La entrada al recinto penitenciario Sevilla II, en Morón de la Frontera, en una imagen de archivo.

La entrada al recinto penitenciario Sevilla II, en Morón de la Frontera, en una imagen de archivo. II.PP.

Reportajes

Presos que intentan violar a las psicólogas y se masturban ante ellas en el infierno de Sevilla II: "Como no la tocó, fue 'falta leve'"

Sindicatos como el CSIF y ACAIP-UGT denuncian que las funcionarias de prisiones "ejerciendo su trabajo, son objeto de vejaciones y agresiones que, de perpetrarse en la calle, serían delitos, y dentro no lo son".

Más información: Interior tenía en un módulo de respeto al agresor sexual de una psicóloga penitenciaria pese a ser un violador reincidente

Publicada
Actualizada

La psicóloga procedió a sentarse delante del interno E.J.M.A. Cordobés y multirreincidente, se encontraba en la prisión de Sevilla II, trasladado desde la de Córdoba hace pocos meses. Entre sus delitos, una condena por agresión sexual.

E.J., asignado por Instituciones Penitenciarias en el módulo 3, a los pocos minutos de la sesión terapéutica se puso de pie, se sacó los genitales, los puso sobre la mesa, a escasa distancia de la mujer, y comenzó a masturbarse.

De Córdoba había llegado en julio debido a cuatro incidentes similares, en menos de un año, contra funcionarias de prisiones que ejercen labores de vigilancia en su módulo. La última, según fuentes consultadas, tuvo lugar en ese mismo mes, por lo que fue trasladado hasta la cárcel de Morón de la Frontera.

La psicóloga comenzó inmediatamente a gritar y fue auxiliada por dos funcionarios de prisiones. Previamente, y sabiendo que en estas sesiones suelen abordarse asuntos que deben quedar entre interno y profesional, la mujer les había pedido que se quedasen cerca de la puerta, que hay que cerrar obligatoriamente por privacidad.

No pidió la vigilancia únicamente por eso. Tenía miedo, y no sólo por el historial delictivo de E.: este verano otro interno trató de violar a una de sus compañeras, también psicóloga, durante otra sesión similar.

Fue el 8 de julio. La mujer, además de la agresión sexual, recibió una paliza por parte de P.S.J.M., un sevillano también multirreincidente que lleva desde hace 21 años entrando y saliendo de la cárcel, hasta en 12 ocasiones, por delitos como robos y agresiones sexuales.

Otra imagen del centro penitenciario Sevilla II, en Morón de la Frontera.

Otra imagen del centro penitenciario Sevilla II, en Morón de la Frontera. II.PP.

En aquella ocasión el preso, un violador, se abalanzó sobre la mujer y le propinó un fuerte puñetazo, para dejarla fuera de juego. Y comenzó la agresión sexual. "Se encontraba en un módulo de respeto cuando no debía estar ahí, sino en Primer Grado, porque es de los que tienen mala conducta. Mala de verdad", precisa una fuente del CSIF.

"Recibió un puñetazo en la nariz que la tiró al suelo. Luego se le puso encima y para reducirla, le arrancó mechones de pelo, la arañó, "le pegó hasta mordiscos". Uno de ellos, en el labio. La víctima estuvo" entre 4 y 5 minutos" defendiéndose y repeliéndolo, tratando de evitar que consumara la agresión y solo pudo emitir un único grito. La auxiliaron otros internos, porque en el módulo solo había un funcionario que se encontraba lejos".

Que las dos agresiones sexuales de Sevilla II hayan sido a psicólogas es algo circunstancial: también son víctimas las mujeres funcionarias que ejercen labores de vigilancia en centros masculinos.

"Por ejemplo, que reciban insultos de carácter sexual, o que cuando vayan a hacer el recuento, se los encuentran desnudos, o masturbándose... es el pan nuestro de cada día", explica Jorge Vilas, responsable de prisiones a nivel nacional por el sindicato CSIF.

