
Aldo Maximiliano, el presunto pederasta reincidente por el que piden 325 años de cárcel.
Aldo Maximiliano, el 'monstruo del Fortnite' al que piden 325 años tras abusar de 26 niños por el juego: "Es un depredador"
El pederasta, que contaba con antecedentes, contactaba con sus víctimas a través del chat. Les daba PaVos a cambio de imágenes explícitas.
Más información: Los diarios de Le Scouarnec, el cirujano francés que violó a más de 300 niños: "Soy pedófilo, sádico y masoquista. Y soy feliz por ello".
Italoargentino radicado en Málaga. 45 años. Pederasta reincidente. Aldo Maximiliano Vannucci entró en prisión en julio de 2023 y, desde este lunes, la Audiencia Provincial de Madrid juzga en los tribunales su futuro.
La Fiscalía pide 325 años de prisión por ocho presuntos delitos de agresión sexual, siete de abusos sexuales continuados y veinticinco de tenencia y distribución pornografía infantil. También por contactar con menores para cometer delitos de agresión o abuso sexual.
Los hechos denunciados ocurrieron en 2021. Aldo Maximiliano, conocido como 'Maxi', se valió del videojuego Fortnite como puente entre su depravación sexual y sus víctimas. Contactaba con los menores, todos ellos por debajo de los 13 años, a través del chat, y los sobornaba ofreciéndoles PaVos –la moneda del juego–, skins y otros artículos a cambio de hacer videollamadas donde les pedía que se desnudaran.
Posteriormente, recopiló las imágenes, la mayoría pantallazos, en sus dispositivos personales –ordenador y móvil– y las aglutinó todas en una carpeta a la que bautizó con el nombre de 'Angelitos'. Finalmente, compartió dicho archivo con otros usuarios pedófilos a través del servidor MEGA.NZ, al que tenía asociada su cuenta de correo electrónico de Gmail.
Sin embargo, su modus operandi no tardó en levantar sospechas.
Fueron los padres de un joven de 9 años quienes se percataron de que su hijo disponía de interfaces y mejoras atípicas en su cuenta del juego. También de que contactaba con un perfil desconocido a través de Skype.
Al preguntarle, el menor les confesó que todas aquellas mejoras se las había regalado "un amigo del Fortnite". "¿Qué clase de amigo?", insistieron. Se trataba de un hombre de mediana edad, de pelo largo, con sobrepeso, que se hacía pasar por informático o por profesor de inglés y que vivía en Málaga con su madre.
Tal y como adelantó EL ESPAÑOL durante las primeras pesquisas, que datan de 2022, los padres del niño pusieron el asunto en manos de las autoridades, lo que activó al Departamento Contra el Cibercrimen de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
El jefe de la investigación describió a EL ESPAÑOL que, gracias a que localizaron que el menor tenía Skype descargado en el móvil de su hermano, pudieron dar con el presunto pederasta.
"A los padres no les cuadraba que tuviera la app. Fue cuando vieron que estaba hablando con alguien. Tanto Skype como Fortnite han colaborado en todo momento con nosotros, dándonos muchísima información".
Los agentes del Instituto Armado encontraron en las cuentas bancarias de Aldo Maximiliano hasta 82 pagos a cuentas de diversos usuarios de videojuegos. Todos aquellos perfiles pertenecían a menores de edad. "Es, por desgracia, algo habitual en esta tipología delictiva. Más aun tratándose de menores de tan corta edad".

Fuentes jurídicas han detallado que, en algún caso, Aldo Maximiliano llegó a encontrarse con algunos de los menores. Perpetró al menos una agresión sexual a un niño, al que conoció y engañó en una playa nudista de Benalmádena.
Además, los agentes de la Guardia Civil encontraron tanto en dispositivos móviles como en la nube más de 2.000 archivos de pornografía infantil.
Alrededor de 26 menores, según denuncia la Fiscalía, fueron presa del pederasta, que ya tenía antecedentes penales por abusos.
Aldo Maximiliano Vanucci ya había delinquido. Era reincidente.

