Las plantas no se mueven, no gritan, ni delatan. Pero crecen en silencio, a veces a la sombra de una nave industrial en una comarca catalana, otras bajo tierra, en un invernadero de aspecto inocente entre los olivares de Andalucía. La marihuana que se cultiva en estos casos –con cepas genéticamente modificadas para superar los límites del THC conocidos en Europa– no es una cualquiera.
Es un producto de élite: más potente, más rentable y, sobre todo, más buscado. Detrás de ella, según confirman fuentes policiales y agentes internacionales a EL ESPAÑOL, operan estructuras criminales lideradas por ciudadanos chinos, discretas y metódicas, que han logrado tejer una red casi invisible por todo el país: desde el Pirineo catalán hasta Alhaurín de la Torre.
"No hacen ruido. No se matan entre ellos. No disparan. Pero están en todas partes", dice un inspector jefe de la UDYCO, la unidad antidroga de la Policía Nacional. Lo que empezó con pequeñas intervenciones aisladas en 2018 ha mutado en una realidad difícil de negar: las mafias chinas han profesionalizado el cultivo de marihuana en España para convertirlo en un producto selecto. No son los únicos en hacerlo, pero sí los más ordenados y también los más eficientes.

Un agente de la Policía Nacional y otro de los Mossos d'Esquadra, en una operación conjunta reciente que concluyó con la desarticulación de una célula china dedicada al cannabis.
Tanto es el nivel de sofisticación en sus instalaciones que los cuerpos policiales españoles han comenzado a compartir con agentes internacionales las pesquisas recabadas tanto de los sistemas utilizados por las mafias chinas como del producto en sí. No en vano: algunos laboratorios desmantelados en el último año operaban con sistemas de iluminación y ventilación capaces de mantener hasta cuatro cosechas simultáneas en ciclos acelerados; algo inaudito hace diez años pero cada vez más común en España y especialmente en el norte de Cataluña.
De Cataluña a EEUU
El interés de los agentes internacionales por estas redes no es casual. Según ha podido confirmar este periódico de fuentes del Departamento de Justicia de Estados Unidos, la DEA —cuya oficina en España colabora principalmente con la Policía Nacional, la Guardia Civil y Europol en la persecución del crimen organizado, con especial atención al tráfico de cocaína y drogas sintéticas— ha comenzado a rastrear a varias de estas organizaciones radicadas en territorio español.
Estas redes lideradas por ciudadanos chinos utilizan la geografía española no sólo como lugar de producción, sino también, señalan las mismas fuentes, como nuevo nodo de tráfico hacia mercados secundarios: Francia, Alemania, Países Bajos y, en menor medida, Canadá y Australia.
"En los últimos dos años hemos detectado un crecimiento sostenido de organizaciones chinas dedicadas al cultivo de cannabis, con la más alta potencia jamás vista, en suelo europeo. Una especial incidencia hace que destaque España", alegan fuentes de la Administración de Control de Drogas estadounidense.
Preocupados, sostienen, por la gran incidencia de estos grupos también en Norteamérica, señalan la importancia de los últimos hechos. En uno de los casos más recientes, agentes de los Mossos d'Esquadra detuvieron a un grupo de ciudadanos chinos que operaban con un "inusual sistema de modificación genética de semillas", cuyo origen se rastreó hasta laboratorios clandestinos de la provincia china de Guangdong, a 10.000 kilómetros de distancia.

