
De izquierda a derecha, la tercera generación de los García: Reyes, Nacho y Javier
Los García son los relojeros más antiguos de Madrid y llevan 150 años de oficio: "El 'smartwatch' tiene caducidad, el clásico no"
Nacho, Reyes y Javier son la tercera generación de su familia que regenta una tienda de relojes fundanda en 1880 frente a la Plaza Mayor de la capital.
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En el corazón de Madrid, en la emblemática y estrecha Calle de la Sal, una de las principales vías de acceso a la Plaza Mayor, se encuentra uno de los negocios con más historia de la gran urbe que aún se mantiene a flote. Se trata de la Antigua Relojería, un comercio fundado en 1880, y que se ha convertido en símbolo del paso del tiempo de la ciudad capitalina.
"Vendemos la hora pero regalamos el tiempo", dice Nacho García, uno de los tres líderes de la tienda de relojes. Los García, Nacho, Reyes y Javier, son la tercera generación familiar que se encarga de que el "tictac" de su negocio nunca se pare, aunque ya llevan haciéndolo durante más de 80 años. El nombre de la relojería fue un presagio, ya que se llama así desde su primer día, y ahora, lleva en activo, nada más y nada menos que 150 años. "Tenemos mucha historia, pero no solo somos un museo, seguimos creciendo cada año", exclaman los García.
Razón no les falta. La tienda fue inaugurada por Inocencio López en 1880, un gran amigo de Genaro García, el abuelo de la saga de relojeros actuales, pero con el paso de los años el fundador se hacía mayor y necesitaba un sustituto. "Nuestro abuelo era el director de ventas de Omega, era un gran apasionado de los relojes y en 1939 decidió comprar la tienda", explica Nacho. Desde entonces, comenzó la dinastía de los relojes García.

La tercera generación de los García.
El oficio familiar ha ido pasando de generación en generación hasta llegar a Nacho, Reyes y Javier. "Es un trabajo entrañable, siempre hemos venido desde pequeños a ayudar a nuestros padres, como hicieron ellos con el suyo. Nos hemos criado en esta tienda, rodeados de relojes todos los días. Es nuestra forma de vida", cuenta Nacho.
Durante más de un siglo y medio la Antigua Relojería se ha dedicado a la venta de todo tipo de relojes: pulsera, cuco, pared, bolsillo... Pese a los avances tecnológicos y el auge de los conocidos como smartwatches, donde estén los relojes tradicionales "que se quiten el resto". "La relojería clásica tiene un nivel que no se pierde. Los smartwatches tienen una obsolescencia programada mientras que un buen reloj te puede durar toda la vida. Nosotros llevamos 15 años de crecimiento constante, vendemos menos pero de más calidad. Al final se trata de vender ‘tiempo de calidad’", señala el relojero.
La esencia relojera
Los García explican a este diario que los relojes tienen algo especial. "Siempre han representado muchas cosas. Un reloj es la materialización de un sentimiento o una emoción, cuando se regalan casi siempre se hace por motivos especiales. Además, un reloj puede reflejar la personalidad de una persona, si es alguien más deportivo, clásico, moderno…, y como no, también reflejan la posición social, el estatus".
Esta relojería madrileña no es solo emblemática por la antigüedad que tiene, sino que los García se esmeran en proporcionar la mejor experiencia de compra posible. Tal y como aseguran las compras online son muy eficientes, de hecho, ellos también tienen su propia página web, pero no hay nada mejor que venir a una tienda con historia, experiencia y conocimiento del productor para que los clientes "se lleven su reloj soñado".
"Hay muchas cosas que no se pueden comprar online. El trato, la empatía, la alegría son algunas de ellas. Nosotros nos encargamos de poner la ilusión suficiente en nuestro trabajo para que todo el mundo que nos visite se vaya satisfecho. También hacemos reparaciones. Dar vida a un reloj antiguo, revivir la vivencias y recuerdos que transmiten ese reloj, devolver el valor emotivo…, eso ya se encuentra en pocos lados", señala Nacho.
El negocio del tiempo
Estar a la vanguardia del negocio de los relojes en el centro de Madrid no es una tarea sencilla. "Nosotros intentamos que los clientes se sientan en un negocio de toda la vida, un negocio con esencia", resalta los García. El abuelo inició el legado, sus hijos lo consolidaron, y ahora sus nietos lo mantienen en continuo crecimiento. "Cada vez hay menos relojerías, por lo que tenemos poca competencia. Nosotros tocamos madera para seguir tal y como estamos", añaden.

El relojero autómata de la Antigua Relojería.
Aparte de la especialización, el taller de relojería, el maravilloso trato que ofrecen y los años de esfuerzo y constancia que representan, otra cosa que llama mucho la atención en la Antigua Relojería es su curiosa fachada. En ella se encuentra un gran relojero autómata –un reloj que da las horas y las medias, con música y movimiento– diseñado por el dibujante Antonio Mingote en el 2010. "Entre el relojero que tenemos encima de la entrada, la posición de la tienda junto a la plaza mayor y los años de historias, nos hemos convertido en una especie de reclamo turístico en la ciudad", continúan.
La dinámica familiar
Trabajar en familia tiene sus pros y sus contras, y los García ya están más que acostumbrados. "Hay que evitar las discusiones porque somos familias, no podemos enfadarnos los unos con los otros porque los domingos tenemos comida familiar. Dedicamos mucho tiempo a nuestro negocio, estamos todos los días allí, pero como es familiar podemos aprovechar para cubrirnos las espaldas", dice jocoso.

Los relojeros de la Antigua Relojería en el taller.
Para garantizar una buena dinámica de equipo, los relojeros están divididos por sectores. Reyes se encarga de la tienda online, venta, presentaciones… Javier, por su parte, se enfoca en reforma de composturas, correas y reparaciones, además es el bilingüe de la familia, por lo que se encarga de la atención al público en inglés. Finalmente, Nacho lidera la compra de los relojes, las cuentas y las gestiones del negocio.
Lo mismo pasa con los servicios que ofrecen. La tienda está dividida en cuatro secciones. La primera de ellas es la venta de relojes, desde marcas económicas a las marcas más exclusivas, "la relojería multimarca", como ellos mismos citan. La segunda es la venta de relojes a empresas, ya sea por celebraciones u homenajes y la tercera es el taller de reparaciones de relojes. Por último, su página web para la venta online, marketing y publicidad.
Los García son un claro ejemplo de herencia familiar y perseverancia. A pesar de que lideran un mítico negocio de relojes de la ciudad de Madrid, Nacho estudió marketing, Reyes historia y Javier farmacéutica." Todos tenemos otros estudios, pero al final hemos acabado por unas razones o por otras donde somos felices, en la Antigua Relojería. La cuarta generación de los García no sabemos si van a ser como nosotros, pero quién sabe, la vida da muchas vueltas", finaliza Nacho.