Carlos Muñecas, el CEO Vermut Zarro, en su fábrica de Fuenlabrada.

Carlos Muñecas, el CEO Vermut Zarro, en su fábrica de Fuenlabrada. Cristina Villarino EL ESPAÑOL

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El imperio de los Muñecas, la saga detrás del Vermut Zarro, el más vendido de Madrid: "En 2025 facturaremos 6 millones"

Tanto el licor como Carlos Muñecas, CEO de la marca, nacieron en 1968. Su padre, procedente de Castro-Urdiales, fue el que creó la receta original.

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El año 1968 fue muy especial para la familia Muñecas. Todavía no había llegado la democracia a España, pero el aperturismo permitía el desarrollo de ciertos sectores que atraían turistas. En ese contexto, Carlos Muñecas padre, ajeno a esta situación, decidió ponerse a fabricar en Madrid un vermut casero y artesano “para disfrutarlo con la familia y los amigos”.

Nacido en Castro-Urdiales (Cantabria) en la década de los 40, Carlos Muñecas padre había aprendido a elaborar vermut y trasladó ese saber a la capital. Allí fue donde creó el Vermut Zarro, el más vendido en Madrid en la actualidad. Ese mismo año nació el primogénito del cántabro y de su mujer, la cordobesa Manuela Muñoz. Es decir, en 1968 llegaron al mundo Carlos Muñecas hijo y uno de los licores más castizos de nuestros días.

“Hasta que tuve nueve años fui hijo único y crecí en una familia muy unida. Vivía con mis abuelos Moisés y Antonia de lunes a viernes en el barrio de Tetuán-Valdeacederas, que entonces era un pueblo, porque estaba mi colegio cerca. Veía a mis padres los fines de semana. Luego ya nacieron mi hermano José Manuel, a quien le saco nueve años, e Irene, a quien le saco 11”, explica a EL ESPAÑOL Carlos Muñecas hijo (Madrid, 1968), actual director general de Vermut Zarro.

Carlos Muñecas padre, creador del Vermut Zarro.

Carlos Muñecas padre, creador del Vermut Zarro. Cedida

Carlos Muñecas hijo, elaborando Vermut en la actualidad.

Carlos Muñecas hijo, elaborando Vermut en la actualidad. Cristina Villarino EL ESPAÑOL

Todos los miembros de la familia Muñecas han intervenido o siguen interviniendo en la elaboración de un vermut que hoy día es el buque insignia de las Bodegas Sanviver, la empresa detrás del Vermut Zarro. Ésta cerró 2024 con una facturación cercana a los 5,5 millones de euros. “Pero este 2025, si todo va bien, facturaremos 6 millones”, vaticina Carlos Muñecas a este medio. La proyección a través de los años, por tanto, siempre ha sido positiva. Suma y sigue.

Carlos, el visionario

Pese a que la receta original es invención de Carlos Muñecas padre, lo cierto es que fue el hijo el que empujó a su familia a crear una empresa. “Al acabar Bachillerato, al principio quise ser militar, pero luego lo descarté. Desde siempre había visto cómo el vermut de mi padre triunfaba entre nuestros allegados y, con 19 ó 20 años, se me encendió una bombilla y le dije a mi padre: 'Papá, ¿por qué no arrancamos con una empresa que produzca tu vermut?'”, recuerda el CEO.

La respuesta de Carlos Muñecas padre a su hijo no tardó en llegar: “Hijo, tú eres joven, tira para adelante. Haz lo que tengas que hacer y yo te echo una mano”. De alguna manera, el progenitor quería apoyar desde segunda fila a su retoño. Entretanto, trabajaba como verificador jefe en una empresa de rodamientos. Era el final de la década de los 80.

Y así arrancaron una pequeña producción de 300 litros de vermut anuales en un local del barrio de Valdeacederas, en Madrid. Entonces eran unos completos desconocidos y los reyes del mercado eran los vermuts Martini y Cinzano. “Llamamos al nuestro Zarro, que no significa nada, porque vimos que tenían unas consonantes y vocales parecidas a estos vermuts. Son sonidos potentes, así que apostamos por ese nombre”, cuenta Carlos Muñecas hijo.

