Wilbur, del nuevo 'Grand Prix'.

Wilbur, del nuevo 'Grand Prix'.

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Los secretos de Wilbur en el nuevo 'Grand Prix': de su relación de "dibujos animados" con Lalachus al disfraz que usa

EL ESPAÑOL contacta con Víctor Ortiz para hablar de la nueva temporada del concurso que emite La 1 los lunes en 'prime time' y del éxito de sus shows.

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El 7 de julio se estrenó la tercera temporada del Grand Prix, siendo todo un éxito como ya fueron sus dos anteriores ediciones de 2023, cuando se produjo el retorno del mítico concurso a Televisión Española, y 2024.

Y es que en aquel retorno los espectadores se encontraron con algunas cosas del programa que seguían ahí 18 años después: varias de las pruebas o Ramón García, su maestro de ceremonias. Sin embargo, hubo novedades como que ya no había vaquilla, sino una mascota con forma de ese animal o Wilbur, que es el encargado de explicar cómo se realizan las pruebas para que los concursantes sepan cómo se hacen.

El nombre real del acróbata es Víctor Ortiz y, desde el primer día, sorprendió a la audiencia y logró cautivar a los espectadores con su sorprendente agilidad y comicidad, valorando la dificultad de las acrobacias del alicantino.

Wilbur, en el 'Grand Prix', junto a Lalachus y un concursante.

Wilbur, en el 'Grand Prix', junto a Lalachus y un concursante.

El exdeportista de élite ha charlado con EL ESPAÑOL para comentar cómo ha afrontado esta tercera temporada del concurso de RTVE, pero también cómo le ha cambiado la vida el Grand Prix, llenando aun más sus espectáculos de público, sobre todo infantil.

Pregunta.– ¿Ha cambiado en algo su función en el programa en estos tres años? ¿Hacía algo el primer año que no ha hecho este o viceversa?

Respuesta.– Antes de empezar la temporada propongo las cosas que quiero hacer, los gags y los sketches que a mí me gustaría que salieran. Siempre se quedan algunos en el tintero y he cogido algunos que no salieron en la primera temporada ni en la segunda, uniéndolos a otros que se me han ocurrido nuevos. En esta edición, por ejemplo, como novedad, es que soy el probador de piscinas, yo me mojo el primero. Siempre que empieza una prueba donde hay agua, donde está la piscina, pues soy yo el que prueba el pH, la temperatura… (risas).

P.– ¿Cómo has visto a sus nuevas compañeras, Lalachus y Ángela Fernández?

R.– Muy bien, la verdad. De Lalachus me lo esperaba porque ya la había visto en otros programas. Somos como dos dibujos animados en el plató, nos dejamos llevar y fluir en las cosas que intervenimos juntos. Es un placer. A Ángela, en cambio, no la conocía porque viene de la radio, pero es una profesional que lo está haciendo genial.

P.– ¿Qué le parece el éxito del programa, sobre todo entre los más pequeños?

R.– Creo que los mayores lo ven por nostalgia, aunque es verdad que siempre mola ver caerse a la gente, eso no pasa de moda (risas). A los niños pienso que les impacta, les gusta, les apasiona, se ríen, les atrae… es que es un programa que no hay otro igual en la tele. Aquí pueden ver a gente caerse al agua, pegarse golpetazos, tartazos, que se queden pegados en un velcro... Es un programa muy familiar porque, como le dice la canción, el programa del abuelo y del niño. Lo más parecido a nosotros en el Grand Prix pueden ser los dibujos animados.

P.– Lalachus dijo que era una "niña Grand Prix" porque recordaba verlo en su infancia con su familia: ¿Usted veía el programa de pequeño?

R.– Por supuesto, tengo muchos recuerdos como media España porque era el programa del verano, muy familiar y es la fórmula por la cual funciona, que lo pueden ver desde niños hasta los más mayores de la casa. Consiste en sentarte, mirar y disfrutar.

El éxito fuera del programa

No obstante, el éxito y el reconocimiento logrados por el Grand Prix también han contribuido a que su equipo sea muy conocido. Michelle Calvó solo estuvo en la primera temporada porque no pararon de llegarle ofertas para hacer series, Cristinini ha seguido su carrera en redes sociales y Víctor Ortiz ha visto como su espectáculos con Wilbur han colgado en más de una ocasión el "No hay billetes", aumentando el público infantil que acude a verle al teatro.

P.– ¿Cómo le ha cambiado la vida el Grand Prix?

R.– Que en todos los shows que hago a lo largo de la península se han llenado de niños, además de aumentar la afluencia en general. Me he convertido en la alternativa de los Cantajuegos para los más pequeños de la casa (risas). Mis espectáculos siempre han sido para un público familiar, para todos los públicos. Antes venían a verme más adultos que niños, pero desde que salgo en el Grand Prix, vienen familias al completo.

