La Historia dice, y ha demostrado en muchas ocasiones, que los Reyes "tienen que ganarse la Corona". Han sido muchos los casos a lo largo de los tiempos en los que, al no hacerlo, los soberanos han perdido su reinado e incluso, como le ocurrió a Luis XVI de Francia en 1793, también la cabeza -en la guillotina-.
Lo cierto es que, en estos 10 años de reinado, Felipe VI ha tenido que enfrentarse a este hecho, de hacerse valedor de su puesto, ya en dos ocasiones. Desde que fue proclamado el 19 de junio de 2014, el Monarca ha tenido que hacer gala de su cargo en situaciones de las que ha tenido que salir con determinación, entereza y firmeza.
En ambas, sin lugar a duda, el jefe del Estado ha salido reforzado gracias a su actuación. "Aunque en ningún momento se busca eso, si algo ha quedado demostrado en sólo una década, es que aquí no hay nada pensado ni mucho menos orquestado, pero que él sabe cómo debe actuar, siempre con la Constitución como referencia y con un saber estar impresionante. Es que para eso fue educado desde el mismo día en el que nació", explica a EL ESPAÑOL | Porfolio una fuente cercana al equipo de los Reyes.
Y es que, a pesar de las luces y las sombras de su reinado, nadie puede negar que Felipe VI tuvo en su padre, Juan Carlos, al mejor de los maestros en el oficio de reinar. Sobre todo, durante un episodio: cuando tuvo que ganarse su corona la noche del 23 de febrero de 1981, cuando resistió a los golpistas apareciendo en la televisión, delante de todo el país, anunciando que él estaba en contra del intento del golpe de Estado.
"Esa noche yo fui testigo también, todavía niño, de aquel episodio histórico y aprendí el inmenso, el incalculable valor que tiene la libertad para el pueblo español", dijo el Rey durante el acto de conmemoración de la neutralización del golpe el 23 de febrero de 2021. El muchacho de 13 años al que su padre sentó junto a sí para que viera trabajar a un Rey durante una noche de altísima tensión acudió al Congreso para recordar la jornada en que España se lo jugó todo. También contó todo lo que aprendió en aquellas horas de incertidumbre para toda una nación.
El '23-F' de Felipe VI
Cuando el soberano llegó al trono fueron muchas las voces, sobre todo los partidos republicanos como Podemos o Esquerra Republicana, las que exigían al nuevo Rey que justificara su presencia y el gasto que suponía para el Estado el mantener la monarquía.
La primera oportunidad no tardó mucho en llegar y tres años después de su proclamación tuvo que demostrarlo. Le llegó el 3 de octubre de 2017, cuando dos días después del 1-O, Felipe VI decidió dirigirse a los españoles para confirmar la ilegalidad del referéndum secesionista que había tenido lugar en Cataluña para garantizar a los españoles que nadie iba a romper la unidad del país.
"No se arrepiente de nada de lo que dijo en su discurso pronunciado sobre la situación vivida en esa zona de España ¿cómo se va a arrepentir?". Así de contundente se muestra la misma fuente. Aquel día muchos lo bautizaron como el 23-F de Felipe VI y aunque han pasado siete años desde entonces "no cambiaría ni una coma. Y mucho menos con todo lo que ha pasado. Fue firme en un momento en el que había que serlo, mostrando que la Jefatura del Estado arropa a la Constitución y a todos esos catalanes que se estaban sintiendo completamente abandonados en aquellos días de octubre de 2017", añade.
Los Reyes en Valencia
La otra prueba que ha tenido que pasar Felipe de Borbón en apenas 10 años tuvo lugar el pasado domingo en Paiporta, Valencia. Esta vez, el soberano no se encontraba en Zarzuela, sentado y cómodo frente a una cámara de televisión, en esta ocasión, el Rey tuvo que mancharse de barro, descender al infierno en el que se encontraban los afectados de la localidad por culpa del paso de la DANA, enfrentarse a sus quejas, insultos y frustraciones, para salir, de forma milagrosa, ileso y sobre todo, reforzado en su papel.
"Había que dejar claro que toda la fuerza del Estado estaba con ellos. Ése era el único objetivo que tenían los Reyes ese día. Aunque la cosa se desmadrara, están muy contentos porque ha quedado evidenciado que ellos son neutrales y que están con los españoles en cualquier situación", cuenta la misma fuente.
Y esta afirmación no sólo la hacen desde la propia Zarzuela, sino que quedó perfectamente reflejado en una encuesta que este periódico publicaba dos días después de los incidentes vividos en Paiporta que evidenciaron un fuerte descontento hacia los responsables de gestionar la tragedia de la DANA.
