A la izquierda, Marta Jiménez y su pareja, el guardia civil Eric de Cima y, a la derecha, la experta en deportes extremos en 'El Hormiguero'.

A la izquierda, Marta Jiménez y su pareja, el guardia civil Eric de Cima y, a la derecha, la experta en deportes extremos en 'El Hormiguero'. Cedida | Atresmedia

Reportajes

Marta, la mujer adrenalina de 'El Hormiguero': su empresa de deportes y su vida con un guardia civil

EL ESPAÑOL ha contactado la madrileña para repasar su trayectoria profesional y su fichaje por el programa de Pablo Motos.

24 septiembre, 2023 02:10

El Hormiguero ha incorporado a dos nuevos colaboradores para la temporada número 18 del programa de Pablo Motos. Uno de ellos es el cómico y actor Leo Harlem, que comentará, desde el humor, temas de actualidad.

El otro fichaje es Marta Jiménez, experta en deportes de riesgo. Aunque la madrileña no es muy conocida por los espectadores, la prueba que realizó la temporada pasada en el programa de Antena 3 fue tan espectacular que Motos no ha dudó en incorporarla este año para que siga sorprendiendo a su audiencia.

El debut de la colaboradora coincidió con la visita de la futbolista Olga Carmona, y lo hizo desafiando a las leyes de la física lanzándose al vacío desde 10 metros de altura con la sujeción de una pesa de 4 kilos.

Marta Jiménez, durante su debut con 'El Hormiguero'.

Marta Jiménez, durante su debut con 'El Hormiguero'. Atresmedia

EL ESPAÑOL ha charlado con Marta Jiménez para que explique su sección en El Hormiguero, pero también para hacer un repaso de todos los logros deportivos que ha conseguido gracias a su empresa High Jump haciendo saltos desde paredes, con goma elástica o el clásico puenting.

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Muy activa desde pequeña

Marta reconoce que desde edad muy temprana siempre había sido un poco “cabra loca”, dejando a un lado los juguetes y las muñecas para divertirse con sus amigos haciendo de aventureros en su Torrelodones natal, en Madrid.

“Me crié en una urbanización y con mis amigas montábamos cabañas, hacíamos de exploradoras… ese tipo de juegos de estar en la calle. Cuando ya fuimos un poquito más mayores y ya nos dejaban salir al campo hacíamos excursiones. Me crié en una zona que es la sierra oeste de Madrid y aquí todo son bolas de granito, encinas, tierra... Es, literalmente, un trozo de campo salvaje”, recuerda Marta.

Aquello era su patio de recreo donde organizaban juegos relacionados con el tema de trepar por las rocas o subir a los árboles. “Eso era lo que más me gustaba, disfrutaba mucho y quemaba mucha energía. Al final, la cabra tira para el monte y me he dedicado a deportes de montaña y de riesgo”, admite.

Marta Jiménez es una apasionada de los deportes de riesgo y de montaña.

Marta Jiménez es una apasionada de los deportes de riesgo y de montaña. Cedida

Pregunta.– ¿Qué estudió para dedicarse a los deportes de riesgo?

Respuesta.– Algo que no tiene nada que ver, Ingeniería Química (Risas). En el instituto siempre me habían gustado mucho las ciencias, pero no tenía ni idea qué hacer. Estuve matriculada en Arquitectura Técnica, pero en la primera semana me cambié de carrera a Ingeniería Química.

En segundo de carrera ya había fundado mi empresa High Jump, y lidiaba con los estudios y el negocio, el ser una emprendedora y haber formado una empresa desde cero. Eran dos cosas súper potentes. Tenía muy claro que no me veía en una oficina ocho horas al día, así que le metí muchísimas ganas a mi empresa con la cual sigo hoy en día 11 años después.

Y como no me gusta dejar las cosas a medias -soy así, un poco cabezona y perfeccionista- acabé la carrera consciente de que nunca me dedicaría a eso, pero bueno, es algo que creo que al final estudiar una carrera te da muchas tablas, te enseña un montón de cosas aparte de las materias en sí, como son el esfuerzo, la dedicación, con todo lo que conlleva. Y no es que me arrepienta, pero ahora, si volviera atrás, probablemente no habría estudiado eso. No habría dedicado ese tiempo y esfuerzo a la ingeniería, sino a formarme más en lo que estoy haciendo ahora que es lo que me gusta, la montaña.

