Cristina, junto con la creatividad de la ceremonia que se viralizó y por la que recibió decenas de mensajes.

Cristina, junto con la creatividad de la ceremonia que se viralizó y por la que recibió decenas de mensajes. E.E.

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Cristina, la susurradora de úteros: la sacerdotisa chamánica que cambia a las mujeres con vapores

Fue atacada duramente al hacerse viral, y ha preferido quedarse con lo positivo: guiar y empoderar a la mujer para que descubra el poder del útero.

12 mayo, 2022 04:38

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Hace dos semanas, y de pronto, a Cristina empezaron a llegarle decenas de mensajes, tanto en su correo electrónico como en sus redes sociales y WhatsApp. Se encontraba de viaje por Escocia, totalmente desconectada. "La verdad, no entendía qué estaba pasando", explica a El ESPAÑOL. Lo que estaba pasando es que una de sus publicaciones en redes sociales se había hecho viral: 'Ceremonia de vaporización de útero. Sábado 14 de mayo'. La creatividad dando detalles del evento corrió como la pólvora por las redes sociales e incluía hasta el número de teléfono.

Los mensajes que recibió eran de todo tipo, aunque en su mayoría ataques, y desagradables. Se quedó noqueada. Porque Cristina no sabe nada de política ni de organizar talleres subvencionados por ninguna administración pública. "Soy autónoma, y en mi vida he recibido ni una ayuda ni una subvención", zanja.

Sobre aquello, estima que "ha habido polaridad, sí. Luego empecé a entenderlo". Han pasado quince días de aquello, y "al final me quedo con lo bonito, con lo positivo. Porque también he recibido mensajes positivos. Mi propósito es guiar y empoderar a la mujer y creo que lo he conseguido", apostilla Cristina Papalotl (mariposa o cometa en náhuatl, la lengua indígena de México). Es su nombre como sacerdotisa chamánica, terapeuta femenina y susurradora de úteros.

Que ella sin saberlo era una susurradora de úteros se lo dijeron en México. Allí llegó como Cristina Salas. Estudió diseño de moda y decoración y estuvo dirigiendo una tienda de ropa de una marca muy conocida. Muy creativa, con 33 años decidió "hacer lo mismo con la energía".

Así que dio un portazo a su vida anterior y se marchó a San Miguel de Allende, en México. Se inició en el reiki, que domina a todos los niveles, así como otras disciplinas, entre las que se encuentra la aromaterapia, aceites esenciales y otras ceremonias y ritos chamánicos. Estuvo formándose varios años, aunque realmente "no he parado de formarme desde entonces".

"Allí comencé mi viaje espiritual a través del reiki y las ceremonias, como por ejemplo el Espejo Maya de Orión junto a Ac Tah, un chamán descendiente maya. Descubrí el significado de la hermandad femenina y la belleza de colaborar y vivir en comunidad junto a otras mujeres". Círculos de Mujeres, Madres Luna… Cuatro años después regresó a España embarazada. Ser madre le ha cambiado la vida, pero además, en su caso, "gané en clarividencia".

En Mallorca

Hoy, con 44 años, tiene en Mallorca su Casa Papalotl -su propia casa- en plena naturaleza, donde organiza retiros, ceremonias y ritos con bastante éxito. "En su iniciación energética, yo acompaño a las mujeres en sus procesos de vida".

Sobre la ceremonia que le causó tanta polémica como ataques, la vaporización de útero, Cristina explica que "se trata de una práctica ancestral" originaria de la tradición maya, así como de países de América Central y de América del Sur. "Regula el ciclo menstrual, activa la circulación, apoya en la fertilidad, equilibrio hormonal, libera traumas, dolor, y nos reconecta con la fortaleza de ser diosas creadoras, conectadas con la madre tierra y la madre divina", explica en su web.

También es beneficiosa para las hemorroides o para dolencias como la candidiasis. El vapor va acompañado de hierbas medicinales que se calientan en el agua, dentro de una mezcla que puede variar y que elabora ella en función de cada mujer y del momento en el que ésta se encuentre. El recipiente con vapor se coloca en el suelo, y la mujer se sienta en una especie de taburete con un orificio para permitir la vaporización.

Imagen de la mezcla de plantas medicinales que acompañan el vapor en la ceremonia.

