En primer plano, Francisco Javier, cuando podía desplazarse solo en silla de ruedas, y por detrás, su madre, Mercedes Costa, junto a Carmen Gil, presidenta de la Asociación Murciana de Padres e Hijos con Espina Bífida (Famdif).

En primer plano, Francisco Javier, cuando podía desplazarse solo en silla de ruedas, y por detrás, su madre, Mercedes Costa, junto a Carmen Gil, presidenta de la Asociación Murciana de Padres e Hijos con Espina Bífida (Famdif).

Reportajes

La denuncia de Francisco: se ha quedado en estado vegetativo por una negligencia médica

Ignacio Martínez, abogado de la Asociación del Defensor del Paciente, sostiene que hubo un "retraso inexcusable" en la detención de un ictus.

24 enero, 2023 03:11
El Palmar

Francisco Javier ha vuelto a la misma casilla de salida que el día que se subió a la Derbi Variant de su tío y sufrió una caída, al hacer un caballito, sin llevar puesto el casco. "Mi hijo quedó en coma vigil el 11-S, cuando se produjo el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York", resume su madre, Mercedes. "No respondía a estímulos: solo permanecía con los ojos abiertos". Más de dos décadas después de aquel accidente, su hijo vuelve a estar como un vegetal por culpa de una supuesta negligencia médica, ocurrida en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, y por la que esta mujer ya ha presentado una reclamación por responsabilidad patrimonial.

"Mi hijo, dentro de su discapacidad, tenía cierta autonomía para llevar una vida normal, pero le han hecho perder todos los avances que había experimentado tras años de terapia", se lamenta Mercedes Costa: una madre coraje que se dejó a un lado su carrera profesional, como ayudante de cocina en la Clínica Belén para personas mayores, desde que Francisco Javier cometió una imprudencia con el ciclomotor que le costó demasiado cara. "Mi trabajo es cuidar a mi hijo desde hace más de veinte años: mi vida social es con la discapacidad".

Aquel 11 de septiembre de 2001, se fue al garete la vida de Francisco Javier: un adolescente goloso, apasionado por la ropa deportiva, empleado de la construcción, con una novia, y un futuro por delante. "Sufrió un traumatismo craneoencefálico y un coágulo en el tronco cerebral, pero a los tres días le dieron el alta, sin hacerle antes un TAC, asegurando que se le había disuelto el coágulo". Nueves meses después de recibir el alta: el hijo de Mercedes entró en coma vigil. "Los médicos me decían que lo ingresara en una residencia, pero ni lo hice entonces ni lo pienso hacer ahora", remarca esta vecina de la pedanía murciana de Nonduermas.

Mercedes, este lunes, en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, con su hijo, Francisco Javier, víctima de una supuesta negligencia médica.

Mercedes optó por invertir, cada mes, los 1.075 euros de pensión que le habían concedido a su hijo por su gran invalidez, con el objetivo de intentar mejorar el pronóstico de Francisco Javier. De forma que comenzó a llevarlo al Centro de Día Juan Cerezo, a terapias en piscina y con caballos, a someterlo a sesiones con fisioterapeutas, logopedas... "Logré que saliera del coma vigil: recuperó la capacidad de hablar, aprendió a comer, a vestirse y asearse sin ayuda, incluso usaba su mano izquierda para desplazarse solo con su silla de ruedas", enumera esta madre, sobre los logros que alcanzó su hijo tras años de esfuerzo y mucho dinero.

"Yo me fui abriendo paso por dónde no había caminos, para hacerle ganar calidad de vida a mi hijo". En ese duro periplo, Mercedes Costa conoció a Delia Ferrando, otra madre con un hijo en circunstancias similares, y decidieron impulsar la Asociación de Daño Cerebral Adquirido de Murcia (Dacemur): "Las dos teníamos una situación parecida en casa y quisimos ayudar a otras familias con nuestra experiencia".

Poco a poco, Francisco Javier ganó una autonomía que le permitió disfrutar de experiencias impensables cuando sufrió su accidente de moto: "Pudo viajar a Sevilla, a Granada, navegar por el Mar Menor y por el río Segura, participar en un taller de teatro, jugar al pádel, manejar un ordenador y un móvil, interactuar por redes sociales con amigos…". En definitiva, Francisco Javier podía llevar una vida con cierta dignidad y tenía motivaciones diarias, gracias a que ni él ni su madre tiraron la toalla frente a su invalidez, y a que por el camino sumaron la ayuda de los profesionales y voluntarios del Centro de Día Juan Cerezo y de la Asociación Auxilia.

"Estos años de avances se vieron interrumpidos por una caída que sufrió en el porche de casa, el 30 de abril, cuando se le rompió la cadera al terminar por el suelo, tratando de coger su móvil", tal y como rememora -con amargura- su madre. Aquel ingreso en el Hospital Virgen de la Arrixaca, según explica Mercedes, fue la antesala a la supuesta negligencia médica que mantiene a Francisco Javier postrado en una cama.

Francisco Javier en una sesión de piscina en el Centro de Día Juan Cerezo de El Palmar.

Francisco Javier en una sesión de piscina en el Centro de Día Juan Cerezo de El Palmar. Cedida

- ¿Por qué comenzó a perder su hijo toda la autonomía que había ganado en años de terapia?

- Después de ingresar en La Arrixaca, mientras Francisco Javier esperaba a ser operado de la cadera, su ojo derecho se le empezó a poner en blanco. Yo reclamaba que le viese un neurólogo, pero me decían que no le pasaba nada. Pasaron cinco días hasta que me hicieron caso: le sometieron a un TAC y se dieron cuenta de que sufría un ictus y una hidrocefalia [acumulación de líquido dentro de los ventrículos del cerebro].