P.– ¿Cómo empezó en el mundo de los deportes de riesgo?

R.– Comencé haciendo escalada en Torrelodones, que es mi pueblo, donde yo me crié, ya que aquí se hace mucho escalada de bloques. Fui haciendo amigos deportistas y, a raíz de eso, fui conociendo a más gente del medio que les gustaba la montaña, la escalada y ese tipo de cosas. Como yo no soy de decir no a los retos un día hice parapente, otro puenting y así comencé a trabajar en una empresa especializada en esa disciplina. Es que me llamaba mucho la atención tirarme de un sitio y vencer ese miedo brutal de lanzarme desde un puente con una cuerda. Luego fundé mi propia empresa y hasta ahora.

Marta Jiménez, practicando deportes extremos con su empresa High Jump.

Marta Jiménez, practicando deportes extremos con su empresa High Jump. Cedida

P.– ¿Qué hacéis en High Jump?

R.– Tenemos algo muy peculiar y es que no sólo hacemos puenting. Nos dedicamos a todo tipo de saltos. Ese es el más conocido, pero nosotros también el puenting tándem para dos personas; high jump, el más alto de Madrid, el que más caída libre tiene; bungee jump, que es el salto con goma elástica rebotando desde 40 metros. También hacemos salto base o salto de paredes (rope jumping) a 100 metros de altura con cuerdas en una con una caída libre de 80 metros, creando una sensación muy potente cuando lo haces, es brutal. Todo son actividades muy seguras, tenemos todo muy estudiado y, obviamente, no nos la podemos jugar.

P.– ¿Qué siente cuando usted salta?

R.– Desde los primeros saltos que hice a lo que siento ahora no es que se haya atenuado, es que se ha digerido. Es la palabra que mejor lo define. Recuerdo que en mi primer gran salto de pared con cuerdas enmudecí. Los minutos antes del salto dejé de hablar y me preguntaba: ¿Quieres estar aquí? ¿Es lo que quieres hacer? ¿Quieres exponerte a esto? Convenciéndome de que eso era lo que me gustaba y que lo iba a disfrutar.

A base de exponer mi cuerpo y mi mente, porque ellos son los que te guían, aprendes a tranquilizarte. Eres consciente de todo lo que está pasando, tienes ese miedo, que es súper importante y necesario porque es lo que nos protege de todo, lo que te hace estar alerta y decir que no estás dando un paseo, que te vas a tirar de un sitio y tienes que estar especialmente atento porque es peligroso realmente.

Las primeras veces el miedo te aturulla y te ciega, pero lo he aprendido a gestionar y ahora me hace estar alerta, segregando esa adrenalina que te hace ver las cosas como un poco a cámara lenta. Lo que parece que te ha pasado en 20 segundos, realmente ha pasado en uno. Eso te ayuda un montón a lidiar con esas situaciones de riesgo.

Cuando estoy al borde de un precipicio que voy a saltar con un traje de alas haciendo base, noto mi corazón, siento, literalmente, el latido de mi corazón. No sé si irá más rápido, nunca lo he medido, pero seguro que va más fuerte. Percibo en la boca el sabor de la adrenalina, visualizo lo que voy a hacer, hago mis protocolos comprobando que todo está bien, visualizo lo que voy a hacer porque eso es súper importante, que vas a hacer cuando saltes, cómo va a caer tu cuerpo, cómo tienes que volar, cómo va a ser la apertura… Si hay un imprevisto hay que estar muy atenta para resolverlo, que siempre puede pasar, pero si lo has ensayado minutos antes de saltar, tu reacción es mucho más veloz.

A mí me gustan mucho las montañas rusas y los parques de atracciones, pero en ellas pierdo la sensación de libertad porque vas atado al asiento rodeada de un amasijo de hierros, no tienes movilidad. Recuerdo que, con unos 10 años, fui con mi familia en Navidad a PortAventura World, en Tarragona. No había mucha gente y no paramos de montarnos en la montaña rusa del Dragon Khan (risas).

Marta Jiménez, la 'mujer adrenalina' de 'El Hormiguero', con un traje de alas.

