(De izquierda a derecha, arriba) Ariel Shagerman, superviviente; Ofir Libstein, asesinado; Avi Polonski, superviviente; Nathaniel Young, asesinado / (Abajo) Shani Louk, se cree que asesinada; Jake Marlowe, desaparecido; Noa Argamani, secuestrada; Doron Asher, secuestrada junto a sus dos hijos.

(De izquierda a derecha, arriba) Ariel Shagerman, superviviente; Ofir Libstein, asesinado; Avi Polonski, superviviente; Nathaniel Young, asesinado / (Abajo) Shani Louk, se cree que asesinada; Jake Marlowe, desaparecido; Noa Argamani, secuestrada; Doron Asher, secuestrada junto a sus dos hijos.

Reportajes

Hablan las víctimas de la cacería de Hamás en Israel: "Han ido casa por casa matando familias"

EL ESPAÑOL contacta con varios vecinos que viven cerca de la franja de Gaza y que se han visto involucrados en los sangrientos ataques terroristas.

9 octubre, 2023 02:52

A 48 horas de las sangrientas incursiones terroristas orquestadas por Hamás contra la población de Israel comienzan a conocerse algunos de los nombres de los más de 700 muertos confirmados, cientos de secuestrados, miles de heridos y decenas de miles de evacuados o afectados por la ya bautizada como Tormenta de Al-Aqsa. Familias enteras que se encontraban en las comunidades agrícolas cercanas a la franja de Gaza; vecinos que caminaban por las calles aledañas o que conducían hacia sus trabajos; jóvenes que disfrutaban de un festival de música por la paz; policías y militares a los que los misiles y las camionetas atestadas de milicianos armados alcanzaron desprevenidos: un tornasol de vidas, la mayoría de civiles inocentes, han quedado quebradas para siempre.

El sábado de madrugada, tras la fiesta judía de sucot, la más destacada y sagrada del calendario judío, y coincidiendo con el 50 aniversario del Yom Kippur, la organización terrorista Hamás lanzó un ataque masivo y sin precedentes contra Israel. A lo largo y ancho de diferentes puntos del mapa, por aire y tierra, milicianos armados se infiltraron en el país y empezaron a atacar a civiles de forma indiscriminada.

"A cada persona que encontraban la mataban o la secuestraban", explica a este diario la portavoz de la embajada israelí en España, Tal Ithakov. "Mujeres, niños, jóvenes, ancianos: iban a por todo el mundo. Al mismo tiempo, lanzaron 3.500 cohetes contra la población civil". Cientos de personas fueron tomadas como rehenes; otros yacían en el suelo, en las cunetas, en sus habitaciones, heridos o asesinados. El escenario bélico, que evocaba a Ucrania, a Afganistán, a los Balcanes, y, por momentos, a la cruzada yihadista de ISIS en París, fue registrado en decenas de vídeos y fotografías de extrema dureza.

Un policía junto a un ciudadano israelí fallecido en los ataques de Hamás

Un policía junto a un ciudadano israelí fallecido en los ataques de Hamás Reuters

El reguero de sangre llegó hasta las puertas de la casa de Ariel Shagerman, un argentino radicado en Sha’ar Hanegev, pueblo situado a sólo cuatro kilómetros de la franja de Gaza. Como él, muchos aún se preguntan cómo El Mossad, los servicios de inteligencia de Israel, los mejores del mundo, no previeron la intifada terrorista. Shagerman, que lleva 21 años viviendo en el país, narra en primera persona a EL ESPAÑOL cómo vivió las primeras horas de horror.

"A las seis y veinte de la madrugada nos despertamos con los sonidos de la sirena, que son las que avisan de que están lanzando cohetes. Nos pareció raro, porque no teníamos aviso ni estábamos preparados. Así que bajamos a la pieza de seguridad [una suerte de búnker que tienen todas las casas en la zona desde hace dos décadas]. Supimos después que había autos invadiendo todo el sur del país, cientos de camionetas blancas llenas de soldados de Hamás matando a la gente. Siento una tristeza tremenda al conocer que muchos amigos ya no están, que hay familias que han sido borradas sólo por vivir acá".

