Miguel Ricart, cuando fue detenido tras el crimen de Alcàsser. A la derecha, fachada del edificio del Raval donde operaba el narcopiso.

Miguel Ricart, cuando fue detenido tras el crimen de Alcàsser. A la derecha, fachada del edificio del Raval donde operaba el narcopiso. M.S.

Reportajes

Miguel Ricart, el asesino de Alcàsser, ayudaba a sus vecinas y decía ser chófer para ocultarse en el Raval

El martes fue detenido en Barcelona, donde llevaba viviendo un año y regentaba un narcopiso. La última vez se lo había visto en Carabanchel. 

22 diciembre, 2022 02:40
Barcelona

“Sed vosotros mismos. No tengáis miedo de enseñar a través de nuestros ojos todas las desgracias que pasan en el Raval. Día sí, día también”. Así termina una carta que María, una vecina del barrio barcelonés, lanzó desde su ventana a los periodistas que se encontraban reunidos frente al número 10 de la calle Aurora el este miércoles 21 de diciembre por la mañana. Es el mismo lugar donde horas antes habían detenido a Miguel Ricart, el único condenado por el triple asesinato de las niñas de Alcàsser en noviembre de 1992.

Las calles del antiguo 'barrio chino' de Barcelona siguen siendo testigo de las incontables detenciones de reincidentes que, lejos de poder reinsertarse, acaban malviviendo a base de actividades ilícitas relacionadas con el tráfico de drogas. Es el caso de Ricart, el cual presuntamente estaba a cargo de un narcopiso a escasos metros de la Rambla del Raval, donde la policía encontró 25 gramos de cocaína y 8 de heroína durante su detención.

Con un aspecto mucho más deteriorado que el de las últimas fotografías, que se habían hecho públicas de los últimos años, vivía desde hacía un año en el inmueble con otro compañero. “Todos sabíamos que era un piso donde se vendía droga. Pero no molestaban. Y, si no molestan, para qué vas a llamar a la policía”, cuenta el vecino del quinto -que lleva viviendo en el bloque desde el mes de octubre y ha preferido no revelar su identidad- frente a la puerta del 1º 3ª, la supuesta vivienda donde se alojaba Ricart.

Aspecto de Miguel Ricart la última vez que fue identificado y antes de ser detenido en Barcelona.

Aspecto de Miguel Ricart la última vez que fue identificado y antes de ser detenido en Barcelona.

Se desconocía su paradero desde hacía poco menos de dos años, cuando fue identificado en un bloque 'okupado' del barrio madrileño de Carabanchel. El condenado a 170 años de reclusión por uno de los casos más mediáticos de la historia reciente de nuestro país volvía a la escena pública después de que en 2013 saliera de la cárcel. Lo siguiente que se supo de él fue su detención el pasado martes 20 de diciembre.

Educado y poco hablador

A sus 53 años, Miguel Ricart tenía una vida en la que pasaba relativamente desapercibido en el distrito de Ciutat Vella. Los pocos vecinos del bloque que acceden a hablar no detectaron nada extraño en él. “Saludaba y era educado. No era muy hablador, pero siempre intercambiaba algunas palabras cuando me lo cruzaba. Nada fuera de lo normal. Es más: incluso me ayudó a subir el carro por las escaleras un par de veces”, explica la inquilina del 2º 4ª, que también ha preferido no dar su nombre.

“Llevo 45 años viviendo aquí con mi marido. Se veía mucho movimiento en el piso, entraba y salía gente a todas horas. Pero ya te digo, no molestaban nunca. Al menos a mi”. La mujer señala el balcón del piso, donde vivía el detenido junto a su compañero, desde la ventana de su comedor. “Cuando me enteré de quién era no me lo podía creer. Estaba viviendo encima de un asesino”.

Tampoco se le veía mucho en los bares de la zona. En el Terra Alta, ubicado en la calle paralela, el dueño mira detenidamente su fotografía y hace una mueca. “Me suena mucho, pero no era uno de los habituales”. El asesino de Toñi, Miriam y Desiré se paseaba por las calles de Barcelona sin llamar la atención de nadie. Con el pelo corto, gafas de pasta y la barba mal afeitada, su aspecto no tenía nada que ver con el de sus últimas apariciones públicas. De hecho, podría tratarse de dos personas completamente distintas.

Interior del bloque de viviendas donde vivía Ricart.

Interior del bloque de viviendas donde vivía Ricart. M.S.

Conductor de camiones

“Parecía demacrado. Vino a preguntar qué hacíamos un par de veces, incluso se interesó por nuestros cursos y talleres. Dijo que se dedicaba a conducir camiones”. Marc es uno de los voluntarios del Centro Social Domingo Solà, un espacio financiado por los Maristas donde se ofrecen herramientas de integración a todos los que llegan nuevos al barrio.

En el interfono del 1º 1ª, que tiene el pulsador justo debajo del piso de Ricart, hay un papel donde se lee “No picar”. Como si estuviera harto de que confundieran las viviendas. El trabajador del centro evangelista cuenta que en uno de los encuentros con los miembros de la entidad intentó desviar la atención de las quejas de uno de los vecinos del bloque. “Nos dijo que todo iba bien, como si quisiera dejar claro que en su vivienda no se realizaba nada fuera de lo normal. Pero estaba claro lo que pasaba ahí dentro”.

Desde la terraza del centro social se puede ver una pequeña ventana y el balcón del piso de Ricart. Apenas se puede vislumbrar nada del interior del piso donde “El Rubio” traficaba con cocaína, heroína y otros estupefacientes bajo las órdenes de una organización criminal de origen domincano, según indicaron fuentes de la investigación. Entre esos muros vivió durante algo más de un año, sin que nadie supiera quién era realmente aquel vecino de aspecto demacrado, y, según fuentes policiales, traficó a cambio de algunas dosis para el autoconsumo.

Anglés, en paradero desconocido

Antonio Anglés, coautor de los hechos junto a Miguel Ricart, continúa en busca y captura por parte de las autoridades europeas. Logró escapar del país, supuestamente, horas después de encontrarse los cuerpos de las menores asesinadas en el barranco de La Romana. Las últimas noticias que se tienen de él se refieren a su posible desapareción en la bahía de Dublín en marzo de 1993.

Según parece, subió a un barco en dirección a Irlanda. Durante el trayecto pudo lanzarse al agua para evitar ser identificado al llegar a tierra, pero se desconoce qué fue lo que ocurrió realmente en ese mercante. Por entonces tenía 26 años.

El Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira, que dirige una investigación del caso que todavía permanece abierta, autorizó recientemente varias pruebas de restos encontrados en la fosa donde se enterró a las tres víctimas. En el auto, según informó EFE, el instructor pidió a la Guardia Civil que remitiera al juzgado los restos de la moqueta en la que fueron envueltos los cuerpos de las víctimas para su posterior análisis. La fecha de prescripción del caso Alcàssser -es decir, para Anglés- será el 14 de diciembre de 2029.