Lola Buzón, una señora de luto en la Feria.

Lola Buzón, "una señora de luto en la Feria".

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Lola Buzón, la actriz trans de moda en España: "Me han pegado y tirado piedras; era el maricón"

La actriz, que interpreta a 'la Paca' en Te estoy amando locamente, ha estado a punto de ser la primera mujer trans candidata a los Goya. 

13 enero, 2024 02:32

Lola Buzón se define a sí misma como "muy mujer, muy trans, muy actriz y mu andaluza". Y sus cuatro puntos cardinales configuran un presente que la tiene ilusionada. La primera película que ha rodado, Te estoy amando locamente, que refleja la lucha del colectivo LGTBI a finales de los 70, cuenta con cinco nominaciones a los Goya, además de una buena cosecha de elogios entre la crítica y el público.

Ella también sonó en las quinielas para la mejor actriz revelación, pero finalmente no ha sido nominada. De haber salido elegida, hubiera sido la primera actriz trans en optar a un premio Goya.

Lola encarna en la ficción a 'la Paca', un personaje inspirado en Mar Cambrollé, una conocida activista de los derechos de las mujeres trans. Interpretarla le ha supuesto un extra de responsabilidad, pues es el único personaje de la cinta "100% histórico".

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Paca es la encargada de comandar a su grupo, de espolearlo. "Lo que necesitamos es más acción y menos cacareo", les dice durante una de sus charlas. En su vida, Lola también ejerce ese activismo porque, además, no tiene donde esconderse, ni quiere hacerlo: "Las mujeres trans estamos a examen todo el día y una nota las miradas… Y por eso también fuimos capaces en estas primeras manifestaciones de poner nuestro cuerpo al servicio de la lucha".

El patio está revuelto en la lucha de su colectivo, y Lola habla de ello con mucha cordura; con mucha mesura, también. Ella no quiere "cancelar" a nadie, pero sí le haría una pregunta a la nueva directora del Instituto de las Mujeres, Isabel García: "¿Usted considera que todas las mujeres, entre las que nos encontramos las mujeres trans, somos igual de lícitas en la lucha feminista? Si dice que sí, es feminista; si no, ella sola se retracta".

Lola Buzón, una señora que aún no ha faltado a la Feria.

Lola Buzón, "una señora que aún no ha faltado a la Feria". Instragram

Cuenta Lola que, "como toda buena actriz, es camarera". Por el momento no le queda otra más que compaginar su formación (estudia el segundo año de Arte Dramático) y sus papeles con su trabajo en un restaurante mexicano del centro de Sevilla. Y pide que los personajes trans los representen hombres y mujeres trans, al menos hasta que exista una igualdad real: "Si yo fuera directora o productora no se me ocurriría poner en el papel de una persona racializada a una persona que no está en ese colectivo".

Ella charló muchos meses consigo misma antes de reconocerse mujer trans, y sabe que su decisión puede perjudicarle en lo profesional, "tengo miedo a que me corte muchas oportunidades laborales", pero también se sabe "una chica fuerte". Y entre totopo y totopo, entre taco y taco, sueña con meterse en la piel de una de las grandes mujeres de Lorca: "Yo ya no tengo edad para hacer Adelita, sino más bien para hacer Angustias o Martirio, que son las mayores. Así que si me dan una Poncia, que tiene un toque así gracioso, no me voy a quejar". Es cálida y amabilísima, y contesta con una franqueza frontal a todas estas preguntas:

PREGUNTA: Cuando la he contactado la pillé en clase, ¿de Arte Dramático?

RESPUESTA: Sí, cuando me has hablado estaba en clase de acrobacia. Ahora tendría que estar en clase de Literatura, pero voy a entrar un poquito más tarde para hacer la entrevista. Yo estudio interpretación en la Escuela Superior de Arte Dramático de Sevilla. Estoy en segundo, hice las pruebas de acceso en mayo de 2022, y entré en septiembre de ese año.

P.: ¿Es importante formarse?

