Manuel Bueno con Pedro Alfonso, otro de los afiliados en la provincia que ha dejado su militancia.

Manuel Bueno con Pedro Alfonso, otro de los afiliados en la provincia que ha dejado su militancia. Cedida

Reportajes ELECCIONES ANDALUZAS

Los pioneros de Vox en Almería, 'expulsados' en la provincia donde más crece la ultraderecha

El partido de Santiago Abascal sufre una sangría de afiliados con las elecciones autonómicas del 19-J en el horizonte, pero es donde más votos obtiene. 

5 junio, 2022 02:21

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Santiago Abascal se refiere a Almería como la “provincia adelantada de Vox”. No en vano, es en la que más ha crecido el partido de ultraderecha desde que naciese, junto con Murcia. Pero de cara a las elecciones andaluzas del 19-J, la niña bonita de la formación verde vive una guerra intestina entre quienes ocupan cargos orgánicos y electos contra parte de quienes forman las bases que levantaron de la nada el bastión ‘voxista’ del sur.

Puede parecer un conflicto hiperlocal, la típica lucha de egos y lealtades que todos los partidos atraviesan en algún momento dentro de los entresijos de la política municipal. Pero la situación es más grave de lo que parece. Lo es hasta el punto de que Vox se está viendo en la coyuntura de tener que enviar a militantes de Castilla y León, y de otras regiones de España, para cubrir los puestos de apoderados en los colegios electorales de Almería, su provincia predilecta.

“No consiguen a gente para cubrir las elecciones, lo mismo pasa en otras provincias como Cádiz, Jaén o Huelva, pero en Almería es especialmente llamativo porque es donde más apoyo tienen. Las provincias están muy rotas porque hablamos de un partido que no escucha los problemas. Se han llevado a mucha gente por delante, solo siguen los que caen bien a los jefes”, denuncia una exafiliada que tuvo un cargo en el partido.

Macarena Olona y Santiago Abascal en un acto en Almería el pasado 16 de mayo.

Macarena Olona y Santiago Abascal en un acto en Almería el pasado 16 de mayo. Vox

Su caso es uno más dentro de una retahíla de ceses indirectos y bajas voluntarias de militantes de base que ayudaron a levantar al partido de la nada y ahora se sienten decepcionados. Manuel Bueno es un comandante de Infantería retirado que regenta el bar La Comandancia de Roquetas de Mar. Fue uno de los principales impulsores de Vox en la provincia y ahora tampoco está en el partido: “Seguiremos apoyando a Vox a nivel nacional y autonómico porque no hay otra opción, pero a nivel provincial no han funcionado las cosas”.

Del PP a Vox

Para entender cómo las bases de Vox en Almería se han revelado contra el partido que ayudaron a establecer es importante conocer primero cómo la zona se convirtió en una punta de lanza de los ultraderechistas. Con la llegada de la democracia, Almería se estableció como un tradicional feudo socialista. En los 90, contra la tendencia del resto de Andalucía, fue mutando a la derecha. Se trata de una región predominantemente agrícola que, según han explicado a este periódico varias voces importantes del sector, fue “maltratada” y ninguneada por el PSOE.

Las pequeñas fortunas que proliferaron en el campo y con la industria del mármol veían cómo las infraestructuras se quedaban atrasadas y la inversión se quedaba en Sevilla. Con los años, también vinieron problemas derivados de la inmigración que nutre de mano de obra los campos de invernaderos de la provincia.

Aquello desencadenó un voto de venganza que, a partir de mediados de los 90, se transformó en un inusual apoyo al PP. Mientras el resto de Andalucía se teñía de rojo socialista, la provincia levantina era de las pocas donde crecía el azul ‘popular’. Pero el PP también fue insuficiente. “No hizo nada por la gente”, dice Bueno. Tras varias décadas de apoyo al centroderecha, la irrupción de Vox trajo una nueva ilusión. Si cabe, la venganza contra el PSOE aún tenía que ser más fuerte.