Un agente de la División de Investigación Criminal de los Mossos d'Esquadra, durante un registro reciente de una plantación de cannabis en Manresa.
"La pureza del THC que encontramos en esa operación superaba el 35%. No era marihuana de consumo común. Era material preparado para transformarse, prensarse y moverse. Algo muy potente que no estaba pensado para quedarse aquí sino para comercializarse en el extranjero", indica una fuente del cuerpo policial autonómico, cercana al operativo.
Otras fuentes de los Mossos consultadas por EL ESPAÑOL expresan la misma preocupación, general, por el aumento de los cultivos de marihuana en la comunidad autónoma. Los invernaderos cada vez se desplazan más hacia el norte, dirección Pirineos, por lo que son más difíciles de localizar. Y en el juego de lo que parecía una droga "inofensiva" están entrando operadores cada vez más organizados y peligrosos.
"Las mafias albanesas, a las que conocemos bien por su extensa presencia en Cataluña, están también adentrándose de lleno en el mercado del cannabis. Y eso, debido a la violencia con la que actúan, conlleva un mayor número de tráfico de personas, secuestros, narcoasaltos, y en general más crimen organizado, que es el peor de todos", sostiene un subinspector de la División de Investigación Criminal.
Empresarios, no pandilleros
Precisamente por ello, lo peculiar del modelo chino en el tráfico de cannabis se halla en su lógica empresarial. No levantan sospechas porque no generan violencia visible. No compiten por territorios, simplemente los alquilan. La mayoría de las naves o chalets en las que se han localizado plantaciones son propiedades arrendadas legalmente con contratos falsos, pagados en efectivo y gestionados por intermediarios locales.
En otras ocasiones, directamente compran propiedades a nombre de ciudadanos europeos sin antecedentes. Algunos de estos 'testaferros vegetales' no saben siquiera lo que están encubriendo: reciben una cantidad fija al mes por "prestar su nombre". En un caso documentado hace un año en Alicante, una mujer rumana firmó una hipoteca sobre una finca rural que fue convertida en laboratorio vertical de cannabis modificado. Según la investigación, nunca pisó el lugar.
Las ganancias, una vez obtenidas, regresan a China mediante métodos clásicos y modernos. Las unidades de inteligencia financiera de la Policía Nacional y la Guardia Civil han identificado al menos cinco rutas simultáneas de blanqueo: desde transferencias estructuradas a través de casas de cambio hasta redes de empresas pantalla vinculadas a la importación de productos electrónicos o juguetes.
"La marihuana les da liquidez constante. Es dinero rápido, en efectivo. Y lo mueven con una precisión quirúrgica", explica un agente que lleva cinco años detrás de estas tramas. Según sus estimaciones, una sola plantación de tamaño medio puede generar hasta 150.000 euros cada dos meses. Con una red de diez fincas, los ingresos brutos superan fácilmente el millón anual.
El dinero 'chino' del cannabis español.
Aunque es difícil saber con exactitud la cantidad total que genera el negocio de las mafias chinas que cultivan cannabis en España, sí que es posible hacer una estimación. Según los agentes internacionales, en Reino Unido y otros mercados europeos como Países Bajos la marihuana cultivada en suelo español se vende hasta cuatro veces más cara (10-15€ por gramo) que en España, donde está entre 2-5€ el gramo.
Algunas de estas células chinas gestionan 40.000 plantas por ciclo (3-4 cosechas anuales), con rendimientos de 1.000kg/mes por plantación. Si una red mediana con 10 plantaciones activas produce 10 toneladas anuales (a 2.000€/kg en España), generaría 20 millones de euros. Sin embargo, al exportar más del 80% de la producción a países con precios triplicados (6.000€/kg), los ingresos brutos ascenderían a 48 millones de euros por red.
Considerando que en 2024 las autoridades españolas han desarticulado al menos a cinco células de mafias chinas, el volumen total podría superar los 200 millones de euros anuales, sin contar con las operaciones no detectadas, que son mayoría. Las mafias utilizan sistemas como el hawala (transferencias sin movimiento físico de dinero) y empresas pantalla para reinvertir beneficios en bienes inmuebles o negocios locales.
Sin embargo, si se incluyen operaciones completamente ocultas, redes aún activas y esquemas paralelos de lavado de capitales, el negocio total podría ascender ya a entre 300 y 500 millones anuales, como advierten estimaciones de Policía Nacional, Guardia Civil y Mossos d’Esquadra.
El eslabón europeo
España se ha convertido en el eslabón débil de Europa en términos de cultivo intensivo de cannabis. Lo reconocen los agentes de cuerpos extranjeros y no lo desmienten tampoco los investigadores de los cuerpos policiales españoles. El país ofrece lo que las redes criminales buscan: clima favorable, legislación laxa en el cultivo —con muchas zonas grises— y un mercado inmobiliario suficientemente flexible como para permitir la circulación de propiedades sin levantar demasiadas sospechas.
Pero lo que hace realmente atractiva a España para estas mafias, según los expertos, es su posición geográfica y su baja presión mediática. A diferencia del narcotráfico vinculado a Marruecos o Colombia, el cannabis chino no aparece en los grandes titulares. No hay cadáveres, ni vídeos. Hasta ahora son sólo plantas. E incluso cuando son detenidos, sus nombres y caras no aparecen en los medios.