R.: Yo creo que sí, porque a medida que voy creciendo creo menos en el talento y mucho más en el trabajo. Y también por respeto a la profesión, a la gente que nos dedicamos a esto. Formarse te da una serie de habilidades que no nacen contigo. Hay que trabajarlas y aprenderlas, todo tiene una técnica y un método que sirven para conducir nuestro talento. O nuestra intuición, como prefiero llamarla.

P.: ¿Cómo nació su vocación de actriz, o esa intuición primera?

R.: Totalmente de rebote. Si me preguntas hace diez años, no hubiera dicho que me iba a dedicar a la interpretación. Siempre me ha gustado el mundo del escenario, y yo bailaba mientras estudiaba otra carrera, Ciencias del Mar. Y un amigo mío, un día, como sabía que yo bailaba, me dijo que su cuñada estaba buscando elenco para una obra que se hace en Sevilla y entré en el casting por bailarina. Eso fue en 2016. A partir de ahí, vi que se me daba bien la interpretación y empecé a formarme y a hacer más castings. ¡Y aquí me encuentro siete años más tarde!

P.: ¡Vaya revolución! ¿Y cómo surge el papel de Paca en Te estoy amando locamente?

R.: Contactó conmigo mi repre y me dijo que me estaban buscando Eva Leira y Yolanda Serrano para un casting. Empecé a hacerlos sin saber que mi personaje era el de Mar Cambrollé. Cuando me enteré, fue una responsabilidad añadida al ser el único personaje 100% histórico de la peli, que además es una mujer que sigue a día de hoy luchando por los derechos de las mujeres trans. Es una responsabilidad porque, además, el público tiene referencias, pero también es verdad que no he interpretado fielmente a Mar, porque no era una peli sobre ella, pero sí la he tenido en cuenta para orientarme. Ha sido una gran responsabilidad que he aceptado con todo el cariño.

P.: ¿Conocía a Mar Cambrollé antes?

R.: Yo la conocía, de hecho cuando salí del armario como mujer trans fui a su asociación, ATA, hablé con ella y me estuvo orientando en algunos temas. Yo creo que gran parte de la comunidad LGTBI española y andaluza la conoce, porque además sigue en activo y está siempre del lado del colectivo. Ha sido una gran luchadora por nuestros derechos y por que saliera adelante esta última ley trans. Es un icono.

P.: La interpreta en su época pretransición. Por eso es Paquito, pero los amigos la llaman Paca, ¿no?

R.: Efectivamente. Ella inició su transición a los tres o cuatro años del momento histórico que refleja la película. Acababa de llegar de Barcelona y eso se refleja muy bien en la escena en la que yo llego en autobús también de allí, de esa primera manifestación que se hizo en el 77.

P.: Lola, ha sido candidata a la nominación al Goya, ¿cómo lo ha vivido?

R.: Pues, mira, yo intento darle a los premios la importancia que tienen. Lógicamente, se agradecen y son un reconocimiento muy bonito, pero, al estar mi entorno muy ilusionado, yo intentaba ser la que ponía los pies en la tierra y ser consciente de que ha habido muy buenas interpretaciones este año entre las actrices de reparto. Ha sido la primera vez que estaba en esa situación (no sé si volveré a estar, pero ojalá, porque eso significará que sigo trabajando) y, evidentemente, ha habido mucha ilusión. Pero lo que me llena es seguir trabajando y el calor que te da el público cuando te dice: "Me gusta mucho tu trabajo".

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P.: Está pasando, ¿no? Se acercan por la calle para felicitarle por su papel como 'la Paca'.

R.: Sí, y a mí me choca mucho porque yo soy una curranta. He limpiado casas, soy camarera, he trabajado de guía turístico... Ahora que se me acerque una chica de 15 años y me pida una foto por mi trabajo... Estoy súper agradecida…

P.: ¿Qué le diría a todas aquellas personas que puedan quejarse de que una actriz trans esté nominada, o gane, el Goya a la mejor actriz porque argumenten cosas como que quitáis espacios a las mujeres?

