Toño, el ganadero cuya muerte investiga la Guardia Civil en Cuevas del Agua (Asturias).
La Guardia Civil volverá a interrogar a Mar, la viuda de Toño, y a su cuñada, Mada, por el asesinato de este ganadero
Pierde fuerza la teoría de que este vecino de Cuevas del Agua (Asturias) murió apaleado por dos encapuchados. La Policía Judicial no encuentra huellas ni imágenes de los sospechosos a los que aluden las dos únicas testigos.
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Localizar al autor o autores de la muerte del ganadero José Antonio Otero, conocido como Toño por los vecinos de Cuevas del Agua, se ha convertido en un tema prioritario para la Guardia Civil en Asturias. Tanto es así que en el caso hay investigadores que en 2018 lograron desenmascarar la trama que había detrás del asesinato del concejal de IU Javier Ardines.
Los celos fueron el móvil de aquel terrible asesinato, ocurrido el 16 de agosto de 2018 en el Concejo de Llanes, y en la trama había dos sicarios. Pero en esta ocasión no hay asesinos profesionales y todo es más de andar por casa porque en la diana de la investigación está el círculo familiar del difunto Toño, de 60 años.
EL ESPAÑOL ha podido confirmar por fuentes próximas a la investigación que María del Mar, la viuda de Toño, y Magdalena, cuñada del fallecido, "volverán a ser llamadas para tomarles declaración por segunda vez".
La Policía Judicial no descarta llevar a cabo "una ampliación de la inspección ocular" que realizaron inicialmente en la casa donde Toño convivía con su pareja y supuestamente fue apaleado hasta la muerte, con una pala, sobre las doce del mediodía el pasado viernes. De hecho, los investigadores valoran que esa ampliación consista en hacer una reconstrucción de la paliza que recibió el ganadero con las dos únicas testigos que hay hasta ahora: Mar y Mada.
"La reconstrucción de un homicidio se puede hacer con un detenido o con testigos". De forma que Magdalena tendrá que explicar lo que estaba haciendo en una habitación de la casa, y Mar, deberá detallar lo que hacía en la cocina, mientras el ganadero era apaleado en la planta baja. También tendrán que escenificar y relatar cómo se enteraron de que Toño estaba sufriendo una agresión, cómo reaccionaron, por dónde huyeron los encapuchados, deberán describirlos...
Unos guardias civiles en la casa donde se produjo la paliza mortal a Toño.
La Policía Judicial tiene varios motivos para recrear la paliza mortal. El primero se debe a que aún no ha encontrado pistas sobre los dos famosos encapuchados a los que María del Mar y su hermana, Magdalena, culpan como presuntos autores de la muerte de Toño que ha consternado al sector ganadero de Asturias.
De momento, la Policía Judicial no ha localizado huellas de pisadas en el exterior de la casa, a pesar de tratarse de una zona verde porque Toño y Mar tenían vacas para ganarse la vida como ganaderos y produciendo leche.
Tampoco han encontrado ninguna imagen de los sospechosos en cámaras de seguridad de la zona, ni siquiera en la vivienda del vecino, por donde teóricamente huyó la pareja de encapuchados. Todo ello, tras atravesar el patio de la víctima mortal de este homicidio cuya investigación se encuentra bajo secreto de sumario.
"Parece poco creíble que dos encapuchados aparezcan por una aldea para robar". Tal conclusión se debe a que no hay vestigios de los encapuchados y no se llevaron dinero ni nada de valor de la casa. Además, nadie parece haber visto a los sospechosos en Cuevas del Agua, un pueblo con unos cincuenta vecinos donde todos se conocen y que solo tiene una vía de acceso: La Cuevona, una gruta natural de 250 metros.
La señal que marca a los turistas el acceso a Cuevas del Agua a través de una gruta natural.
De modo que la Policía Judicial volverá a interrogar a Mar, la viuda de Toño, y a Mada, su cuñada, debido a que eran las únicas que estaban en la casa el día de la paliza y desde el primer momento apuntaron a dos encapuchados, como autores de la brutal agresión. Incluso María del Mar fue más allá y en declaraciones a este diario afirmó que los sospechosos eran "conocidos" de su pareja porque solo llevaba a su domicilio a amigos o familiares.
"Mi hermana estaba en la habitación de arriba con los perros, y cuando abrió la puerta se marcharon corriendo", tal y como explicaba Mar. A continuación, se produjo el truculento hallazgo: "Toño estaba envuelto con una manta, diciendo: 'No puedo respirar', 'no tengo dinero'...". "Se marcharon corriendo, no vimos ni por donde entraron ni por donde huyeron",
El difunto Toño, sonriente junto a su pareja, Mar.
La teoría del robo frustrado al ganadero, a manos de unos encapuchados, parece que se deshace como un azucarillo.
Paralelamente, cobran fuerza las sospechas de la Policía Judicial "sobre el círculo familiar y social" de José Antonio Otero, debido a que su viuda sostiene que tenía un problema por "un tema de lindes con un vecino" y "había gente que le debía dinero".
Además, en su familia de sangre, Toño mantenía un -supuesto- tira y afloja con su hermana a cuenta de la herencia de una casa. También había tenido desavenencias con ella porque la pareja de Toño se intentó empadronar en la casa donde convivían con la suegra y la madre del ganadero se opuso, de forma que la hermana se llevó a la mujer a otro pueblo.
En el seno de su familia política las cosas también estaban tensas entre Toño y su cuñada, Magdalena, con la que discutía a veces. La guinda a tanta bronca en la vida del difunto la ponía su relación sentimental con María del Mar, ya que los investigadores han corroborado que mantenían fuertes broncas, se insultaban y cometían excesos con el alcohol, hasta el punto de que una patrulla de la Guardia Civil se personó en su casa.
Los investigadores tienen motivos más que suficientes para volver a citar a Mar y Mada, solo como testigos. La Policía Judicial también tiene previsto tomar declaración a más personas durante la próxima semana y practicar nuevas diligencias, para encontrar respuestas y poner nombre a los autores de la paliza a Toño, cuyas vacas han terminado en la diana del SEPRONA porque parece que llevaban tan mala vida como este pobre ganadero.