Agustín Alemán Barreto, más conocido como Yino, durante su detención por efectivos de la Policía Canaria en el barrio teldense de Las Remudas, situado en el este de Gran Canaria.

Agustín Alemán Barreto, más conocido como Yino, durante su detención por efectivos de la Policía Canaria en el barrio teldense de Las Remudas, situado en el este de Gran Canaria. CGPC.

Reportajes

Yino, el "demonio" que captaba a niñas tuteladas en Gran Canaria para orgías de la 'jet set': "Quería que tuvieran sexo con caballos"

Confesó controlar a 150 chicas menores de edad con las que mantenía habitualmente relaciones sexuales para después ofrecerlas "a gente con dinero". El expediente policial del caso revela chantajes, bofetadas y prácticas extremas.

Más información: El caso de las '18 Lovas': prostitución de menores y un grupo de empresarios millonarios sin escrúpulos.

Las Palmas de Gran Canaria
Publicada

De "18 Lovas" a la Operación Íncubo, el nombre de Agustín Alemán Barreto (56 años) —más conocido como Yino en los barrios del sureste de Gran Canaria— avanza de causa en causa como un eco que se niega a apagarse. Efectivos de la Policía Canaria, consultados por EL ESPAÑOL, lo describen sin rodeos: "Un pederasta depravado. Es un demonio".

Presunción de inocencia mediante, el sumario  de la última investigación en la que se ha visto involucrado es un espejo oscuro. Decenas de menores tuteladas captadas en redes sociales, encuentros en coches, hoteles y chalés de la isla, alcohol, drogas baratas, orgías improvisadas y porcentajes "por el servicio".

Ahora, la instrucción judicial que lo vuelve a colocar en el epicentro informativo reúne al menos a 34 víctimas identificadas y 13 investigados. El juez Tomás Luis Martín y la fiscal Teseida García dibujan, a partir de actas y testimonios, el retrato de un depredador sexual presunto y reiterado.

Agustín Alemán, más conocido como Yino, siempre visible portando una mascarilla y una gorra.

Agustín Alemán, más conocido como Yino, siempre visible portando una mascarilla y una gorra. Onda Guanche.

Íncubo, el 'diablo'

La avenida baja hacia el mar y sopla un viento salino que despeina a las palmeras. Las Palmas de Gran Canaria, a media mañana, se organiza en su rutina: guaguas, terrazas, turistas recién llegados con crema en la nariz.

En un juzgado especializado en violencia contra la infancia y la adolescencia, un funcionario empuja una caja de folios con una palabra escrita a rotulador: Íncubo. Alguno recuerda el mito medieval —el demonio que llega de noche y oprime el pecho— y la broma dura un segundo.

A la salida del edificio, el semáforo abre paso y la ciudad sigue. En un banco de piedra, dos adolescentes comparten un zumo y un auricular. Se ríen. Esa imagen —lo que debería ser la adolescencia— es el reverso exacto de los relatos apilados en el sumario.

Una Renault Traffic de ocho plazas, un nombre de guerra para cada niña, un porcentaje de dinero "por el servicio", encuentros en coches, trasteros, hoteles o chalés en el sur de la isla. Y la voz de un hombre que repite, con una convicción de granito: "No he hecho nada malo".

La biografía penal de Agustín Alemán Barreto, más conocido como Yino en los barrios de los municipios de Telde y Agüimes, está hecha de idas y vueltas. En 18 Lovas, aún a la espera de juicio, fue señalado como el cerebro de una trama que captaba a adolescentes —algunas tuteladas— para ofrecerlas a pudientes empresarios.

En Íncubo, la investigación que dirige el magistrado Tomás Luis Martín con la fiscal Teseida García, vuelve a aparecer como epicentro. El expediente suma 34 víctimas menores y 13 investigados. Tres de ellos —Yino, José Luis Sánchez y Eduardo P. I.— están en prisión provisional. El resto espera, sujeto a la letra del procedimiento.

Entrada de la Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria.

Entrada de la Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria. A. H.

Un parque como origen

El 6 de marzo de 2024, en el parque David Navarro, en Balos (sureste de Gran Canaria), una menor desaparecida del hogar tutelado donde vivía habla con dos agentes de la Policía. Les dice que la han "inducido" a prostituirse.

"Me querían para hacer cosas, para follar", expresa, antes de describir cómo fue obligada a enviar material sexual a adultos a cambio de dinero. Pronuncia un nombre, el de Yino. Ese nombre abre una compuerta. La Policía Canaria bautiza la investigación como Íncubo.