En este contexto, El ESPAÑOL publicó un sondeo de Sociométrica donde los españoles, en general, y los valencianos, en particular, suspendían al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; al presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, y a los ministros Fernando Grande-Marlaska (Interior) y Margarita Robles (Defensa). Y, sin embargo, sí apoyaban las actuaciones de Felipe VI y Letizia. Y les aprobaban con un notable como nota calificativa.
"En el momento en el que el lodo salpicó la mejilla del Rey, mientras los supervivientes del desastre desataban su furia contra la comitiva con una lluvia de barro, hubo que tomar una decisión y la del Rey fue la de aguantar y quedarse a dialogar con una multitud enfurecida. Podría haber salido muy mal, pero lo cierto es que va a convertirse en un momento icónico de su reinado", explica una persona cercana al equipo de Zarzuela.
Lo sucedido en Paiporta
Después de lo que ocurrió en la localidad valenciana se han sucedido varias reuniones en los despachos de El Pardo para hacer una reflexión sobre lo que se hizo bien y mal durante aquella jornada, cosa que se hace siempre tras una visita o viaje. "A pesar de que la imagen de la Reina llorando sin duda la ha humanizado y acercado a los españoles, y de que ella quería estar allí, por motivos de seguridad ella no debería haber ido, era demasiado arriesgado. Ahora que planean volver en breve, nadie se va a atrever a decirle que se queda en casa, pero desde luego, no era el mejor escenario para que fueran los dos, ya que tal ambiente cargado de ira, dolor y frustración podía haber causado un hecho mucho más grave de lo que pasó", explican.
Otra de las cosas que se han hablado estos días durante estas citas en los equipos de Casa Real es la huella que esto va a dejar en los españoles. "Indudablemente creo que se ha demostrado de qué pasta está hecha el jefe del Estado. Se intentó sacar de allí en tres ocasiones y en todas se negó", añade la misma fuente. "Estamos seguros de que ahora nadie puede dudar de su dedicación y abnegación hacia España", añade.
La actuación del Rey el pasado domingo, en Paiporta, aguantando el tipo a pie de calle, rodeado de gritos, reproches, quejas, lanzamientos de bolas de barro, y hasta algún que otro bastón, escuchando, explicando, consolando a veces, abrazando otras, constituyen un momento excepcional, que bien puede considerarse, por el riesgo asumido y, sobre todo, por el impacto que ha causado, el segundo 23-F de Felipe VI.
"El 'Jefe' quiso quedarse"
Lo que pasó en las calles embarradas del pueblo valenciano es una historia ya conocida por todos. Cuando el recorrido comenzó a ser un peligro por los altercados, los dos equipos de seguridad, tanto el de Moncloa como el de Zarzuela, recomendaron la evacuación de Pedro Sánchez y de los Reyes. El primero se marchó, los segundos se quedaron.
"Pero es verdad que si se hubiera quedado, es muy probable que estuviéramos hablando de un grave daño para el presidente del Gobierno. Su equipo hizo lo que tenía que hacer, y el de Casa Real siguió las órdenes del Jefe que quiso quedarse", aclara la misma persona. "El barro fue sólo una de las consecuencias. Fue mucho peor la huella que se han llevado ambos en el corazón. Esa sensación horrible", sentencia.
Todo el país pudo observar a través de los medios de comunicación como Felipe VI debatía y calmaba a los indignados vecinos, en las conversaciones con quienes le echaban en cara lo tarde que había llegado la ayuda, y la ausencia de las administraciones, les repitió el mensaje de que no estaban abandonados y de que la ayuda llegaría. Les pedía perdón y, sobre todo, los comprendió.
Los momentos vividos en Paiporta han quedado para siempre en la memoria de los españoles, que han podido ver "a un Rey que comparte el dolor del pueblo, con riesgo evidente de agresión y poniendo en riesgo su propia integridad. Pero no podemos dejar de lado a Letizia, que con su comportamiento y desempeño conmovió hasta a los que en muchos momentos del pasado la han criticado con dureza. Esas imágenes, los abrazos de ambos a los vecinos rotos por la desgracia en un día tan crítico, no se van a olvidar en España, pero mucho menos en Zarzuela. Se puede decir que han salido airosos, pero en ningún momento satisfechos. Los Reyes sienten que podían haber hecho más y quieren hacerlo", esgrime la misma persona.
El domingo en Valencia, Felipe VI volvió a ganarse el puesto que le fue designado el 19 de junio de 2014 como jefe de Estado de España, pero sin duda, se ha colocado la Corona que heredó de su padre, aunque sea un material tan sucio y desagradable, como el barro.