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Mientras relata los hechos, se le quiebra la voz. "Tiraban a toda persona que se moviese, destrozando cualquier cosa que encontraran delante. Han entrado en 20 de las 22 kibutz de esta zona, que son granjas colectivas agrícolas como la nuestra. Iban casa por casa ejecutando familias. Padres, madres y niños. Han matado a muchos; a otros los han secuestrado. Hasta se han llevado a los tailandeses que venían a trabajar la tierra. El presidente del Consejo Regional de nuestra zona, Ofir Libstein, que es un gran amigo mío, un tipo muy querido y respetado, salió a defender su casa. También lo han matado. Dicen que hay 700 fallecidos, pero deben ser muchos más". 

A diferencia de otras zonas, el barrio residencial en el que vive Shagerman no fue atacado por tierra, sino por aire. "No hubo incursiones, pero sí nos atacaron por el cielo, con misiles. Hay casas afectadas y muchos vecinos heridos, algunos de gravedad. Ahora la zona está controlada por el Ejército y declarada zona militar. Nosotros nos hemos ido a Tel Aviv". Se refiere a él y a su esposa, israelí, por quien emigró a Oriente Medio. Quienes no les acompañan en el viaje son, lamenta, dos de sus tres hijos: "Ahora mismo están viajando para enrolarse en la reserva".

De izquierda a derecha: Ariel Shagerman, Ofir Liebstein (fallecido) y Adi Polonsky

De izquierda a derecha: Ariel Shagerman, Ofir Liebstein (fallecido) y Adi Polonsky Cedidas

Suerte muy diferente corrió el kibutz de Adi Polonsky, que se encuentra sólo a 2 kilómetros en línea aérea de la franja de Gaza. Este agricultor y productor de leche aún está en shock por todo lo ocurrido en las últimas horas. Atiende a la llamada de este periódico, pero se escuchan gritos al otro lado de la línea. "Espera un segundo. Ahora no puedo hablar". Cuelga el teléfono. Después de media hora, devuelve la llamada. "Estaba discutiendo con los militares. Quieren evacuar a toda la gente, pero yo me niego. En mi zona hay 900 personas y ahora sólo quedamos 10. El resto se ha ido, pero yo dirijo toda la parte de producción de este kibutz, tengo vacas, y me parece inhumano abandonar. Tan inhumano como todo lo que está pasando". 

Polonsky asegura que si sigue vivo es por puro azar. "El hecho de que no hayan entrado a matarnos responde a que pudimos defendernos con nuestras armas. También ayudó el cerco que rodea nuestro área. El 90% ha sido suerte y el 10%, si quieres, achácalo a la rapidez y a la tenacidad, pero no somos ni Rambo ni superhéroes. Que no nos llamen valientes; sólo defendemos lo que es nuestro. Para llegar a mi hogar y a mi familia primero tienen que pasar por encima de mí". 

El cuerpo de un militante de Hamás yace al lado de una carretera del sur de Israel, cerca de la frontera con Gaza

El cuerpo de un militante de Hamás yace al lado de una carretera del sur de Israel, cerca de la frontera con Gaza Atef Safadi EFE

Aunque él haya podido defender, junto a los suyos, el kibutz al que pertenece, Polonsky confiesa que ha perdido a gente muy cercana. "Hoy tengo muchos menos amigos que ayer. A uno, de hecho, le han secuestrado a su hija de 3 años y a su hijo de 4, a la madre y a la abuela, que es muy mayor. También se llevaron a una señora de 85 años que había sobrevivido al Holocausto nazi. Los rehenes... en fin, Hamás tendrá sus intenciones, pero me parece que quienes se los han llevado van a descargar todo el odio y todo el repudio que les han inculcado contra ellos. Toda esta gente, si se le puede llamar así, sólo quiere hacer el mayor mal posible". 

El argentino aprovecha el inciso para señalar que él se considera una persona muy lejana a la derecha de su país, lo que también "le ha traído problemas con una sociedad muy militante". Es más, está contra las ocupaciones militares, como la de Hebrón, así como de "cualquier otro tipo de invasión". "Pero lo de Gaza no es lo mismo, porque ya no queda ni un sólo militar dentro. Hay que conocer un poco la historia. Estas tierras fueron compradas por gente rica judía a los terratenientes que vivían en el Líbano o en Siria. La zona en la que estamos no era de los árabes. Lo que hacían ellos eran cuidarles las tierras a los terratenientes. No se le ha robado tierra a nadie".