Carlos Muñecas, CEO Vermut Zarro.

Carlos Muñecas, CEO Vermut Zarro. Cedida

Años más tarde, a principios de los 90, aunque la producción se iba incrementando poco a poco, el mercado se reducía sólo a Madrid. Fue cuando Carlos conoció a un trabajador de la Cámara de Comercio que le abrió los ojos: “Me planteó la posibilidad de exportar, pero yo creía que no podía. Me consideraba muy pequeño. Hasta que me dijo: 'Sal y ve lo que hay fuera'”.

Y así lo hizo. Corría 1992 cuando Carlos Muñecas fue a su primera feria internacional, lo que supuso un hito para el Vermut Zarro. Un hito porque comenzó a tener contactos por todo el mundo interesados en su vermut. “Pero pasaba que a muchos países sin cultura del vermut no les interesaba en exceso nuestro producto. Aun así, los compradores me decían: 'Como eres español, ¿no tienes sangría?'. Cuando me lo dijo un tercer comprador ya pensamos que había negocio y comenzamos a producir sangría”, cuenta Muñecas.

Nacieron así, en 2002, las Bodegas Sanviver –“Sangría, vino y vermut”, explica Carlos–, las cuales diversificaron el negocio sin olvidar que Zarro era y sigue siendo el alma mater de la empresa. “Actualmente tenemos hasta 11 referencias del Vermut Zarro y nos caracterizamos por no subir los precios. Queremos ofrecer un gran producto a un precio muy competitivo. Por ejemplo, nuestro vermut reserva es más barato que el básico de Martini. Y nuestro vermut rojo se encuentra en cualquier supermercado a entre 6 o 6,50 euros la botella”, dice.

El caso es que, al menos en la Comunidad de Madrid, los consumidores lo saben y han provocado que sea el vermut más consumido en la autonomía de la capital. Muchos, de hecho, ya lo califican como “el vermut de Madrid”.

Presente y futuro

El continuo crecimiento del Vermut Zarro a lo largo de estas últimas cuatro décadas se traduce en que la producción ha pasado de los 300 litros anuales a los cuatro millones de litros. “Actualmente, tenemos una capacidad de producir 40.000 botellas al día. No lo hacemos todos los días, pero tenemos unas instalaciones en Fuenlabrada que pueden con eso y más”, cuenta Carlos Muñecas.

Desde ahí, los 35 trabajadores de la empresa ya no sólo producen para España, sino que lo hacen para 30 países. Lo hacen, eso sí, con la pasión que siempre ha desprendido la familia Muñecas. No por nada, en la actualidad también trabajan en las bodegas los hermanos de Carlos Muñecas, José Manuel e Irene. Todo, de alguna manera, queda en familia.

Carlos Muñoz padre, el creador del Vermut Zarro, junto a su nieto.

Carlos Muñoz padre, el creador del Vermut Zarro, junto a su nieto. Cedida

“Al final pienso que el éxito de nuestra empresa y nuestro vermut viene de que es una empresa familiar. Por tanto, no escatimamos en horario porque pensamos que todo lo que podamos aportar para mejorar los productos y la empresa será un beneficio para la familia. Hacemos algo que nos mola y, bueno, cuando hay que trabajar de más, se hace. En este sentido, quería agradecer no sólo a mis hermanos, sino a mi mujer, Silvia Vidal. Sin su ayuda a lo largo de los años nada hubiese sido posible. Ella es la verdadera jefa”, dice con orgullo el CEO de Vermut Zarro.

Pregunta.– Usted y sus hermanos son la segunda generación al frente de Vermut Zarro. ¿Les haría ilusión que la tercera generación continuara el legado de la empresa familiar?

Respuesta.– Yo tengo dos hijos: Carlota, de 22 años, y Jorge, de 21, y mi hermano José Manuel a Claudia, de 14. En mi caso, Jorge se está formando y parece que le puede interesar continuar con la empresa. Carlota tiene otro camino y Claudia es aún pequeña, pero nunca se sabe… Lo que está claro es que si quieren seguir deberán estar formados y no sentirse obligados a continuar. Debe ser su voluntad. Me haría ilusión que continuaran porque no hemos creado una empresa familiar con el fin de venderla, pero ya se verá.