R.: Yo le diría que no entiendo cómo enriquecer lo que significa ser mujer puede cortarle las alas a un colectivo. Nosotras somos absolutamente lícitas a la hora de pertenecer a este colectivo, que lo hagamos más diverso no quiere decir que la lucha de la mujer sea opuesta a la de las mujeres trans, porque es la misma lucha. El interés de toda persona debería ser el de hacer una sociedad más libre, más justa y más equitativa. Evidentemente, dentro de la lucha feminista hay muchos puntos de vista, cada tipo de mujer -racializadas, con diversidad intelectual o motora o las mujeres trans- tiene unas necesidades distintas y específicas, pero no se trata de empujarnos unas a las otras, sino de empujar todas juntas en la misma dirección; es decir, hacia el futuro.

P.: "Lo que necesitamos es más acción y menos cacareo", dice su personaje en un momento dado.

R.: Sí. Eso sí que es algo que he cogido de Mar Cambrollé, que era un poco la líder del grupo que intentaba equilibrar la pasión, la lógica y el raciocinio y encaminar a su grupo. Como seguimos en el activismo, éste tiene que ir acompañado de una acción. Me parece muy bonito que nuestro movimiento surja del amor, no de un amor romántico, sino del amor hacia nosotros mismos y hacia la sociedad.

P.: ¿Qué le parece que algunos papeles trans aún los interpreten actores y actrices que no son transexuales?

R.: Siempre lo oriento igual: las mujeres trans tenemos un porcentaje de paro de más del 80%, porque tradicionalmente se nos ha retirado de la vida pública y es un daño muy grande invisibilizar a un colectivo. Cuando exista de verdad igualdad de oportunidades laborales en todos los colectivos, a mí me parecerá genial que personas cis interpreten a personas trans. Si no se abren puestos de personajes cis a las personas trans, me parece una falta de respeto a nuestro colectivo que los pocos papeles que nosotras podemos sentir interpretando los hagan personas cis. Si yo fuera directora o productora no se me ocurriría poner en el papel de una persona racializada a una persona que no está en ese colectivo, creo que las mujeres trans no merecemos menos.

P.: La que se ha liado precisamente con el Rey Mago de Madrid a cuenta del black face

R.: Total. El black face me lleva a mi infancia hace 25 años y a mí me resulta igual de chocante. No puedo entender que a otras personas no les resulte chocante que haya personas cis interpretando a trans -un hombre con peluca por ejemplo-. Yo creo que es algo que hay que revisar, creo que es un discurso muy reciente, pero creo que es algo que los actores y actrices tienen que repensar.

P.: Pero a la vez tenéis una reivindicación contraria, que es poder hacer papeles que no sean sólo de trans…

R.: Creo que esa es la reivindicación futura, pero andamos pasito a pasito. Creo que este es el camino para llegar en un futuro a que no se hable de papeles cis o trans, porque las personas trans podemos hacer papeles en los que el hecho de ser transexuales no sea todo el arco de nuestro personaje. Somos muchas más cosas que trans: yo soy camarera, soy capricornio, soy hija, soy nieta… Soy muchas más cosas, entre ellas una es ser mujer trans. De hecho, los problemas que yo tengo por ser trans no vienen de mí, sino de todo el peso que me pone encima la sociedad.

P.: Claro, al final sus problemas son los de cualquier mortal: llegar a fin de mes, el trabajo, la vida...

R.: Efectivamente: que si no llego a fin de mes, que si mi abuela se ha puesto mala y tengo que cuidarla... Son problemas totalmente cotidianos.

P.: Ha sido camarera, ¿no? ¿O lo sigue siendo?

R.: Soy camarera todavía, mis amigas me dicen que, como buena actriz, soy camarera. Y eso no es un problema de las personas trans, el 80% de mis amigos actores y actrices compaginan con otro trabajo. Y si las personas trans lo tenemos más complicado en la vida general, imagínate en la interpretación.

P.: ¿Y cómo es su trabajo? ¿Cómo lo lleva?

R.: Esto, como todo, es donde caigas. Y yo tengo la suerte de haber caído en una empresa con un ambiente muy inclusivo y muy LGTBI. Evidentemente no es el trabajo de mi vida, pero tengo muy buenos amigos y compañeros. Y como charlar y la comida son dos cosas que me encantan, pues me pesa menos ser camarera (dice con simpatía).