Así ha quedado el domicilio de un vecino de Ariel Shagerman

Polonsky confiesa que durante muchos años ha luchado políticamente por un acercamiento entre Israel y Gaza para evitar el conflicto entre ambos. "Llevo 43 años viviendo aquí. Yo mismo huí de los militares en la dictadura Argentina. ¿Cómo no voy a estar a favor de la paz? Pero esto que han hecho... es un holocausto contra nosotros. ¿Cuál fue la sensación que tuvisteis en España cuando volaron Atocha o arrollaron a gente en La Rambla? El terrorismo es terrorismo, y como ahora no estoy humanamente en condiciones de decir cuál creo que debería ser la respuesta de nuestro Gobierno, no sigo".

Llegados a este punto, Adi Polonsky vuelve a mencionar al asesinado Ofir Libstein, con quien trabajó "codo con codo durante 5 años" para mejorar la vida de los palestinos. "Él tenía un proyecto en marcha. Ya estaban los planos y se había empezado a trabajar en ello. Queríamos construir un recinto al lado de la frontera. ¿Sabes qué era? Una universidad internacional, un hospital, una zona de comercio de alta tecnología para que los árabes, los 2 millones de ciudadanos de Gaza, pudieran ir a estudiar, ser atendidos médicamente y comerciar para tener un futuro. Este hombre que les iba a ofrecer todo eso, que estaba construyendo un futuro para ellos, ha sido uno de los primeros a los que han matado". 

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Polonsky hace un parón para reflexionar. "Estoy dolido. Enojado. Muy dañado y compungido. ¿Sabes lo peor? Mucha gente que ha participado en estos atentados ha trabajado aquí, en nuestras empresas, en nuestras tierras, para mantener a su familia. Ahora nos lo devuelven viniendo a asesinarnos. La gente en Europa no tiene ni idea del conflicto palestino-israelí. No saben qué es vivir con proyectiles sobre tu cabeza todo el rato. ¿La solución a este conflicto? Ya lo dijo Golda Meir durante el Día del Perdón hace décadas: el problema terminará el día en que las madres árabes quieran más a sus hijos de lo que nos odian a nosotros".

La matanza del Nova Festival

Una de las primeras y mayores matanzas de la madrugada se produjo en el Nova Festival, un festival de música trance celebrado cerca del kibutz de Re'im, en el noroeste del desierto de Negev. Allí, cientos de jóvenes habían acudido a festejar el sucot. Sin embargo, hacia las 6:30 de la mañana, un grupo de paracaidistas armados de Hamás aterrizaron cerca de las carpas musicales. Lo que unos minutos antes era un festejo de música 'por la paz' se convirtió en una carnicería. Los últimos conteos suman 260 víctimas sólo en ese concierto.

Según relatan algunos de los supervivientes, "la música paró y sonaron las alarmas antiaéreas; entonces, de la nada, comenzaron a disparar". Los cuerpos comenzaron a caer. Algunos, malheridos. Otros, muertos. Muchos fueron secuestrados; otros lograron escapar a pie o a bordo de sus vehículos o se escondieron entre los matorrales a la espera de ayuda. Quizás el caso más notorio fue el de la israelí Noa Argamani. Su vídeo ha dado la vuelta al mundo. 

En las imágenes, la joven, de 25 años, es agarrada por un grupo de palestinos en motocicleta mientras suplica que no la maten. Mientras pide auxilio, extiende los brazos hacia su novio, Avinaton Or, que también está rodeado de milicianos. Se desconoce el paradero de ambos. Tras ver el vídeo, su padre, entrevistado por un medio local, se echó a llorar frente a las cámaras: "Esperaba que fuese un error. Que no fuese posible. Pero era Noa. Estaba petrificada. Siempre he sido tan protector... pero en este momento no puedo protegerla".

"Yo me escondí en una zona dónde había árboles", relata Tal Gibly, otra de las víctimas. Ella pudo huir y esperó oculta hasta que llegaron los militares israelíes. "Tras un tiempo en silencio, comencé a escuchar palabras en hebreo y me acerqué a las personas con las manos en alto para que vieran que no era ninguna terrorista. Me sacaron en un coche. Fui de las primeras personas en salir, pero hubo gente que estuvo otras dos o tres horas".