Imagen de archivo de la operación conjunta de Policía Nacional y Mossos que hizo caer a la Bang de Fujiang.
De hecho, la última vez que las mafias chinas del cultivo de la marihuana tuvieron protagonismo mediático fue en 2021, cuando una operación conjunta de Mossos y Policía Nacional desarticuló a la "Bang de Fujiang", que producían a una escala industrial "nunca vista" en 13 localizaciones españolas. Sin embargo, desde entonces, ha habido decenas de operaciones en contra de este tipo de células.
Una de las últimas se cerró con la detención de grupo criminal que operaba desde diferentes provincias de Alicante, entre ellas Jávea, Crevillente y Algorfa. Los agentes de la Policía Nacional adscritos al Grupo de Estupefacientes de la Comisaría de Elche incautaron más de 6.000 plantas de marihuana en una "macroplantación" interior de alto rendimiento de 1.100 metros cuadrados de superficie.
La investigación policial permitió descubrir que el grupo detenido en Alicante había instalado un complejo sistema de cultivo interior, dotado de iluminación LED avanzada, potentes extractores y controles climáticos para maximizar la producción y obtener varias cosechas al año. Los arrestados, todos de nacionalidad china, se organizaban desde distintos puntos de la provincia y utilizaban tanto viviendas como naves industriales para ocultar su actividad.
Las autoridades subrayaron la profesionalización de la red, que empleaba técnicas para eludir la detección del consumo eléctrico y contaba con personal especializado en cada etapa del cultivo. En el mismo periodo, operaciones similares se llevaron a cabo en Barcelona, Madrid, Zaragoza y Murcia, donde también se desarticularon organizaciones lideradas por ciudadanos chinos.

Imagen de archivo de tres ciudadanos chinos detenidos por agentes de la Guardia Civil en Cabanillas por la producción a larga escala de marihuana.
La condena por formar parte de una célula dedicada al cultivo a gran escala de cannabis suele incluir tanto el delito contra la salud pública como la pertenencia a una organización criminal, lo que eleva la pena privativa de libertad a varios años de cárcel, habitualmente entre tres y seis años por cultivo y tráfico, y hasta cuatro años adicionales por integración en un grupo criminal.
A diferencia de países como la propia China, donde la legislación antidroga es de las más severas del mundo y contempla cadena perpetua o incluso la pena de muerte por cantidades significativas de droga, la justicia española suele ser más laxa: en muchos casos, las penas de prisión pueden sustituirse por la expulsión del territorio nacional para los extranjeros implicados, y el sistema judicial valora circunstancias como la colaboración o la ausencia de violencia.
La 'start-up' más efectiva
"Son los más silenciosos, pero reinan en Europa". La frase la repite un veterano antidroga de los Mossos. Dice que cuando entran en una plantación y descubren la organización interna, el nivel de control y la ausencia de margen para el error, sienten que no están frente a delincuentes tradicionales, sino frente a una especie de start-up criminal del siglo XXI.
"Hay sensores de humedad conectados a servidores remotos, riego automatizado por lotes, cámaras internas que monitorean el crecimiento de cada cepa. A veces encontramos incluso hojas de Excel impresas con notas en mandarín y columnas de rendimiento por cultivo", continúa.

Un agente de los Mossos, con varios paquetes de marihuana ya envasados y listos para distribuir. Mossos
No es el mensaje que se quisiera compartir, pero los especialistas consultados a lo largo de esta investigación expresan que España se está convirtiendo en el epicentro europeo del crimen organizado en torno al cannabis y que Cataluña es el nuevo Emerald Triangle, la región donde se cultiva más marihuana del mundo. Con el añadido, además, de que no sólo en California está la marihuana más potente de todas. Ahora también está aquí, en silencio, pero a plena luz del día.