El coche donde se quemó a lo bonzo un maltratador, en la Zona de la Venta del Olivo de Cieza.
Un maltratador se quema a lo bonzo en Cieza y antes llama a su mujer: "Pon el móvil a grabar; no soy una buena persona"
La víctima recibía "cien mensajes" amenazantes al día y al padre de sus hijos le pusieron una pulsera: "Voy a prender fuego a la casa con los niños dentro".
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Davinia podía recibir en un mismo día hasta cien mensajes por WhatsApp, cada uno con una amenaza más grosera y peligrosa que la anterior, para que tuviera claro que Marcos, su pareja maltratadora, era el que mandaba fuera y dentro de casa: "Cuando entres aquí, haz el favor de comportarte como una persona, si no quieres que vaya al cuartel con tu cabeza en la mano".
Davinia es el nombre falso para una madre de dos niños, incluida en el Sistema VioGén como víctima de alto riesgo, y cuyo expediente ha tenido un final inédito para la Guardia Civil dentro de todos los casos de violencia de género que asume cada año en la Región de Murcia.
Lo habitual -por desgracia- es que traten de arrebatar la vida a su exmujer y luego se intenten suicidar, incluso que traten de infligir un castigo mayor atacando a los hijos. Pero Marcos, nombre ficticio para preservar la intimidad de sus hijos menores de edad, se prendió fuego a lo bonzo tras llamarla a ella y pedirle que grabara la secuencia con su teléfono mientras admitía que era un maltratador sin remedio.
EL ESPAÑOL a través de fuentes de la investigación ha accedido a este caso del que no se informó por los canales habituales de prensa del 112, a pesar de que Marcos se prendió fuego dentro del coche de su expareja, en un paraje próximo a la Venta del Olivo al que acudieron patrullas de Policía Local de Cieza y Guardia Civil.
Este suicidio silenciado, supone una vuelta de tuerca en la violencia machista, como en su día lo fue el primer caso de violencia vicaria, ya que juristas expertos en la materia interpretan que Marcos "perpetró su último episodio de maltrato" sobre Davinia, llamándola "para que se sintiera culpable el resto de sus días", por su decisión de quitarse la vida y dejar sin padre a sus dos hijos.
Una vista aérea del término municipal ciezano.
Esta mujer ha sufrido un calvario en Cieza, una localidad regada por el río Segura, que roza los 36.000 habitantes, y que es conocida en toda España por sus melocotones, entre otros árboles frutales que son auténticos manjares. Davinia y Marcos sumaban diez años de relación y tenían dos hijos en común. Ella nunca le denunció hasta la discusión que mantuvieron la madrugada del domingo 14 al lunes 15 de septiembre y que Marcos zanjó a palos.
"El acusado, junto a su pareja, delante de sus dos hijos, inicia una discusión, la coge por el cuello, la tira del pelo, la levanta en peso y le pega varios bofetones y varios puñetazos en el costado", tal y como expone el fiscal en su escrito de conclusiones provisionales. "Además de lo anterior, movido por el ánimo de amedrentar y menoscabar su sensación de libertad y seguridad, le envió mensajes amenazantes".
Esa paliza la presenciaron unos pobres niños que perdieron su inocencia aquella madrugada. De hecho, al día siguiente, la niña le cuenta a su abuela lo que papá le ha hecho a mamá. Entonces, algo hace click en la cabeza de Davinia. Prueba de ello es que tras una década sufriendo malos tratos en silencio, esta madre decide acudir el martes 16 de septiembre a presentar una denuncia al cuartel de la Guardia Civil.
Allí Davinia explota porque no solo narra la paliza que recibe delante de sus hijos menores de edad, en el transcurso de una discusión doméstica. También aporta pruebas de una relación marcada por años de violencia machista. Tales como capturas de mensajes con amenazas de muerte o la foto de una puerta con un agujero fruto de un puñetazo salvaje de Marcos.
"Te juro yo, por mis muertos, que tú esta noche no terminas viva", tal y como recoge uno de los mensajes a los que ha accedido este diario. "Antes de que te mates tú, te mato yo, no te voy a tener ninguna lástima, pero ninguna". "Vuelve a mentirme en mi cara y vas a morir de verdad".
Una de las terribles amenazas del maltratador que se ha quemado a lo bonzo.
Una fuente vinculada a la instrucción judicial revela que esta madre podía recibir "cien mensajes" al día de su maltratador.
El bombardeo de amenazas violentas -vía WhatsApp- se podía producir a cualquier hora, incluso cuando Davinia estaba trabajando para mantener la economía familiar, frente a la inestabilidad laboral de Marcos: "Si te vuelvo a ver marcándole el coñazo a tu jefe en el bar, o en cualquier otro sitio, te corto el cuello".
Marcos no sentía nada por su mujer, la trataba como un objeto sexual. Tampoco sentía amor por sus hijos a la vista del contenido de este mensaje: "Voy a prender fuego a la casa con los niños dentro".