Peor suerte corrió Shani Nicole Louk, una joven tatuadora alemana que también había acudido a la rave. Su madre, Ricarda, confirmó en un vídeo que el cuerpo semidesnudo, con las piernas quebradas, tirado en la parte de atrás de una pick-up rodeada de terroristas que la estaban vejando, era el de su hija. Lo reconoció, en parte, por su característico cabello y el tatuaje que lleva en sus piernas. En el vídeo, de una crudeza extrema, se ve cómo varios palestinos le cogen del pelo y escupen sobre su cabeza al grito de Allahu Akhbar (Alá es Grande). Aunque en el vídeo parece que no respira, la madre de Louk considera que está "inconsciente" y suplica ayuda para saber el estado de salud de su hija.

"Esta mañana, mi hija, Shani Nicole Louk, ciudadana alemana, fue secuestrada con un grupo de turistas en el sur de Israel por palestinos de Hamás. Nos han enviado un vídeo en el que se podía ver claramente a nuestra hija inconsciente en un vehículo con los palestinos y ellos conduciendo por la Franja de Gaza", publicó en sus redes sociales. "Les pido que nos envíen cualquier ayuda o cualquier noticia. Muchas gracias". La identidad de Louk también ha sido confirmada al diario The Telegraph por su prima, Tomasina Weintraub-Louk, quien la reconoció en la camioneta.

Entre los desaparecidos se encuentra Jake Marlowe, un joven de 26 que trabajaba como miembro del equipo de seguridad del festival y que, desde hacía dos años, vivía en la zona de Ma'alot, al norte de Israel. Según ha confirmado la embajada británica, su compatriota, el londinense Nathaniel Young, soldado de 20 años que también formaba parte del equipo de seguridad del festival, sí ha fallecido durante los ataques. Entre las víctimas hay varios ciudadanos extranjeros, entre ellos canadienses, noruegos, mexicanosestadounidenses.

Por su parte, la embajada de Ucrania ha afirmado que dos ciudadanos fallecieron durante los ataques de Hamás y que sus cuerpos serán repatriados, aunque se desconocen sus identidades; la embajadas de Chile y Argentina han confirmado que Noa Glasberg, ciudadana israelí de madre chilena, y Silvia Mirensky, argentina de 80 años, que se encontraban en la zona de Ain Hashloshá, han fallecido en los ataques; por su parte, Francia confirma que Avidan T., de 26 años y originario de Burdeos, también ha muerto junto a otra ciudadana francesa cuya identidad no ha trascendido; el primer ministro tailandés, Srettha Thavisin, aseguró que dos nacionales de Tailandia fallecieron en los ataques, ocho resultaron heridos y once fueron secuestrados; por su parte, Nepal ha confirmado la muerte de 10 estudiantes.

Tal y como indica la propia Tal Ithzakov, portavoz de la embajada israelí en España a EL ESPAÑOL, a la hora de cierre de este reportaje aún no hay constancia de que se encuentren víctimas españolas entre los muertos, desaparecidos, heridos o secuestrados tras los atentados. "Por el momento tenemos poca información, pero la embajada de Israel ha abierto una línea telefónica especial". 

"Hamás lleva atacando a civiles desde que tomó el control de la franja de Gaza en 2007", continúa. "Desafortunadamente, no es algo nuevo. Están usando hasta a su propia gente, los palestinos, como escudos humanos, cometiendo un doble crimen de guerra: por un lado disparan desde una población civil, poniendo en riesgo a sus habitantes, que son las primeras víctimas de esa organización terrorista, y, por otro, atacan a la población de Israel. Lo que hemos visto estos días, por su extrema intensidad, es un ataque terrorista masivo y un crimen de guerra sin precedentes. Vamos a neutralizar las infraestructuras terroristas y a aplicar nuestro derecho a defendernos".

Nathaniel Young (derecha, arriba), asesinado; Shani Louk (i), asesinada; Jake Marlowe (derecha, abajo), desaparecido; Noa Argamani (2i) secuestrada; Doron Asher (2d), secuestrada junto a sus dos hijos.

Nathaniel Young (derecha, arriba), asesinado; Shani Louk (i), asesinada; Jake Marlowe (derecha, abajo), desaparecido; Noa Argamani (2i) secuestrada; Doron Asher (2d), secuestrada junto a sus dos hijos.