Así, en las elecciones autonómicas de 2018, Vox obtuvo un apoyo del 17% en Almería, lo que se tradujo en 2 de los 12 diputados en el Parlamento andaluz. En El Ejido fue la fuerza más votada recabando casi un tercio de los votos, un 29,51% de los sufragios en uno de los municipios con mayor población inmigrante extracomunitaria. Solo un año después, en las elecciones generales de mayo de 2019, la formación verde obtuvo en Almería el mayor porcentaje de votos del partido en toda España, con un 19,15% de los sufragios.

Lo que llegó con Vox, sin embargo, fue una legión de gente nueva sin trayectoria política que pasó a ocupar cargos de la noche a la mañana. Nadie conocía a nadie, ni había relaciones de confianza para que aquello funcionase, según los críticos. Además, el partido se convirtió en “una feria de las vanidades” en la que no pocos querían medrar. Aquel proyecto ilusionante, con una base fuerte y con altas expectativas -quizás demasiadas-, se transformó poco a poco en un juego de favores y lo que parte de la militancia díscola llama “ninguneo” al militante.

Reunión de 'disidentes' de Vox en el bar La Comandancia de Roquetas, uno de los epicentros de la vida del partido en la provincia.

Reunión de 'disidentes' de Vox en el bar La Comandancia de Roquetas, uno de los epicentros de la vida del partido en la provincia. Cedida

Esto ha terminado, a las puertas del 19-J, en una sangría de afiliados. Algunos de ellos se han organizado en diferentes ‘familias’ o grupos disidentes que se oponen al funcionamiento interno del partido en Almería. La formación tenía, en 2019 -fecha de los últimos datos disponibles-, alrededor de 1.200 afiliados. “Ahora serán poco más de la mitad”, dice Bueno.

Esta desbandada también queda plasmada en los concejales que han pasado a ser “no adscritos” en tres importantes municipios, la capital incluida: en las municipales de 2019, Vox obtuvo en Roquetas de Mar tres concejales. Ahora queda uno. En Vícar, la formación ultraderechista también sacó tres regidores. También queda uno. En Almería, salieron elegidos dos, y solo uno sigue bajo las siglas del partido de Abascal.

Conflicto interno

El exmilitar Manuel Bueno es un buen ejemplo del camino que han seguido muchos díscolos que entraron en el partido en Almería. Él, en concreto, lo hizo en 2017 influido por la situación de Cataluña (aquel año se celebró el referéndum ilegal de independencia) y por los “desvaríos del señor Sánchez [Pedro]”. “En aquel momento, varios vimos que era hora de mojarse. Era nuestra primera vez en un partido político, nos afiliamos, pagamos nuestra cuota y nos metimos positivamente a hacer cosas”, relata.

Alrededor de su bar en Roquetas y con otros compañeros exmilitares, comenzó una intensa actividad para atraer a nuevos votantes. Sin embargo, su decepción fue en aumento al conocer las intrigas que rodeaban al Comité Ejecutivo Provincial y a la Diputación de Almería. Al frente de ambos órganos está Juan Francisco Rojas, a quien el exmilitar no duda en señalar como “alguien poco preparado, sin oficio ni beneficio, que está aferrado a su puesto”.

Bueno describe, por ejemplo, que las primarias para la elección del presidente provincial estuvieron “amañadas”. La democracia interna fue eliminada en el partido de Abascal a finales de marzo de este año, pero para Bueno ya lo estaba “desde mucho tiempo atrás”. “Nunca ha habido democracia interna. Uno llega a Vox pensando que es un partido que cambiará las cosas, pero internamente funciona como todos”, dice.

Las desavenencias se multiplicaron para Bueno y otros disidentes, que veían cómo la manera de funcionar no era coherente con los principios que propugnaba el partido desde su fundación: “En un ayuntamiento con un solo concejal nombramos a tres asesores; en la diputación tenemos dos diputados, que ni siquiera aparecen por ahí, y dos asesores más. ¿Cómo es posible esto en un partido que habla de adelgazar la administración?”, se queja Bueno.