P.: Ni tan mal.

R.: ¡Sí! Además trabajo en un mexicano y cuando estoy en barra suelo tener al lado los totopos y el guacamole y, en algún viajecito a la cocina, cae algo siempre.

P.: ¿Qué opinión le merece el nombramiento de Isabel García como directora del Instituto de las Mujeres? La propia Mar Cambrollé ha pedido su destitución…

R.: Sí. Yo creo que el feminismo, como cualquier lucha social, tiene que ser interseccional. No concibo el feminismo sin que sea anticapitalista, ecologista, inclusivo con las razas y, por supuesto, con la lucha LGTBI. Creo que todos los movimientos tenemos que ir de la mano, que además es algo que se refleja muy bien en la película. Para mí, una mujer no es plenamente feminista cuando expulsa a una parte del colectivo LGTBI del feminismo. Y no sólo lo pienso porque yo sea una mujer trans, lo pienso porque está en mis principios que todas las luchas de personas vulnerables vayan de la mano.

P.: No considera entonces que Isabel García sea feminista.

R.: Yo creo que eso habría que preguntárselo a Isabel García, y decirle: "¿Pero eres feminista con todas las mujeres?". La respuesta vendría sola. A mí me cuesta mucho cancelar y juzgar, porque soy muy cuidadosa con eso, y me gusta dar oportunidades y no dejarme influir del ruido de la masa. Mi pregunta va hacia ella: "¿Usted considera que todas las mujeres, entre las que nos encontramos las mujeres trans, somos igual de lícitas en la lucha feminista?". Si dice que sí, es feminista; si no ella sola se retrata.

P.: Bueno, de hecho ella misma ha dicho cosas como que "las mujeres trans no existen".

R.: Sí, ese es el nuevo nivel de reinventarnos a nosotras mismas (dice con un deje triste de sarcasmo). Al final invisibilizarnos es una forma de violencia, porque lo que no existe no se puede luchar. De momento, nosotras estamos aquí y no tenemos planeado irnos a ningún lado, así que lo que nos queda es seguir luchando. ¿Sabes cuál es el problema? Que las mujeres trans no acabamos de ser sujeto político porque somos un porcentaje tan pequeño de la población que no vamos a cambiar ninguna elección.

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P.: Bueno, el año pasado salió adelante la ley trans.

R.: Sí, por eso necesitamos personas fuera de nuestro colectivo que se preocupen también de nosotras, porque somos un porcentaje tan pequeño que al político que busca el voto no le interesamos porque no vamos a cambiar nada. Las mujeres trans necesitamos ayuda en nuestra lucha. Además, las luchas que no nos pertenecen también nos hacen mejores personas y hacen del mundo en el que vivimos un lugar mejor.

P.: Montero asumió la lucha de ustedes en primera persona, y ha salido escaldada…

R.: Totalmente. Al final eso es un mensaje: no pises este fango porque vas a salir embarrada. Pero creo sinceramente que dentro de unos años a Irene se le va a recordar como una de las políticas revolucionarias de este país. Como hoy podemos recordar a Zapatero como uno de los grandes presidentes en avances sociales, para mí Irene va a estar a ese nivel cuando se le recuerde, aunque a día de hoy ya hay muchas personas que la valoramos y le agradecemos mucho que se haya preocupado por nosotras.

P.: ¿Cómo vivió usted su reconocimiento como mujer trans?

R.: Yo salí del armario como mujer trans estando en Madrid, sí. Evidentemente siempre es un antes y un después en tu vida, pero al mismo tiempo yo siempre me he preocupado de rodearme de un entorno seguro, que son mis amigos y familia, y gracias a ellos fue lo más leve que pudo ser. Esto a lo mejor lo pones en palabras en un día, pero en mi caso vino a raíz de muchos meses de conversar conmigo misma a solas, que creo que es algo muy importante tener esos momentos de conversación con una misma, con un vinito, para aprender a saber quien eres. Eso te da herramientas para todo en la vida en general.

P.: Claro, porque ahora, ¿cómo se siente, de cara a todos los aspectos de la vida: el personal, el profesional…?