Imagen de la mezcla de plantas medicinales que acompañan el vapor en la ceremonia. E.E.

Para participar, el único requisito es no estar ni embarazada ni menstruando. Cristina dirige esta ceremonia en sesiones privadas o en grupo, y tiene unas tres horas de duración. "En ese tiempo, además de beneficios físicos, hay beneficios emocionales. Te eleva la autoestima", en un momento en el que las mujeres "hemos estado dando a todos y nos hemos olvidado de nosotras". Por eso, "también desarrolla el amor propio emocional".

Quienes participan no se quedan en una única sesión. "Vienen a diez. Es una sesión por cada ciclo lunar. Que esa es otra, los embarazos se miden en 9 meses, pero en realidad son diez lunas. La luna y sus ciclos también son energía y afecta tanto a los hombres como a las mujeres", abunda. La próxima, en grupo, ya tiene fecha: el sábado 21 de mayo. 

Una de las ceremonias en grupo y para mujeres que ofrece Cristina en Casa Papalotl.

Una de las ceremonias en grupo y para mujeres que ofrece Cristina en Casa Papalotl. Cedida

Vivir desconectados

Cristina ofrece en Casa Papalotl varias sesiones diarias, aunque no más de cuatro. "Hay mujeres que me dicen que les he cambiado la vida", explica. "Tanto el hombre como la mujer", explica a EL ESPAÑOL "hemos vivido sumergidos en un patriarcado durante siglos, donde se nos ha ocultado el sagrado femenino. No vivimos conectados, y en el caso de la mujer, no vive conectada con su ciclo menstrual: te levantas, vas a trabajar… hemos perdido la cosmovisión, hemos desconectado de la luna, y de sus ciclos".

La terapeuta indica que "si conoces tu menstruación, y sus ciclos, te das cuenta de que son diferentes energías" a las que la sociedad actual no atiende. "Si esto se enseñara en las escuelas, la sociedad no estaría como está", reflexiona.

Cristina pone dos ejemplos. El primero, que la publicidad "se ha encargado de decirnos que la menstruación es algo sucio". El segundo, es "que nos introducimos en el útero una T de cobre (el método anticonceptivo DIU) que es un elemento de agua. Te dice el ginecólogo que vas a sangrar unos días. Pues claro que sangras, normal, porque es un objeto que no nos pertenece".

No obstante, Cristina es muy clara en sus redes sociales y suele responder ante comentarios que optan únicamente por terapias alternativas a modo de tratamiento que "la mujer elige en todo momento a qué tipo de profesionales desea ir", porque "todo suma y cada uno de ellos aporta medicina para el proceso energético, emocional y físico de la persona".

Cristina, durante una sesión con aceites esenciales y aromaterapia.

Cristina, durante una sesión con aceites esenciales y aromaterapia. Cedida

Lo que sí defiende es que las mujeres "no nos conocemos a nosotras mismas. No sabemos cómo nos sentimos ni qué nos está contando nuestro cuerpo". Ni siendo niñas, ni en la etapa menstrual, ni con la menopausia…

El poder del útero

¿Y por qué el útero? "Porque es un portal de conexión con la madre tierra", asevera. Para explicarlo, enumera la existencia de esos enterramientos ancestrales en posición fetal "con rituales en los que se incluye un cordón, porque al morir se vuelve al útero de la madre tierra", o construcciones como los iglús o los de barro o cañizo de los mexica, "llamados el útero de la tierra", donde se accede a través de unas brasas "y te pasas 3 o 4 horas en la oscuridad, sudando y purificándote".

La susurradora de úteros ultima que las mujeres poseen "esa fuerza de trascender en los momentos difíciles, y siempre mantenemos la fe. Yo les ayudo a manifestar la vida que desean: a parir proyectos, a hacer negocios, a luchar por sus ilusiones. Ese es el poder del útero".

-Básicamente, que las mujeres podemos hacer lo que nos salga del útero…

-Pues sí. Todo sale del útero. Y nos unimos por instinto. Yo por ejemplo, si abrazo a una mujer sé si está ovulando. Todas tenemos algo en común, y cuando compartimos y no competimos, cuando abrimos el corazón… creer es crear. Las mujeres estamos despertando y estamos volviendo a ser nosotras mismas.