Salvador, con un sombrero típico de Colombia, junto a su esposa, Claudia, el día de su boda.
El excuñado de Jakeline dijo que estaba con una ucraniana para que la familia no vigilara a su exmujer: 'Voy a casarme con ella'
EL ESPAÑOL accede a los audios que Sebastián le envió a su excuñada 5 días antes de plantarse con dos pistolas en el bar de su exmujer, Claudia, en la pedanía murciana de Torreagüera donde acabó matando a su exsuegra, Alicia.
Más información: El drama de Jakeline, cuyo excuñado mató a su madre con las pistolas que le requisaron: "¿Por qué se las devolvieron?"
Sebastián estaba tan obsesionado con Claudia que le pedía prestado el móvil a los repartidores de comida, con tal de disponer de un número desconocido para llamar a su exmujer, Claudia, a sabiendas de que un juzgado le impuso una orden de alejamiento y le prohibió comunicarse con ella por intentar agredirla con un puño americano. Pero un buen día, un viernes 17 de enero, Sebastián le envió tres audios de WhatsApp a su excuñada, Jakeline, para anunciarle que mantenía una relación sentimental con una mujer ucraniana que huía de la guerra, y por tanto, ya había pasado página: "Voy a casarme con ella y le deseo lo mejor a tu hermana".
La noticia fue un alivio para la familia de su exesposa, Claudia, debido a que la vigilaban porque estaba incluida dentro del Sistema VioGén por el presunto acoso que sufría desde el divorcio. "Sebas engañó a toda la familia con esos audios porque nos hizo bajar la guardia con mi hermana", tal y como lamenta Jakeline, al repasar el contenido de esos mensajes que recibió por WhatsApp, a las 12.02 horas de aquel viernes.
Tan solo cinco días después, la tarde del miércoles 22 de enero, Sebastián se plantó empuñando dos pistolas en el bar que Claudia iba a inaugurar en Torreagüera, para acribillar a balazos supuestamente a su exmujer y a todos los familiares que la acompañaban: su hijo, Miguel Ángel, el padre de este, Carlos, su hermano, Libardo, y la matriarca de esta extensa prole de inmigrantes colombianos, Alicia, a la que mató a quemarropa.
"Nos relajamos y bajamos la guardia, pero todo era una estrategia de él", según recalca Jakeline, a la que Sebastián llamaba con cariño Jaki porque fue la madrina de su boda y por eso le envió esos audios. "Todo lo tenía planeado prevbiamente". Tal es la convicción que tiene Jakeline que entregará los WhatsApps al abogado de la familia, Ángel Galindo, para que los aporte a la instrucción judicial "como prueba", para demostrar la teoría de los familiares de la difunta matriarca: Sebastián engañó a los hermanos de Claudia para que dejaran de vigilarla, inventándose un noviazgo con una ucraniana, cinco días antes de entrar por sorpresa al bar de su exesposa.
EL ESPAÑOL ha accedido en exclusiva a los audios y su contenido dibuja un perfil de Sebastián de hombre controlador y machista, con comentarios que recuerdan a Torrente: el personaje de la mítica saga de películas de Santiago Segura. Sin embargo, en este caso, nada tiene gracia porque no es ficción sino la voz real de un maltratador que ve a la mujer como un objeto del que solo aprecia que sea aseada, que cocine, que limpie la casa, que no tenga vida social y que mantenga mucho sexo.
Mensajes de audio de Sebastián Díaz a Jakeline, hija de la asesinada Alicia en Torreagüera.
- Audio de Sebastián: Yo ya tengo una novia. Estoy muy a gusto con ella, una ucrania de estas de la guerra que se ha venido para acá. Es preciosa, rubia y con los ojos azules. Estoy ‘encantao’ de la vida. Es una mujer muy curiosa y muy limpia. Es espectacular. Guapísima. Me quiere, me abraza y me besa. Hago todas las posturas que puedo con ella y si no ella me las hace a mí. Me quiere mucho y la tengo aquí en la casa. No sale de la casa [...]. "Todo los días le echo uno, dos, o los que puedo".
En los audios ofrece todo tipo de detalles a Jakeline, para dar veracidad a su historia, explicando que conoció a esta mujer, de 37 años, que no tiene hijos y que es huérfana de padres, mientras cuidaba de un anciano que vive justo en frente de la casa de Sebastián: "Me hace la comida, no me cuesta ni un duro y gana 1.200 euros cuidando al viejo [...]". Incluso llega a pedirle a su excuñada Jaki que le haga llegar el mensaje a su hermana, Claudia. Es decir, que le diga a su exesposa que la dejará en paz:
- Audio de Sebastián: Dile a tu hermana que siga su camino y espero que no se arrepienta nunca de lo que ha hecho, teniendo a un buen hombre. No creo que yo sea malo. Tú sabes que yo soy buena persona. Yo ya tengo mi vida rehecha. Yo paso olímpicamente de tu hermana y que ella siga su camino, con sus psicólogos, sus historias, su trabajo, que se vaya a limpiar escaleras contigo, o lo que tenga que hacer. Me da igual. Gracias Jaki, estamos en contacto y feliz año nuevo, cariño.
El contenido de estos audios podría ser importante para la acusación particular que ejerce la familia de la difunta Alicia, debido a que su letrado, Ángel Galindo, confirma a este diario que el abogado defensor de Sebastián ha pedido un informe de imputabilidad, con el objetivo de valorar si este exvigilante de seguridad, de 58 años, puede ser juzgado por la muerte de su exsuegra: "La defensa ha pedido una evaluación forense de Sebastián, a nivel psicológico, para acreditar que es esquizofrénico".