El reclutamiento solía comenzar en Instagram —perfiles como "Canarilandia" o "Sol Canario Eventos"— o a través de WhatsApp, con ofrecimientos de trabajos como "chica de imagen" por 30 a 100 euros, transporte incluido. "Solo mayores de edad". "De 18 a 21". La letra, con apariencia de contrato, no era la realidad.

En el mismo centro de menores, situado en la capital de Gran Canaria, varias menores de edad confesaron a sus cuidadoras o profesoras conocer a Yino. De ellas, todas manifestaron consumir cocaína o hachís y que "follaban con viejos", en referencia al mismo Agustín Alemán y el resto de implicados en la trama.

Entre ellos, José Luis Sánchez —entonces ojeador en Canarias del equipo de fútbol RCD de La Coruña—. Según avanzó el Canarias 7, esta persona utilizaba sus coches y un trastero que tenía alquilado en la capital de la isla para practicar sexo con decenas de menores a las que pagaba, en su inmensa mayoría, con droga.

José Luis Sánchez, en una imagen ya borrada de su biografía en la página web del equipo de fútbol RCD de La Coruña.

José Luis Sánchez, en una imagen ya borrada de su biografía en la página web del equipo de fútbol RCD de La Coruña. E. E.

"Tenía 13 años cuando lo conocí. Buscaba chicas y nos ofreció drogas a mi amiga y a mí. Practicamos relaciones sexuales en un garaje donde guardaba cosas", expresó una de las menores a la Policía, en el contexto de las diligencias previas a la comisión de un delito.

Lo que sigue es un trabajo artesano: cruces de mensajes, identificación de alias, localización de teléfonos, cotejos de geolocalización, entrevistas de madrugada. Aparecen las primeras entradas y registros en Santa Lucía de Tirajana, Agüimes, Telde y Las Palmas de Gran Canaria.

Intervienen dispositivos, dinero, drogas, se recogen muestras biológicas. Los puntos del mapa —Lomo Blanco, Guanarteme, esos hoteles del sur de la isla— comienzan a trazar una línea.

Con el avance de las diligencias, el Grumef —Grupo de Menores y Familia de la Policía Canaria— ata cabos: al menos 34 víctimas y 13 investigados por delitos de corrupción de menores, prostitución, abusos y tráfico de drogas.

En esa primera documentación policial aparece un término que se repite constantemente: vulnerabilidad. La mayoría de las adolescentes procedían de hogares tutelados por el Gobierno de Canarias.

"Muchas veces sí nos dábamos cuenta de que no eran mayores de edad, pero ya estaban dentro, era complicado deshacerte de ellas", afirmó el propio Yino en una entrevista en 2022.

Extracto de una de las denuncias que una de las víctimas interpone ante la UFAM de la Policía Nacional en Las Palmas de Gran Canaria en la que consta el 'modus operandi' de Yino y su conocimiento de que algunas de ellas eran menores tuteladas.

Extracto de una de las denuncias que una de las víctimas interpone ante la UFAM de la Policía Nacional en Las Palmas de Gran Canaria en la que consta el 'modus operandi' de Yino y su conocimiento de que algunas de ellas eran menores tuteladas. E. E.

El guion que se repite

El modus operandi se parece demasiado a aquel de 18 Lovas. El nombre, procedente del propio nombre de la empresa "de eventos y animación" que tenía Yino, escondía captación por redes, promesas de trabajo fácil, citas que terminan en coches, cuartos, hoteles y casas.

Las menores reciben dinero pequeño, alcohol, a veces cocaína o hachís. Quien manda decide alias para cada una —"para proteger la identidad de los clientes"— y graba vídeos. La Renault Traffic de ocho plazas tiene un apodo que las víctimas repiten con asco, en varias ocasiones: "la follafurgoneta".

En junio de 2025, camino de unas dependencias policiales para el análisis de los vehículos intervenidos, Yino habla en voz alta delante de los agentes que lo custodian. Lo suficiente como para que se levante un acta. Dice que mantiene relaciones sexuales "habituales" con menores de entre 12 y 17 años.

Añade que "siempre les preguntaba si eran vírgenes" porque "no quería romperles la virginidad de esa manera". Presume de haber tenido "a su cargo unas 150 chicas" a las que "daba a gente de dinero". Menciona a empresarios, cenas gratuitas, una furgoneta que "le compraron" para que callara.

Registro de la Policía Canaria en una vivienda de Ingenio durante la investigación.

Registro de la Policía Canaria en una vivienda de Ingenio durante la investigación. CGPC.