Marta Jiménez, la 'mujer adrenalina' de 'El Hormiguero', con un traje de alas. Cedida

P.– ¿La sensación es diferente a la del paracaidismo, por ejemplo?

R.– En el paracaidismo, si no lo dominas, vas libre entre comillas porque tienes un tío pegado a la espalda cuando saltas. Él hace todo por ti, incluso decide cuándo saltar desde el avión, no tienes que hacer nada. Además, la sensación de vértigo desde la avioneta es prácticamente inexistente porque estás a 4.000 metros del suelo, cuando miras para abajo al abrir la puerta impresiona y la sensación es brutal, se lo recomiendo a todo el mundo, pero no tienes esa sensación de caída porque vas a una velocidad constante, apenas aceleras. Tú estás cayendo todo el rato a la misma velocidad. Ni notas la aceleración que te puede aparecer en una montaña rusa, por ejemplo.

Con el puenting o los saltos más grandes, nosotros hacemos la cuenta atrás y la persona salta por sí misma, toma la decisión para volar. La sensación de vértigo es brutal. El salto con cuerda es una de las sensaciones más potentes que puedes hacer con uno de los riesgos más pequeños que puedes asumir. Entonces, dentro de que es un deporte extremo y una actividad de riesgo, es verdad que estás un entorno híper controlado si lo haces con una empresa profesional que tiene experiencia, claro.

También pienso que no todo el mundo tiene por qué hacerlo, porque hay gente que no se quiere exponer a ese mal rato, pero una vez lo superas, la sensación tan bonita que te da… a mí me parece que vale oro.

P.– ¿Han tenido algún caso en el que no se hayan atrevido a saltar?

R.– Cada fin de semana hacemos unos 80 saltos y creo que menos del 1% de la gente no se termina tirando porque ahí nosotros le ayudamos, siempre que lo quiera hacer, aunque tenga miedo, está ahí porque lo quiere hacer. Si van engañados y no quieren, no lo hacemos.

La gente realmente quiere hacerlo, lo que pasa es que le bloquea ese miedo que es difícil de gestionar, yo lo entiendo, entonces ahí estamos nosotros para ayudarles. Me explico, si una persona no se puede soltar de la barandilla, nosotros tenemos una forma de decir: “Venga, vamos a hacerlo juntos, vamos a respirar, te voy a pedir que te pongas en una posición de seguridad, voy a hacer la cuenta atrás como la haríamos si fueras a saltar solo, pero yo te empujo, yo te guío el salto”. Pero no empujamos a traición ni forcejeamos con la persona, ni mucho menos, sino que nos ponemos en un estado de predisposición de dejarse hacer. Y luego, después de hacerlo, de vencer ese miedo, se alegran, admiten que igual no lo repiten, pero se alegran de haberlo probado una vez y haberlo conseguido.

Marta Jiménez, aterrizando tras un salto base.

Marta Jiménez, aterrizando tras un salto base. Cedida

P.– ¿Cuánto cuesta hacer un salto?

R.– Tenemos muchos tipos de salto, desde el puenting, que ahora está a 35 euros, que es un precio muy asequible para la actividad que es. Tenemos el rope jumping en Montanejos (Castellón) de 80 metros de caída sobre 100 metros de altura que cuesta 150 euros. Dentro de ese abanico tienes a tu disposición unas sensaciones y unos precios que van conforme al miedo que vas a pasar, por así decirlo, pero que es variado.

O sea, hay asequibles y hay un poco más caros. Yo siempre les digo a los clientes que ese el dinero que se podrían dejar en copas por la noche sin pestañear (risas) y esto es una sensación que te vas a llevar para toda la vida. Merece muchísimo más la pena dejarse el dinero en sensaciones que en cosas físicas o materiales. Y bueno, la gente de hecho, lo termina agradeciendo.

Por nuestra parte, a nivel de empresa, es bastante caro mantener el negocio con la renovación de material, las gomas las compramos en un sitio con certificación y sistema de seguridad…

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Vive en la montaña sin TV

Tal es su pasión por el aire libre y la libertad que Marta intercala su vida en Huesca, cerca de los Pirineos, junto a su pareja, Eric de Cima, miembro del GREIM, grupo de rescate especial de intervención en montaña de la Guardia Civil, con su empresa en Madrid y sus colaboraciones con El Hormiguero.