R.: Pues, mira, en el profesional no te voy a engañar: tengo miedo a que el hecho de ser una mujer trans me corte muchas oportunidades laborales. Pero a la vez no estoy dispuesta a dejar de ser quien soy por ser más o menos popular. Creo que hay sitio para mí en la interpretación, aunque sea un sitio más underground. Creo que hay un equilibrio entre ser yo y trabajar de lo que me apasiona. Si ese equilibrio está por algún lado estoy segura de que soy lo suficientemente fuerte para encontrarlo. Me he trabajado psicológicamente todo lo que he podido y soy una chica fuerte. Vamos a por ello.

P.: El grupo de amigas de la peli se encuentra al principio con la cerrazón de la madre de Miguel, de Reme. ¿Hay Remes hoy día?

R.: Hay Remes para lo bueno y para lo malo. Ana Wagener tomó una decisión muy inteligente al interpretar a Reme, porque Reme no es una mujer homófoba, creo que es una mujer que tiene miedo de que su hijo sufra, y reacciona de la forma que cree que es mejor para él. Evidentemente hay Remes por ahí homófobas y Remes con miedo, porque a querer no se nos enseña, y a veces queremos de una forma nociva, como le pasa a ella al principio de la película.

Gracias a Dios, las mujeres cis hetero han sido grandes aliadas del colectivo LGTBI siempre, y les debemos mucho. Pero muchas, cuando se han encontrado a personas LGTBI en su familia, han optado por protegerlos negándolos. Si hay un mensaje que mandarle a las Remes es que la única vía para ayudarnos es la vía del amor, y el amor incluye la aceptación.

P.: ¿Le ha pasado que le hayan considerado una mala influencia?

R.: Bueno, claro, y te puedo decir incluso de trabajos en los que no me han querido contratar por ser una mujer trans. Además las mujeres trans -sobre todo en casos de personas como yo que no estamos en un proceso de hormonas o de cirugía- somos seres totalmente visibles, que salimos a la calle y se nos identifica claramente. Además yo no tengo la intención de ocultarlo porque estoy muy orgullosa, pero estamos a examen todo el día y una nota las miradas, a la gente comentando, señalando… Y por eso también fuimos capaces en estas primeras manifestaciones de poner nuestro cuerpo al servicio de la lucha, porque como no teníamos dónde ocultarnos tampoco teníamos nada que perder. Claro que somos juzgadas constantemente, pero como tampoco nadie paga mis facturas, tampoco dejo que el juicio de nadie me haga vivir una vida que no es la mía. Yo soy la que me mantengo, y soy yo la que decido lo que me pongo, con quien me acuesto y lo que como.

P.: He leído que les hicieron pasar algún mal rato durante el rodaje, que recibieron algún insulto en la calle…

R.: Sí, y además es que fue muy curioso porque lo que nos pasó fue literalmente lo que íbamos a rodar. Hay una escena en la que estoy con Antonio Araque repartiendo octavillas sobre la abolición de la ley de peligrosidad social, aquí en la calle Sierpes de Sevilla, y un señor nos dice "¡maricones!", y justo eso nos pasó eso preparando el set. Un señor se dedicó a dar paseos por el set retrasando el montaje y llamándonos maricones. Fue surrealista porque era lo que íbamos a grabar justo y nos dimos cuenta de que estaba totalmente vigente 45 años después… La peli ocurre en el 77 y estábamos rodando en el 2022.

P.: El otro día hablaba con la Dani de su infancia, de que ella, a pesar de ser altísima y tener una voz muy grave, también sufrió bullying. ¿Cómo fue en su caso?

R.: Yo echando la vista atrás no tuve una infancia ni una adolescencia felices, pero en el momento no lo estaba viviendo como tal. Creo que casi cualquier persona de mi generación del colectivo LGTBI no te va a decir que tuviera una infancia maravillosa, porque el instituto es una jungla y cuando te señalan por algo impopular aún más. Yo fui la primera persona LGTBI abiertamente de mi instituto, así que era el maricón del instituto. Me hicieron bullying, fui apartada de sitios, objeto de burla, me han pegado, me han tirado piedras… Encima, yo era gorda y empollona, imagínate. El momento de ponerse por parejas, por ejemplo, yo recuerdo que era agobiante porque sabía que nadie iba a querer ponerse conmigo.