La trabajadora agredida en julio se encuentra todavía de baja psicológica, "en tratamiento y recibiendo medicación", explica otra fuente. "Es que se jugó la vida, literalmente: la podría haber matado".

La segunda psicóloga agredida, la de la semana pasada, tuvo más suerte, porque enseguida acudieron a auxiliarla. El agresor, cuando vio entrar a los dos funcionarios, les explicó que "la señorita está muy buena y me la ha puesto muy dura".

Vilas advierte que este tipo de agresiones "son habituales". La última ocasión, por similar, tuvo lugar la segunda semana de septiembre, cuando un interno también mostró sus genitales a la psicóloga del centro penitenciario de Topas durante una sesión terapéutica.

Sin epígrafe

Para el CSIF, lo más grave es que el PEAFA (el Procedimiento Específico de Actuación Frente a las Agresiones) en los centros penitenciarios y Centros de Inserción Social de España no tiene "un epígrafe para las agresiones sexuales a funcionarios de prisiones. Y también, que las dos agresiones las hayan catalogado como 'leves'".

En concreto, se catalogan como "incidentes regimentales, que es un totuum revolutum donde cabe todo. Y es que dentro de la prisión no tenemos el derecho a la protección que tenemos fuera como ciudadanos comunes", precisa Jorge Vilas. "A nadie se le ocurre que a un funcionario del SEPE o de otras administraciones, mientras trabaja, le pase algo así".

Por su parte, Joaquín Leiva, portavoz del sindicato ACAIP-UGT, explica que la agresión de la semana pasada "como no la tocó, pues es una falta leve y no se cataloga como agresión. Y como el PEAFA no contempla las agresiones sexuales, no se catalogan. Y cuando se piden los datos [a Instituciones Penitenciarias], no hay datos".

Jorge Vilas destaca que estas agresiones "les salen penalmente gratis a los internos y no suponen un aumento de las condenas", lo que redunda "en la desprotección de las mujeres" que trabajan en el interior de las prisiones.

"Lo que fuera es un delito, dentro es una falta leve que no cuenta para las altas esferas". En este último caso, "el interno tendrá consecuencias porque hay un informe, pero solo como 'falta de respeto a un trabajador'".

Desde el sindicato Acaip destacan que el problema de base es "que en 2007 se unifican las escalas de los funcionarios de prisiones y a partir de entonces las mujeres pueden ejercer labores de vigilancia en centros con internos masculinos".

Pero durante varios años "no producen estos cambios porque en 2010 se corta la creación de empleo público, que no se retoma hasta 2015". Los primeros años de aplicación "no pasaba nada porque había cierto respeto por parte de los internos a las mujeres, un respeto machista, pero respeto al fin y al cabo".

Cultura machista

Eso, con el paso de los años "se ha perdido. No hay respeto. Y si a eso le añades la cultura machista de los internos, bien por cultura o por religión, pues es la tormenta perfecta".

Como el PEAFA no contempla las agresiones sexuales y no se catalogan, estos internos multirreincidentes "están en módulos normales, cuando tendrían que pasar a Primer Grado penitenciario", por lo que cualquier acción terapéutica -como la atención psicológica- no tiene lugar con un cristal de por medio.

También, sostiene Leiva, que "la mayoría tienen problemas mentales y tampoco son atendidos terapéuticamente porque hay un déficit del 70% de médicos en las prisiones españolas. Por su parte, Jorge Vilas señala que "las enfermerías de los centros penitenciarios son psiquiátricos encubiertos".

Desde CSIF de Sevilla II han mostrado su "extrema preocupación ante el empeoramiento de la situación de la prisión donde se contabilizan hasta 10 incidentes graves o muy graves catalogados de agresión sexual en lo que va de año, siendo además una tónica generalizada en el ámbito penitenciario".

Estos hechos representan "un atentado contra la dignidad y seguridad de todo el personal" precisa otra fuente del CSIF, que destaca que han tenido reuniones "con la dirección del centro y lo que nos han respondido es que esto es normal, basándose en las estadísticas de otros años".