Tan elevado era el riesgo que corría Davinia que solo 24 horas después de presentar su denuncia, el miércoles 17 de septiembre, la Plaza 1 del Tribunal de Instancia de Cieza convocó un juicio rápido.
Durante la sesión, Marcos "mostró su conformidad" con los hechos relatados por el fiscal en su escrito de conclusiones provisionales. También admitió la autoría de los mensajes amenazantes que martilleaban a diario la conciencia de Davinia. Este maltratador, de 40 años, buscaba cerrar un pacto con el Ministerio Público, para evitar su ingreso en prisión porque era la primera vez que su mujer le denunciaba por violencia de género.
Una amenaza de muerte del maltratador a la madre de sus dos hijos.
Beatriz de Lara Ávila, abogada de esta víctima de violencia de género, se opuso frontalmente a cerrar la sesión con un pacto porque Davinia no paraba de verbalizar que una condena con trabajos a beneficio de la comunidad, para el padre de sus dos hijos, equivalía a una sentencia de muerte para ella. "Me va a matar". "Me dijo que me cortaría el cuello", repetía temerosa. "Él no tiene nada que perder".
No hablaba en vano esta mujer. Ella era la que se ocupaba de cuidar a sus hijos, el contrato del piso de alquiler estaba a su nombre y el coche era de su propiedad. Marcos ni siquiera podía ofrecer una dirección a la que enviarle cualquier notificación judicial porque su familia supuestamente le había dado la espalda, entre otros motivos, debido a que su propio padre le denunció por violencia doméstica en 2005.
A sus 40 años, este ciudadano español también sumaba otros antecedentes por apropiación indebida o usurpación de estado civil. De modo que Beatriz de Lara Ávila, letrada conocida en Instagram por su canal ideasdejusticia, logró demostrar que no era un caso para ser resuelto en un juicio rápido y el magistrado decidió que el calvario de Davinia sería juzgado por vía penal, el 7 de julio de 2026, situando a Marcos a un paso de enfrentarse a una condena de cárcel.
En concreto, por lesiones y amenazas en el ámbito de la violencia de género, con la agravante de cometer los delitos delante de menores de edad. Hasta la celebración del juicio, a Marcos se le impuso una orden de alejamiento y comunicación de la madre de sus hijos, así como una pulsera para geolocalizarlo. Pero no soportó esas medidas cautelares que le impedían bombardear el móvil de su víctima, con mensajes nauseabundos, para mantenerla controlada a base de infundirle miedo.
El coche completamente calcinado donde fue localizado el cuerpo sin vida del maltratador.
A Marcos le mataba la idea de no poder acercarse al domicilio familiar. Era demasiado. "El sábado 20 de septiembre, su pulsera dejó de emitir señal", según confirma una fuente de la Guardia Civil. "No estaba geolocalizado y no había forma de contactar con él para saber qué estaba haciendo". Todas las alarmas saltaron en el cuartel de Cieza porque Davinia estaba catalogada como "víctima de alto riesgo".
Aquella noche, varias patrullas se apostaron en la vivienda de esta mujer. "La pulsera sonó porque la desconectó o se acercó al domicilio de la víctima". Por esta cuestión no se le podrá interpelar a este hombre (1985-2025) porque cogió el coche de su ya expareja, se marchó a un paraje de la Venta del Olivo, y la telefoneó por última vez. "Pon el móvil a grabar que me voy a prender fuego. No soy una buena persona. No tengo remedio", según detallan las citadas fuentes. Era una disculpa envenenada.
Cuando las patrullas de la Guardia Civil y la Policía Local de Cieza llegaron a ese paraje, ya era tarde. "El coche estaba ardiendo después de que el hombre se prendiera fuego dentro". Este suicidio se silenció, pero este caso pone de manifiesto que nunca hay que darle una oportunidad a un maltratador, siempre hay que denunciar al 016, por más que existan hijos de por medio como le ocurría a esta mujer.
Este suicidio también evidencia que nuestro sistema judicial es tan garantista que a veces beneficia a los maltratadores, ya que la abogada de esta víctima pidió prisión provisional para Marcos, haciendo énfasis en la gravedad de la agresión que recibió Davinia y los mensajes de muerte que le enviaba obsesionado con ella, algunos de ellos contra sus propios hijos. Pero el juez argumentaba que no había tanto riesgo vital porque ella le denunció una vez en diez años y la Fiscalía quería cerrar el caso con un pacto, con una condena de trabajos en beneficio de la comunidad y una orden de alejamiento.
Aquella madrugada del sábado 20 al domingo 21 de septiembre, supuestamente, Marcos "acudió con malas intenciones" a la vivienda de su 'ex', pero la pulsera lo delató, la Guardia Civil reaccionó bien y él se sintió acorralado, tomando una decisión drástica. "El último acto de violencia de género fue telefonearla para que se le quedara de por vida ese remordimiento. Si tú quieres suicidarte, te vas a un sitio apartado, y lo haces sin llamar a nadie". "Ella aún tiene un sentimiento de culpa".