En ese mismo acta, detalla escenas. Narra un trío en un coche "marrón" con una menor y una persona transexual, bofetadas mutuamente con otra adolescente. Habla de pagar 50 euros por sexo y 10 euros adicionales por videollamadas, de una nevera portátil con alcohol en el vehículo.

Asegura que recomendaba el uso de preservativos. Afirma que no las forzaba. Se define como alguien que "enseña a las chicas" antes de entregarlas a potenciales clientes. Pero, en realidad, las pesquisas policiales hablan de escenas mucho más crudas que cualquier enseñanza.

Una menor de 17 años afirmó que Yino la llevó a un lugar donde había caballos, en compañía de otra menor, y les intentó convencer de que practicaran sexo con el animal. Al negarse las dos menores, él mismo comenzó a masturbarse y a hacerle una felación al equino.

En otros casos, la investigación detalla cómo en muchas ocasiones él mismo pedía que le orinaran y le defecaran encima a cambio de cantidades como 10 o 20 euros y cigarrillos electrónicos. Un extremo, el de la zoofilia, que también presente en denuncias anteriores. En el año 2016, Yino ya fue acusado de proponer a otra menor de edad que tuviese relaciones sexuales con un perro, según consta en otro sumario judicial al que ha podido tener acceso este periódico.

Durante las diligencias correspondientes a la investigación del caso '18 lovas', una de las menores acusó también a Yino de zoofilia.

Durante las diligencias correspondientes a la investigación del caso '18 lovas', una de las menores acusó también a Yino de zoofilia. E. E.

"Ellas querían"

EL ESPAÑOL ha tenido acceso a un audio enviado por Yino desde prisión, en el que trata "de explicarse". En la grabación —de varios minutos— se escucha una voz firme, áspera, que intenta sonar pausada pero que repite una consigna casi litúrgica: "No he hecho nada malo". La frase regresa como un martillo a lo largo del mensaje.

Su discurso se sostiene sobre tres pilares: negación total, victimismo y la construcción de una identidad aparentemente marginal. Dice que él nunca tuvo poder, que "sólo ayudaba", que era "el más pobre de todos" y que ahora lo están utilizando como "cabeza de turco".

Afirma que las menores acudían a él "porque querían", que "estaban mal en sus casas", que "buscaban dinero fácil". La responsabilidad siempre se desplaza hacia fuera.

Imagen de Agustín Alemán, alias Yino, extraída del sumario judicial.

Imagen de Agustín Alemán, alias Yino, extraída del sumario judicial. E. E.

Esa narrativa encaja, según expertos consultados por este periódico, con un patrón clásico: inversión de roles, minimización, externalización de la culpa y un convencimiento profundo de injusticia personal. El relato nunca se interrumpe para abrir una duda, un matiz o una pregunta. Todo es categórico.

En otro fragmento del audio, habla de los empresarios a los que —según él— unía a algunas jóvenes: "Esa gente tenía dinero, yo no. Yo estaba en medio sin querer estarlo". Y remata: "Algún día se sabrá la verdad". Aunque no explica cuál, lo cierto es que entre sus clientes se encontraban grandes fortunas de Canarias.

Extracto de diligencias policiales en las que consta el presunto proxenetismo de Yino y su forma de actuar. Si las menores accedían a tener relaciones sexuales con él, recibían más dinero de lo pactado.

Extracto de diligencias policiales en las que consta el presunto proxenetismo de Yino y su forma de actuar. Si las menores accedían a tener relaciones sexuales con él, recibían más dinero de lo pactado. E. E.

Los otros nombres

En septiembre de 2022, el abogado que defendía a Yino renuncia y denuncia a su cliente por amenazas y coacciones. El sumario registra vaivenes: ausencias a citaciones, órdenes de búsqueda y captura resueltas al borde del plazo. La impunidad, en estas islas donde todos se conocen, tiene también el rostro burocrático de los aplazamientos.

En enero de 2025, la Policía vuelve a detener a Yino junto a tres hombres en diferentes barrios del este y sureste de la isla. A las 48 horas, el juez dicta prisión provisional para dos. En febrero, afloran mensajes donde se ofrecen copas y shisha gratis a grupos de cuatro amigas.

"Se pide DNI físico", avisa el texto. En junio, se consigna el acta de aquella conversación espontánea durante el traslado. En octubre, la Policía habla de nuevas pruebas en dispositivos.

El viejo caso 18 Lovas, todavía sin resolver, vuelve a estar vivo: esa supuesta agencia de eventos convertida —según la instrucción— en pantalla para prostituir a menores y jóvenes de hasta 23 años.