Así lo expone la reclamación patrimonial que ha presentado Ignacio Martínez, abogado de la Asociación del Defensor del Paciente, ante el Servicio Murciano de Salud: "El 9 de mayo de 2022, cuando Francisco Javier pudo por fin ser atendido por un grupo de neurólogos, los facultativos no le dieron importancia al hecho de que no pudieran despertarlo y acusaron a los padres del paciente de estar dándole demasiada medicación, para a continuación mandar realizarle un análisis toxicológico.

"Cuando la madre de Francisco Javier subió a hablar con un neurólogo para explicarle los antecedentes de su hijo, se decidió realizarle, por fin, un TAC, que arrojó el resultado de infarto isquémico subagudo [...]. Por la tarde, acudió una neurocirujana para ajustar la válvula de derivación ventriculoperitoneal (DVP), pero sin explicación alguna, no detectó que estaba obstruida y dejó al paciente en su mismo estado".

"El 10 de mayo de 2022, Francisco Javier ya estaba casi todo el tiempo inconsciente y su madre, a pesar de que solicitó constantemente la presencia de un neurocirujano y dijo que su hijo era discapacitado físico e intelectual, no obtuvo respuesta alguna. Finalmente, el 11 de mayo, la enfermera decidió llamar a un neurocirujano, por lo que acudió una doctora que comprobó que la válvula estaba obstruida y operó a Francisco Javier de urgencia, resultando que tenía cuatro de los ocho catéteres obstruidos".

Siete meses después: Francisco Javier suma nueve ingresos hospitalarios y su estado vuelve a ser el de un vegetal, como cuando sufrió el accidente de moto el 11-S. "Tiene problemas de memoria, no puede hablar ni masticar, y ha perdido la coordinación de su mano izquierda", enumera Mercedes, sin separarse de la cama de su hijo, en la cuarta planta de La Arrixaca, mientras muestra fotos a EL ESPAÑOL que evidencian que este treintañero disfrutaba de cierta autonomía, hasta que sufrió una serie de supuestos errores tras ingresar en este hospital por la rotura de cadera.

De hecho, Ignacio Martínez, abogado de la familia, denuncia en su reclamación que se ha producido "una defectuosa asistencia sanitaria" por dos motivos. El primero: "Un retraso inexcusable en el ámbito hospitalario, de cinco días, entre que el paciente presentó signos de estupor e incapacidad para abrir el ojo derecho y el TAC que se le realizó y que informó de infarto isquémico e hidrocefalia". Y el segundo: "Otro retraso de dos días en la detección de la obstrucción de la válvula peritoneal y la intervención de urgencia para desobstruir cuatro de los ocho catéteres".

Ignacio Martínez, abogado de la Asociación del Defensor del Paciente en una imagen distribuida por Avite.

Ignacio Martínez, abogado de la Asociación del Defensor del Paciente en una imagen distribuida por Avite.

La reclamación patrimonial que ha presentado la familia es el paso previo al proceso contencioso administrativo que emprenderán, en caso de que el Servicio Murciano de Salud opte por el silencio administrativo. De momento, un portavoz de la Consejería de Salud -consultado por este diario- no ha querido entrar a pronunciarse sobre la actuación médica y solo ha aclarado que el escrito del abogado Ignacio Martínez continua su curso: "Toda reclamación presentada ante el SMS sigue el procedimiento legalmente establecido para su tramitación y resolución". 

Martínez, experto en temas sanitarios, sostiene que a la vista del historial clínico de su cliente: "Es evidente que hubo una sucesión de actos médicos contrarios a la lex artis". El letrado reflexiona que Francisco Javier "participaba activamente en todo tipo de actividades y llevaba, dentro de sus posibilidades, una vida normal, pero todo esto se truncó después de los hechos que se han relatado, volviéndose una persona totalmente dependiente, incapaz de llevar una vida normal dentro de su condición, con lo que su vida familiar se ha vuelto más tensa y angustiosa".

La documentación aportada por el abogado al Servicio Murciano de Salud, incluye un informe del Centro de Día Juan Cerezo de El Palmar, al que ha dejado de acudir Francisco Javier, de 38 años, debido a que desde mayo ha sufrido nueve ingresos hospitalarios. El citado informe concluye que presenta una "dependencia grave" para actividades básicas:

"En la actualidad, Francisco Javier carece totalmente de herramientas propias de autocontrol, evidenciando una conducta impulsiva y desajustada a su entorno. Las grandes dificultades que muestra a nivel de regulación emocional, impiden una correcta adaptación a los diferentes contextos en los que se desenvuelve a diario. Por otro lado, evidencia una postura pasiva, con nula motivación de superación, lo que dificulta en gran medida, una evolución positiva y su integración social".

Para Mercedes, lo de menos es la fuerte indemnización que podría recibir, si el proceso legal que ha iniciado demuestra que hubo una negligencia médica con Francisco Javier. Esta madre solo quiere volver a ver a su hijo haciendo cosas con autonomía, algunas tan sencillas como coger el mando de la tele y poner su programa favorito: el mítico 'Saber y ganar' de La2. En la actualidad, este treintañero aguarda a que los médicos de La Arrixaca le renueven todo el sistema de válvulas y de catéter de derivación ventriculoperitoneal para poder regresar a casa.

"Desde septiembre ha sufrido peritonitis, hidrocefalia, infarto, coágulo en el pulmón y cinco operaciones de cabeza: en total, nueve ingresos. Después de luchar tanto, hemos vuelto veinte años atrás", se queja Mercedes, dando un beso a Francisco Javier: el único estímulo que le hace sonreír.