El pederasta Aldo Maximiliano, con camiseta de color rojo, detenido por los agentes de la UCO.
En 2007, el acusado ingresó en prisión por realizar tocamientos a nueve niños de la urbanización de Rincón de la Victoria, en La Cala del Moral, Málaga, donde vivía y trabajaba como monitor de piscina. Pasó 20 días en la cárcel, pero fue liberado mientras la Policía recababa más pruebas.
Los hechos delictivos se remitían, a su vez, a 2005. El pedófilo ofrecía a los niños jugar con videoconsolas, como la PlayStation, para ganarse su amistad y, a cambio, les realizaba tocamientos en los genitales, tanto en su casa, cuando conseguía llevárselos para jugar, como en la piscina, fuera de la vista del resto de vecinos.
El juzgado de lo Penal número 10 de Málaga ratificó la condena en octubre de 2008. 16 años de cárcel por nueve delitos de abusos sexuales, siete de ellos continuados y ocurridos en dicho verano.
No fue la única perversión cometida por el que posteriormente se convertiría en el 'monstruo del Fortnite'. Mientras esperaba el juicio, Aldo Maximiliano ocultó que estaba siendo investigado y logró un contrato como monitor deportivo y entrenador de fútbol en la categoría infantil de la Unión Deportiva Mortadelo.
En el equipo llegó a entrenar a dos alineaciones de alevines y benjamines, de 8 y 12 años. Al venir recomendado por una madre y hacer gala de un currículum impecable, nadie sospechó.
"Una vez se llevó a los niños a entrenar a la playa. A nosotros no nos gustó aquello y le dijimos que no lo hiciera más porque podía ser peligroso", aseguró el coordinador del club en septiembre de 2007, en declaraciones recogidas por Diario Sur.
"Los padres dicen que llamaba a los menores a los porteros automáticos de sus casas después de los entrenamientos, y que se comunicaba con ellos a través de Internet". Entre 2006 y 2007 abusó al menos de nueve jóvenes de no más de 12 años.
Las víctimas siempre oscilaron entre los 8 y los 12 años. Tras la condena de 2008, en abril de 2009 otro fallo sentenció que Aldo debía sumar un año y seis meses de pena por un delito de abusos sexuales. Fue inhabilitado para ejercer cualquier tipo de actividad docente o similar en centros con niños en cursos de Educación Infantil o Primaria por un tiempo de dos años.

El acusado, tras ser detenido.
Seis meses después, en noviembre, Aldo fue encontrado culpable de otros dos delitos de abusos sexuales y dos de exhibicionismo ante menores. Las condenas, en total, sumaban 54 años, pero la Audiencia Provincial malagueña, a petición de la defensa, falló que se refundiese la pena en una misma condena de 12 años.
Tras pasar 10 años en la cárcel, fue expulsado del país, pero dado que tiene pasaporte comunitario, volvió a Andalucía, donde vivía con su madre.
Él siempre argumentó que las acusaciones se construían sobre las fabulaciones de los menores. Que él no había hecho nada. Que uno de aquellos niños habría "inoculado" el virus de la mentira a los demás y, en consecuencia, todos se habrían puesto en su contra. Las pesquisas y, sobre todo, las pruebas, confirmaron que no era así.
"Se trata de un depredador sexual", aseguró la abogada de la defensa de los menores abusados, este mismo lunes, frente a los juzgados de Madrid. "Hablamos de 26 menores afectados, de entre 10 y 11 años de edad, y uno de siete. Contactaba con ellos a través de videollamada de Fortnite, les pedía que se quitasen la ropa y que enseñasen sus genitales e hicieran poses de carácter sexual".
El caso del 'monstruo de Fortnite' ilustra la peligrosidad de los depredadores sexuales que utilizan plataformas digitales para captar y manipular a menores, así como la importancia de la vigilancia parental y la rápida actuación de las autoridades ante cualquier sospecha de abuso.
El acusado, por lo pronto, ha rechazado, antes del juicio, un acuerdo en el que la Fiscalía le ofrecía 20 años de prisión y la posibilidad de ser expulsado a su país de origen, Argentina, según han informado fuentes jurídicas al término de la vista. El procesado hablará este viernes, en el último día del juicio.