“Nombramientos a dedo desde Madrid”, “afán autoritario”, “gente poco preparada”, “ruptura con los principios fundacionales”, “acumulación de cargos”... es la interminable lista de agravios que hicieron concluir a Bueno y a los suyos que la política municipal de Vox “deja mucho que desear”. El 12 de octubre de 2019 se dio de baja, junto a otros compañeros. “Es un partido más: primero promete y luego no cumple”, lamenta el excomandante.

Otro de los pioneros de Vox en la provincia ha accedido a hablar con este periódico, pero bajo condición de anonimato. “Formalmente no hay un solo expediente de expulsión en la provincia de Almería, pero todos los que se han quejado o no eran afines a los dirigentes, han terminado purgados. Se aprovechaba que uno se olvidaba de pagar la cuota para no renovarle e impedir que se diera de alta de nuevo. Y así todo”, explica el hombre, una figura muy relevante dentro del mundo agrícola almeriense.

La diputada de Vox por Almería, Rocío de Meer.

La diputada de Vox por Almería, Rocío de Meer. EE

La fuente explica que si no se han tramitado bajas es para evitar que este universo de pequeños conflictos termine por llenar las carpetas de los juzgados. Sería una 'vendetta' de afrentas personales y trapos sucios que podría dinamitar por completo la estructura orgánica del partido en la provincia.

“La responsable de todo es Rocío de Meer”, explica la fuente. De Meer es diputada nacional por Almería y sobrina de Quico Méndez Monasterio, uno de los principales impulsores de Vox desde Madrid. Es uno de los perfiles más duros dentro de la formación de Abascal y según esta fuente, “hace y deshace a su antojo” en Almería. “Ella le dice a Abascal quién va y quién no va”, añade. De Meer, o ‘Pepi’, como la llaman despectivamente los díscolos, se refirió al problema del partido en la provincia como un conflicto impulsado por “un 1% de maleducados”. “Aquello sentó muy mal”, responde la fuente.

Junto a De Meer y a Rojas, otros dos personajes clave de la cúpula ‘voxista’ de Almería son María Mercedes Rodríguez Tamayo y Teresa Alonso. La primera es la Vicesecretaria Jurídica del partido en Almería, “que actúa de parte de Madrid y nutre de ideas a Rocío de Meer”, según la fuente cercana al partido. Por su parte, Alonso “es la que nombra asesores a su antojo”. “Han ido quitándose a todo aquel que no es de su cuerda”, denuncia la fuente.

Buenas perspectivas

La complejidad de este juego de favores y lealtades parece no tener fin en la provincia. Pero otros exmilitantes, como Gabriel, que fue coordinador del partido en la zona de Níjar, rebajan el conflicto: “Un partido político es como una empresa, en la que hay unos jefes que son los que mandan. Si no estás de acuerdo en cómo funciona, nunca lo vas a estar”, dice, refiriéndose a las denuncias de los díscolos.

Por su parte, el pocero Paco Fernández, otro de los pioneros en la conformación de las bases de Vox en Almería, señala que “cuando se crea un proyecto nuevo siempre surge gente indeseable”. “Hay gente que se metió para vivir de la política y cuando vieron que no les tocaba a ellos, se enfadaron. Muchos afiliados estaban esperando su momento y no les ha llegado”, dice Fernández.

A pesar de la revuelta interna de la militancia que atraviesa el partido, una encuesta de Sociométrica para EL ESPAÑOL del 31 de mayo, proyecta que la formación de Abascal acaparará el 25,5% de los votos en Almería y podría ampliar, respecto a los comicios de 2018, un escaño más en el Parlamento andaluz, llegando a tres. Lo más llamativo según el estudio de opinión, es que Vox relegaría al PSOE a tercera fuerza política en la provincia.

Otra cosa serán las municipales. Algunos ya estamos convencidos de que lo que necesitamos es apoyar a Por Almería, como ha pasado en Soria o en Teruel, porque son los partidos de la España vaciada los que mejor nos van a representar”, concluye Bueno, el exmilitar.