De hecho, se ha solicitado su expediente al Instituto Murciano de Acción Social (IMAS) para comprobar si Sebastián Díaz Martínez dejó de custodiar furgones blindados y se prejubiló a causa de una patología mental. El dato de la esquizoifrenia para el letrado Ángel Galindo no altera su tesis de que actuó siguiendo un supuesto plan: "Este señor acudió en sus cabales al bar de su exmujer en Torreagüera. No le había dado ningún ataque de esquizofrenia porque entró al local tranquilo: no estaba alterado. Así lo han acreditado cinco familiares de Alicia en su declaración en el juzgado".
Vídeo | Alicia, de 79 años, murió al interponerse en un disparo que su exyerno Sebastián dirigió hacia su hija.
EL ESPAÑOL ha accedido a la declaración que prestó Miguel Ángel, el hijo de Claudia, ante la Guardia Civil. Este veinteañero estaba presente en el bar de la pedanía murciana de Torreagüera, junto a su madre; su padre, Carlos; su tío, Libardo; y su abuela, Alicia, aquella tarde del miércoles 22 de enero, cuando Sebastián apareció ocultando su rostro con un pasamontañas de color negor y empuñando dos pistolas de fogueo.
Esas armas habían sido modificadas para disparar fuego real después de que el Juzgado de Violencia Sobre la Mujer autorizara que se las devolvieran a Sebastián, a pesar de que tenía prohibida la tenencia de armas y su exmujer estaba en el Sistema VioGén. "Este hombre gritó: '¡Arriba las manos que os voy a matar a todos!' '¡Nadie va a salir vivo de aquí!'", tal y como relata Miguel Ángel, sobre cómo irrumpió el encapuchado en el local, situado en el número 80 de la calle Mayor. "En ese momento, no reconocía a la persona de la que se trataba por su voz".
Alicia murió a manos de su exyerno, Sebastián.
"Mis familiares se escondieron detrás de la barra, menos mi tío que estaba en la cocina y mi abuela que no llegó a cubrirse del todo con la barra". "La persona que portaba las armas, en todo momento, estaba encañonando a mi padre [Carlos] y cuando encañonó a mi madre [Claudia], se interpuso mi abuela [Alicia], levantando los brazos para que no disparara a mi madre. El hombre del pasamontañas y las dos armas disparó a mi abuela con la pistola más grande, causándole una herida en el abdomen". "Mi tío, Libardo, salió de la cocina y fue a ayudar a mi abuela que estaba herida en el suelo".
Miguel Ángel relata cómo estuvo a punto de morir, con solo 25 años, de no ser porque una de las pistolas modificadas de Sebastián no funcionó cuando le iba a ejecutar: "Me encañonó y metió el dedo en el gatillo, pero no disparó porque se le encasquilló el arma. En ese momento, mi padre se abalanzó sobre este hombre y lo tiró al suelo agarrándole por la cintura. También acudió mi madre para inmovilizarlo". "Yo salí a la calle a pedir ayuda, paré a los peatones y a los coches que pasaban por la carretera".
Entretanto, en el interior del local, sus familiares descubrían que el encapuchado no era un ladrón, sino Sebastián: el exmarido de Claudia. "A mi madre la había amenazado de muerte", tal y como subraya este veinteañero a la Guardia Civil. "Hace unos meses, ayudé a mi madre a sacar sus cosas de la casa de Sebastián en Nonduermas y presencié cómo Sebastián, no la dejaba salir de la vivienda, cogiéndola de los brazos para que no se marchara. Mi madre sufrió heridas leves".
Este exvigilante de seguridad no aceptaba el divorcio que firmó ante notario el 1 de octubre de 2024 y su supuesta obsesión por Claudia era tan grande que así la resume el hijo de su exmujer: "Le dijo a mi madre que la iba a matar y también le dijo que iba a matar a mi padre por celos". Por desgracia, acabó con la vida de Alicia, una ancianita feliz, madre de seis hijas y dos hijos, y que el domingo 29 de enero iba a celebrar su 79 cumpleaños durante la inauguración del bar de su hija, Claudia.
A día de hoy, el local continúa cerrado porque la familia solo lo relaciona con la muerte de su querida matriarca, Alicia, para la que claman Justicia y la mayor condena posible para Sebastián, por urdir un plan para matar a su exesposa, así como a su antigua familia política. De hecho, su excuñada Jakeline recuerda desolada cómo fue su madre quien le abrió a Sebas las puertas de esta extensa prole de colombianos: "Sebastián le pidió la mano de mi hermana a mi mamá porque es costumbre en Colombia. Y mi mamá le dio la bendición: 'Por parte mía, les bendigo, que les vaya bien y si están enamorados y quieren casarse, tienen mi aprobación'".
- ¿Qué le diría a Sebastián si pudiera echárselo a la cara?
- Jakeline: Le preguntaría por qué nos hizo tanto daño. Yo fui la madrina de ellos y estuve de acuerdo con esa boda. Todos los días que me mandaba mensajes, me decía que quería a mi hermana y a toda la familia, pero lo único que quería era tener presa a mi hermana. Eso no es amor. Así que le diría que nos destrozó la vida a todos y que no le voy a perdonar nunca. Yo apreciaba a Sebas, pero ahora lo odio porque nos quitó lo más valioso que teneníamos: a nuestra mamá.