18 lovas milanuncios

18 lovas milanuncios

Íncubo no es un hombre solo. La causa recoge 13 investigados: doce hombres y una mujer. Entre ellos, además de Agustín Alemán (Yino), están el ya mencionado José Luis Sánchez, quien la investigación policial señala también como presunto violador con escenas extremadamente obscenas, y Eduardo P. I., ambos en prisión provisional.

Figuran también Eugenio Hernández León y Domingo Hernández Tarajano, a la espera de juicio por 18 Lovas. Aparecen Zeus D. P., Manuel Jesús S. T., Luis M. S., Ahmad H. A., Francisco Javier G. G., y Dayanara C. M. N.

Esta última, menor tutelada, señalada como presunta captadora de menores en el mismo centro en el que vivía. La rueda de la vulneración —adolescentes que traen a otras adolescentes— es una de las marcas más brutales del expediente: la violencia que obliga a reproducirse.

Los volcados de móviles traen a la superficie la materia de la que están hechas las redes: fotos, vídeos, notas de voz, chats con errores ortográficos y urgencia de madrugada. De ese barro, el juzgado levanta medidas cautelares. La Fiscalía pide prisión para evitar la reiteración y proteger a las víctimas.

El cuerpo de un caso

El expediente también contiene el cuerpo de las administraciones. Están los informes de hogares tutelados que avisan de fugas breves y regresos silenciados. Están las actas del Instituto de Medicina Legal que recogen muestras y cotejan ADN. Están los oficios que solicitan cámaras de seguridad de hoteles.

También consta en las diligencias una conversión registral de sexo —fechada el 28 de febrero de 2024— que Yino utiliza para solicitar traslado al módulo femenino de Juan Grande. El centro penitenciario aplica protocolo y lo aloja en el módulo de máximo respeto. Hay huelgas de hambre anunciadas y partes de funcionarios.

Del otro lado, la ciudad: Guanarteme los viernes, Mesa y López a primera hora, Arenales con escolares en uniforme azul. El sur —Playa del Inglés, Meloneras— exhibe su neón nuevo, sus toldos tensos, su promesa de ocio sin culpas. Resulta fácil moverse sin dejar rastro cuando todo está diseñado para que nadie haga demasiadas preguntas.

Imagen de archivo de la prisión de Juan Grande, en el sur de Gran Canaria.

Imagen de archivo de la prisión de Juan Grande, en el sur de Gran Canaria. E. E.

La geografía del daño

Los testimonios de casi cuarenta jóvenes dibujan una geografía del daño. Tríos con adultos mientras otra menor espera en el coche. Violaciones en pisos con el televisor encendido para que no se oiga el ruido. Coacciones para que "busques a dos amigas".

La adolescencia, que debería ser un territorio de primeras veces, se vuelve mercadería. Los regalos —un perfume, un cigarrillo electrónico, un billete de 20— funcionan como moneda y como mecanismo de control. Después, él amenaza con difundir imágenes a su familia o amigos si la niña no obedece.

El juzgado que instruye Íncubo trabaja con una doble urgencia: proteger a las víctimas y evitar la reiteración delictiva. En una isla donde cualquier tienda tiene por escaparate la calle, preservar identidades exige un quirófano de silencios.

Fuera, el sur de Gran Canaria luce su estética de postal: el sol que cae oblicuo sobre el vidrio de los hoteles, las hamacas alineadas, los letreros de neón. A pocos kilómetros, la Renault Traffic que un día fue herramienta y símbolo permanece inmóvil en un depósito judicial. La llaman por su apodo. Nadie quiere tocarla.

Imagen de archivo de la Policía Canaria.

Imagen de archivo de la Policía Canaria. CGPC.

Caso abierto

La Operación Íncubo es, junto a 18 Lovas y Kárate, una de las mayores causas por corrupción y explotación sexual de menores abiertas en Canarias. El expediente crece en espiral: cada volcado puede aportar nombres y fechas que obliguen a ampliar la investigación.

La Policía Canaria no descarta más detenciones. "Conforme investigamos, encontramos más personas dentro de la ramificación, todas con el mismo patrón", describe un investigador. Quedan audiencias por celebrar, periciales por concluir, contradicciones por sopesar. Queda un juicio que decidirá lo que deba decidir.

En las puertas de la Ciudad de Justicia de Las Palmas, al caer el mediodía, muchas puertas cierran. Un abogado sale mirando el móvil, un policía se ajusta el chaleco, un padre pregunta por una notificación. En la terraza de enfrente sirven cafés. Y la caja con la palabra Íncubo sigue abierta.