Curiosamente, la madrileña reconoce que no tiene televisión en casa desde que se independizó y ha visto muy poco del programa de Antena 3 últimamente. “Cuando vivía con mis padres sí que veía El Hormiguero en casa, pero es que hace 12 años que no veo la televisión. Si quiero ver algo, lo hago en el ordenador”, reconoce Marta.

Marta Jiménez  y Eric de Cima, su pareja.

Marta Jiménez y Eric de Cima, su pareja. Cedida

P.– ¿Por qué no tiene televisión en casa?

R.– Eric, mi pareja, y yo somos gente hiperactiva. Hacemos muchísimas cosas y cuando llegamos a casa después de un día de saltos, de escalar, de dormir por ahí fuera… a veces nos ponemos una película o una serie en el ordenador, pero la vemos por partes porque nos quedamos dormidos. Nos levantamos a las cuatro o las seis de la mañana para salir porque en el monte se madruga muchísimo.

Él es guardia civil del grupo de rescate de montaña, y cuando le destinaron a Mallén, un pueblecito de Zaragoza muy cerca de Navarra, me fui con él porque queríamos vivir cerca del lugar de nuestros sueños, en Pirineos. Ahora lo hemos conseguido porque vivimos en un pequeño municipio cerca de Boltaña (al norte de la provincia de Huesca, Aragón), que es nuestro parque de atracciones, donde hay todo lo que nos gusta hacer. No somos urbanitas, somos felices allí arriba.

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Su fichaje por 'El Hormiguero'

En mayo de este año, coincidiendo con la visita de la cantante Aitana Ocaña a El Hormiguero, Pablo Motos quiso ofrecerle a su invitada un evento especial, que fue el salto de Marta Jiménez.

La especialista de deportes de riesgo logró llenar una taza de agua en de una piscina haciendo high jump desde 30 metros de altura, dejando impresionado al presentador valenciano, que no dudó en ficharla para esta temporada para realizar las pruebas de riesgo y retos imposibles, como hicieron hace algunos años Pilar Rubio o Kira Miró.

Motos ha llamado a la sección de Marta La mujer adrenalina, y en su primera aparición en el programa de Antena 3, la madrileña quiso desafiar las leyes de la gravedad dejándose caer desde 10 metros de altura con la sujeción de una pesa de 4 kilos, la cual se enrolló en una viga para detener su caída: “No había nada que me atara, iba sin línea de vida (sistema anticaídas homologado y certificado destinado a la prevención de caídas de las personas cuando se realizan trabajos en altura), pero todo fue bien”, comentó la especialista.

Marta Jiménez, durante su debut en 'El Hormiguero'.

Marta Jiménez, durante su debut en 'El Hormiguero'. Cedida

P.– ¿Cómo surgió su colaboración en El Hormiguero?

R.– Después de ir el año pasado me llamó Pablo y me dijo que habían estado muy a gusto, que habían quedado muy contentos y que si quería formar parte del equipo como colaboradora en la temporada 18. Me lo tuve que pensar bastante poco porque me pareció una oportunidad y dije que sí. Otro motivo es el equipo que tiene detrás en el programa, que funciona muy bien.

P.– ¿Cómo fue el primer día?

R.– Pues el día de mi debut estaba muy nerviosa, pero no por la prueba sino por las cámaras, el directo, los focos… por el salto no porque me dedico a eso y constantemente me estoy exponiendo a ese tipo de pruebas, pero me encontré fuera de mi zona de confort al estar delante de las cámaras.

P.– ¿Las pruebas las propone usted o el programa?

R.– A partes iguales. Ellos tienen muchas ideas y llevan mucho tiempo haciendo ese trabajo, pero algunas pruebas las propondré yo porque, al final, yo sé lo que puedo hacer porque es a lo que me dedico.

Ellos son un equipo muy horizontal, la gente propone ideas y luego al final es Pablo quien termina decidiendo las que se hacen y las que más le gustan. Así que sí, es como un trabajo en equipo entre ellos y yo.

Marta Jiménez, escalando.

Marta Jiménez, escalando. Cedida