P.: ¿No tenía ningún aliado o aliada?

R.: Es que era muy complicado. Mira, yo conservo dos grandes amigas del instituto y una de ellas todavía a veces me pide perdón porque no dio la cara lo suficiente por mí. Y yo le digo que eso ya está pasado. En educación física, los chicos tenían que ponerse a jugar al fútbol y las chicas a otra cosa. A lo mejor a mí me apetecía hacer lo de las chicas, pero me iba con los chicos para no destacar, aunque con ellos era al que nunca quieren pasar el balón… No te ubicas, no te sitúas.

Además es que la gente empieza a llamarte maricón antes de que tú percibas esa clase de cosas. No te dejan autoexplorarte porque dices: "Si desde fuera me están llamando maricón, será que eso es lo que soy". Cuando ni siquiera quienes te llaman maricón saben lo que eso implica. Ven a un niño afeminado y ya está, porque en casa ha escuchado que su padre llama maricones a los que salen por la tele.

Entonces, es un círculo vicioso educativo que parece que estamos empezando a cortar ahora. Me hace muchísima ilusión, porque yo he sido monitora scout y mis niños han hablado abiertamente de su sexualidad y no tienen problema en su círculo por ser LGTBI… Me hace mucha ilusión porque creo que ha abierto puertas para ellos.

P.: Andalucía ha tenido siempre fama de ser muy conservadora, pero en esta película vemos cómo fue una de las primeras comunidades en luchar por los derechos del colectivo. ¿Cómo ve la sociedad andaluza?

R.: Yo es que creo que hay muchas Andalucías, porque Andalucía es muy rica en todos los sentidos. Pero yo no diría que Andalucía haya sido una comunidad especialmente antigua. Quizá se nos asocia como tal porque nuestro folclore está muy ligado al catolicismo. Pero en la contrapartida están todas esas mujeres folclóricas que estaban permanentemente rodeadas de personas LGTBI y las defendían a capa y espada. Lola Flores o Rocío Jurado, por ejemplo. Andalucía tiene el sambenito de comunidad conservadora, pero es un topicazo. Allá donde vayas hay gente estupenda y gente mala, o gente maleducada, más bien.

P.: Dice que es mu andaluza. De Triana, concretamente. ¿Cuáles son sus rasgos más andaluces?

R.: Yo creo que una cosa que sí caracteriza a Andalucía es que pasamos muchas horas en sociedad porque aprovechamos el buen tiempo y el clima que tenemos. Un rasgo que habla de mí es la pasión que le ponemos a todo: yo soy muy apasionada y visceral. Y a pesar de que ser parte del colectivo a veces te da un poco de ansiedad social, cuando estoy en un sitio en el que me siento acogida soy muy sociable. Y ese es un rasgo muy andaluz.

P.: La capacidad de llegar a los demás. Como en la actuación.

R.: Sí, porque al final contar historias es abrir una parte de tu corazón. Yo creo que actuar no es un acto de mentira, sino de verdad. Porque el papel que estás interpretando pasa por dentro de ti, y a ese personaje le das siempre una pincelada tuya.

P.: ¿Con qué papel sueña Lola Buzón?

R.: Lola Buzón es muy dramática y muy clásica. A mí me gusta mucho la tragedia, pero como también soy muy andaluza me gusta mucho Lorca. Yo ya no tengo edad para hacer Adelita, sino más bien para hacer Angustias o Martirio, que son las mayores. Así que si me dan una Poncia, que por lo menos tiene un toque así gracioso, no me voy a quejar.

P.: Pero no es mayor.

R.: Tengo 32 años, pero estoy muy bien asesorada dermocosméticamente. El otro día me entró un chico en una discoteca y me dijo que era una MILF, y le dije que como me lo repitiera no le dejaba ni invitarme a una copa.

P.: Nada de MILF aún.

R.: En absoluto. Una señorita. Vamos a dejarlo en una señorita.