Subrayan que este tipo de crímenes suelen estar conectados con hechos cometidos anteriormente por las propias víctimas.

“Lo habitual es que estas muertes respondan a ajustes por delitos cometidos en otros países: desde un asesinato hasta una operación fallida de narcotráfico. Y estos ajustes se ejecutan cuando los objetivos bajan la guardia: en espacios públicos, relajados, y de noche”.

Además, recalcan que la cooperación internacional será clave para esclarecer lo sucedido: “Quien probablemente aporte las claves del móvil de este crimen será la Policía del Reino Unido, con la que mantenemos una coordinación continua. Es habitual que, tras este tipo de hechos, sean ellos quienes faciliten la información que conecta lo ocurrido aquí con antecedentes previos”.

Respecto a la dificultad de controlar el movimiento de estos delincuentes, recuerdan el “hándicap” que representa el aeropuerto de Gibraltar: “Muchos de ellos, especialmente británicos, acceden por el aeropuerto de Gibraltar, donde no existe un control directo por parte de la Policía española. Eso complica la trazabilidad de su entrada y salida del país”.

Así, distinguen entre tres perfiles delictivos que se han asentado en la Costa del Sol desde los años 70 y 80: delincuentes que residen aquí pero cometen delitos fuera de España, aquellos que solo vienen para realizar una operación concreta y luego se marchan y los que se instalan aquí con la intención de actuar dentro del país.

¿Por qué se escapan?

La mayoría de sindicatos reconocen que estos delincuentes están cada vez más preparados respecto a los cuerpos de de seguridad y que se sienten desnudos ante esta oleada de violencia. “No tener cuidado al cuerpo policial provoca inseguridad ciudadana”, dicen desde la Confederación Española de Policía.

Desde el sindicato Jupol denuncian con contundencia la precariedad de medios con la que los agentes de la Policía Nacional deben enfrentarse a delincuentes.

“Ellos van cada vez más preparados. Por decir algo, nosotros seguimos patrullando con coches que tienen una media de 200.000 kilómetros. ¿Cómo se supone que vamos a competir con eso?”, lamentan desde la organización.

El reciente caso del subinspector Antonio Ramos, fallecido este jueves tras ser embestido por un coche robado conducido por delincuentes que huían a gran velocidad, ha vuelto a poner el foco en la brecha de medios entre policías y criminales.

“El vehículo en el que iban los autores, un Peugeot 5008, es de última generación y gran cilindrada. Antes circulaban en un BMW X5 robado. ¿Y nosotros? Patrullamos con vehículos camuflados como un KIA gasolina con 190.000 kilómetros. ¿Cómo se puede perseguir o reaccionar con eso?”, se preguntan.

“Se está usando un Citroën C2 biplaza —un coche diseñado originalmente para la Policía Científica, con espacio trasero habilitado para transportar material forense— como patrulla activa. Ese coche no sirve para perseguir a nadie. No fue hecho para eso. Pero lo estamos usando porque no hay más".

La situación, advierten, es insostenible. “Nuestros vehículos están al borde del colapso, con averías constantes. En un cuerpo que tiene que responder en segundos, estamos pidiendo a los compañeros que se jueguen la vida con herramientas inadecuadas”, insisten desde el sindicato.

La CEP viene años reclamando un refuerzo urgente de medios y recursos humanos, especialmente en áreas con alta incidencia delictiva como la Costa del Sol.

“Llevamos mucho tiempo diciendo que hace falta más personal, sobre todo en el ámbito de la investigación criminal y contra el crimen organizado. Las plantillas están exhaustas y eso no puede ser”, afirman.

Advierten que, de no actuar con urgencia, este verano podría ser especialmente complicado por el aumento de población flotante y el asentamiento de mafias internacionales en la región. “Lo que pedimos no es un lujo, es lo mínimo para garantizar que los policías puedan proteger a la ciudadanía”

Desde el SRP añaden que el Plan Costa del Sol que se activa cada verano debería no tener “fecha de caducidad”.

“Deberían dar estabilidad a este plan para luchar contra el crimen organizado en la Costa del Sol y tener a una Policía Nacional en la Costa del Sol con los medios acordes a nivel tecnológico y de personal, que consiga erradicar estas situaciones de violencia ocurrida a plena luz del día”, declaran. Piden, en este sentido, una lucha "eficaz" contra el crimen organizado en Málaga.

Un ecosistema criminal en expansión

Desde principios de los 2000, la Costa del Sol ha sido escenario de decenas de crímenes vinculados al sicariato.

Casos como el de Jean Gilbert Para, secuestrado y asesinado en 2002 en Ronda —su cuerpo aún no ha aparecido—, o la aparición del violento clan danés-sueco-iraní de Amir Mekky en 2018, muestran cómo este rincón del Mediterráneo se ha consolidado como base de operaciones para clanes internacionales.

Mekky y su grupo marcaron un antes y un después: introdujeron los atentados con explosivos para saldar cuentas pendientes, elevando el nivel de violencia a niveles desconocidos en la región.

Hoy, aunque la mayoría de esos hombres están en prisión, su legado sigue presente. Nuevos actores han ocupado su lugar: miembros de la Mocro Maffia, redes turcas, serbias, montenegrinas, colombianas, marroquíes y francesas, que operan desde la Costa del Sol o contratan sicarios locales para operar en otros países.

Este fenómeno, como decíamos, va más allá del simple ajuste de cuentas. Las organizaciones les ponen por delante a sus clientes para garantizar que, tras el crimen, el ejecutor desaparezca sin dejar rastro.

Una amenaza persistente y cada vez más visible

El asesinato de Monaghan y Lyons no es un hecho aislado. En abril, un británico fue tiroteado tras jugar un partido de fútbol en un club de tenis en Mijas.

Menos de dos días después, otro cuerpo apareció maniatado cerca del Faro de Calaburras. Las autoridades sospechan que la víctima fue secuestrada en otra localidad de Málaga, aunque su identidad sigue sin confirmarse.

A pesar de la complejidad de estos crímenes, muchos se resuelven gracias a la labor de las unidades especializadas contra el crimen organizado. Sin embargo, la frecuencia creciente de estos ataques evidencia una realidad preocupante: lo que antes eran casos excepcionales, hoy son casi rutina.

La necesidad de reforzar medios humanos y técnicos para combatir esta amenaza es ya urgente. La Costa del Sol, con su atractivo turístico y su estratégica ubicación, se ha convertido también en un tablero de juego letal donde las mafias internacionales libran sus particulares guerras más sangrientas.