Estoy encantado porque siempre he hecho lo que llaman "humor blanco", aunque yo considero que el humor no tiene colores, pero me encanta ver familias enteras en el teatro. Además, en los shows juego muchísimo con los niños y les hago partícipes del mismo. Tienen una espontaneidad y una frescura que no tiene un adulto.

P.– ¿Le llaman todos Wilbur o alguno sabe que se llama Víctor?

Wilbur, del 'Grand Prix'.

Wilbur, del 'Grand Prix'.

R.– Ninguno me llama Víctor, todos Wilbur. Incluso hubo una época en mi vida que me planteé cambiar el nombre, pero luego pensé: “¿Para qué? Mis padres se van a cabrear conmigo”. Es que todo el mundo me llama Wilbur excepto ellos y mis dos hermanos. Pero claro, yo tengo muy asociado que la gente me llame Wilbur. Además, es un nombre que existe, aunque no es habitual en España. Es un nombre que me ha dado tanta felicidad, tantas alegrías, que a mí me preguntan: “¿Te llamo Víctor o Wilbur?” Y yo contesto que me llamen como quieran porque le tengo mucho cariño a ambos nombres.

P.– ¿Le ha sucedido alguna anécdota curiosa con algún fan?

R.– Como por la calle no voy vestido como Wilbur, ya que en el programa y en los shows voy bastante caracterizado entre la cinta en el pelo, la coleta, los pelacos que me los saco por los lados, las gafas, el bigote… Llevo una especie como de máscara antifaz que cuando estoy normal hay gente que dice: “¿Eres Wilbur?” Les digo que sí, que soy Wilbur y ellos me contestan: “Es que cambias mogollón”.

Una vez, en un show, vi a un niño de cinco o seis años dándole un abrazo al cartel de Wilbur como si me lo estuviera dando a mí en persona. Me asomé entre bambalinas y fue un momento muy bonito ver esa reacción de un niño que viene a disfrutar del show, pero ve el cartel y lo abraza como si me abrazara a mí. En ocasiones, después de actuar, me quedo haciéndome fotos y hay muchos niños que vienen y me abrazan. En vez de pedir una foto y esas cosas que pide todo el mundo, te dan un abrazo e, incluso, a veces se emocionan.

Esa es la parte más bonita de mi profesión, que es que logres generar sensaciones y cositas a un niño desde pequeño. Además, Wilbur es un tío sano y con valores. A los niños siempre les digo: “Comed fruta y verdura a puñados, sois el futuro, no podéis defraudarnos”. Y ellos se lo toman ahí al dedillo.

Sus espectáculos

Cuando por fin decidió montar algo en solitario se alió con un amigo, David Morales, creando una compañía de circo y teatro para dedicarse más al humor, aunque siempre con las acrobacias como excusa de entrar en escena “y luego hacer un poco el tonto”, comenta.

En 2010 estrenó su espectáculo Mono A Mono B, ganador del premio del público en el Festival Internacional de Teatro y Calle de Valladolid: “Estuvimos 6 años recorriendo España con el show. También fuimos a Bélgica, Inglaterra, Holanda, Francia, Alemania… Me lo pasé muy bien y aprendí mucho”, recuerda Wilbur.

Y es que entre agosto de este año y mayo de 2026 tiene a la venta entradas en 36 shows en localidades de todo el país, con varias paradas en Madrid, Galicia, Andalucía, Cataluña o País Vasco, haciendo las delicias de su público.

Wilbur.

Wilbur.

P.– ¿Con qué espectáculo está ahora?

R.– Sigo con mi show infinito, Piensa en Wilbur versión 5.10, que funciona genial. Estoy con él de gira y a la par también con Fuego Salvaje. Son dos espectáculos unipersonales y familiares para todos los públicos. Con esos dos estoy dando vueltas por toda España y la verdad que encantado con los dos porque tienen una acogida muy buena. También estoy preparando un tercero con vistas a estrenarlo el año que viene.

P.– ¿Por qué eligió ese look con bigote, gafas…?

R.– Las gafas me las regaló una amiga después de una actuación porque me dijo que me pegaban. Me las puse y pensé: “Esto no me lo quito ya de la cara” (risas). Son un tono dorado y tienen un rollo retro que me pegaba mucho con el personaje. El bigote me lo dejé porque parecía gracioso. Creo que a Wilbur le pega mucho porque tiene ese este rollo retro de gafa bigote que parece que es un disfraz, de esas gafas de broma que llevan el bigote pegado. Para mí es como la nariz de payaso que se ponían los clowns clásicos.