Anabell Sotelo

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Anabell Sotelo, la actriz refugiada en un teatro de Kiev que ha estrenado su obra para ocho asistentes

Anabell Sotelo y sus siete compañeros teatrales permanecen en el teatro desde el inicio de la guerra y aguantarán su decisión hasta el final.

16 abril, 2022 04:30

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Sobre el escenario del teatro ProEnglish Theater, ubicado en el centro de Kiev, se dibujan realidades distintas a la cruel realidad de la guerra. En el sótano del teatro, un grupo de siete actores permanece refugiados de los bombardeos. Al caer la noche, cuando comienza a regir el toque de queda, los intérpretes se suben al escenario para viajar a otros mundos paralelos en los que la muerte sólo forme parte de la ficción.

Sin embargo, Anabell Sotelo, una de las actrices de la compañía, recuerda cómo aquel fatídico 24 de febrero tuvieron que bajar el telón de forma indefinida. La realidad se imponía a la ficción. “Teníamos dos opciones, o irnos de la ciudad o quedarnos en el sótano de nuestro teatro, y decidimos quedarnos”, explica a EL ESPAÑOL. Un sótano que terminaría siendo un refugio colectivo. En él, hasta un total de cuarenta personas han podido resguardarse de los bombardeos durante las primeras semanas de asedio ruso sobre la capital.

En aquellos primeros días de conflicto, los sonidos de la guerra se convirtieron en la banda sonora que llegaba desde el exterior. “Una noche, sobre las dos de la madrugada, empezamos a oír un tiroteo muy fuerte. Las noticias decían que los soldados rusos estaban fuera recorriendo las calles, que no se nos ocurriese salir. El miedo que sentimos es indescriptible. No estábamos acostumbrados a los sonidos de la guerra. Algunas de las personas entraron en pánico, muchas otras no podían parar de llorar”, recuerda emocionada Anabell a través del teléfono.

Anabell

Anabell

Desde ese día, y a pesar del peligro de salir a la superficie, Anabell y un grupo de compañeros decidieron hacer frente a la situación y comenzaron a recorrer la zona en busca de suministros. Acudieron a los comercios y a los hospitales. Buscaron medicinas por todas las farmacias de la zona. “Teníamos la obligación de ayudar a las personas que hasta allí llegaban”, cuenta.

Hasta hace unas semanas, antes de que las tropas rusas dejasen de atacar incesantemente la capital de Ucrania, el atrezzo del sótano del teatro se transformó en mantas, colchones y demás enseres para asegurar la supervivencia de ese casi medio centenar de personas que encontraron en ese lugar un refugio seguro. Ahora, con la falsa tranquilidad que otorga el cese de los bombardeos sobre Kiev, casi todos han regresado a sus casas.

Pero Anabell, que a sus 27 años es traductora de libros y profesora de español -además de actriz y directora teatral-, decidió quedarse en el teatro, su refugio espiritual y físico. “Por el momento no tengo intención de volver a casa. Mi apartamento está en la otra punta de Kiev y no quiero regresar hasta que todo esto acabe”, comenta. La ciudad parece estar preparada para un nuevo ataque, hace unas semanas, el líder de las milicias chechenas, Ramzan Kadyrov, aseguró que Kiev sería el siguiente objetivo militar para sus tropas. Su invasión supondría la victoria del Kremlin. El miedo sigue estando presente.

El teatro para combatir la guerra

Pero los actores del ProEnglish Theatre -el único teatro angloparlante de Ucrania- combaten el miedo a través del arte, su arma más valiosa. Seguir haciendo teatro es una forma de hacer frente al horror de la guerra. Una decisión que, según Anabell, llegó después de un día muy duro ayudando a las víctimas y a los enfermos desprotegidos. “Ese día no tenía fuerzas para continuar. Hablé con mis compañeros y entendimos que la única manera de recuperar el ánimo era volviendo a hacer teatro. Es nuestra pasión, y es lo que mejor sabemos hacer”, explica. Ahora sólo quedaba saber qué espectáculo podrían hacer y, lo más importante, qué mensaje querían transmitir. “Pensamos en que, si caía un misil en el teatro, qué es lo último que queríamos contar encima del escenario. Esas últimas palabras”, comenta

En el refugio

En el refugio

Así, pensaron que realizar una lectura del libro El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince -del que la propia Anabell es traductora al ucraniano-, sería bastante inspirador. El libro narra la historia de un médico y activista por los derechos humanos colombiano que decide entregarse a la causa de abrir los ojos a una sociedad intolerante que no solo no lo escucha, sino que lo perseguirá hasta silenciarlo. Una historia que dialoga con este presente ucraniano necesitado de voces que abran los ojos al mundo.

Igualmente, la pasada semana decidieron versionar The New World Order (El nuevo orden mundial), una obra del dramaturgo británico y ganador del Premio Nobel Harold Pinter. Precisamente, Pinter se vio separado de sus padres al inicio de la Segunda Guerra Mundial. Aquel acontecimiento traumático marcó su obra y su creación dramatúrgica. A veces, su teatro era referido como “Teatro de memoria” por su enfoque particular sobre el pasado dentro del presente. La misma memoria que el pueblo ucraniano quiere reivindicar para que nadie olvide lo que está pasando.

Esta versión de The New World Order, que ya estaba programada en el ProEnglish Theatre antes de que se desatase la contienda, obligó a su directora a cambiar a una parte del elenco de actores. Algunos de ellos dejaron atrás las tablas para alistarse en el ejército. Los que sí se pudieron quedar, aparte de ayudar en labores humanitarias, apoyan a periodistas extranjeros aportándoles información de lo que ocurre en Kiev. Pero cuando llega la noche, se colocan sus disfraces y se disponen a ensayar para preparar la próxima función. “Después de convivir con la tragedia, subirte al escenario es como una especie de catarsis. Una salvación. Cuando ensayas te olvidas de todo. Vuelves a ser feliz”, expresa la actriz.

Evadirse de la realidad

Al último estreno solo pudieron acudir ocho espectadores, sin embargo, alrededor de unos 300 siguieron la función a través de streaming. Sienten que lo que hacen es una forma de resistencia. “Una chica que vino a ver la obra me dijo que, debido a la guerra, había caído en una especie de depresión, no tenía fuerzas para vivir. Sin embargo, venir al teatro le ayudó a resistir y a querer seguir luchando”, cuenta Anabell.

Los actores

Los actores

El público presente en las representaciones ha sufrido en sus propias carnes la violencia o ha sido testigo de ella. Acuden al teatro ante la necesidad de sanar su alma a través de la cultura. “Para esta gente es muy útil ver algo positivo. Necesitan evadirse de la realidad. Es muy esperanzador. Durante las representaciones, los sentimientos están a flor de piel. Eres consciente de que, gracias al arte, están olvidando por un pequeño instante la enorme desgracia que sufren”, comenta.

Más allá de la necesidad de generar emociones a través del teatro, Anabell reivindica la importancia de la cultura para transmitir valores y cambiar conciencias. “Pienso que el arte juega un papel muy importante para impedir que guerras como esta sucedan. La falta de cultura y educación es lo que detona todo tipo de conflictos”, explica la actriz.

Además, el mero hecho de continuar haciendo teatro a pesar de la situación implica un enfrentamiento dialéctico contra el enemigo, cuyo objetivo de conquista pasa por erradicar por completo la cultura ucraniana. “A Putin no le gustaría nuestra obra, tampoco creo que el hecho de verla lo transformase de alguna manera”, comenta con cierto sarcasmo.

Resistir sobre el escenario

Sin duda, la guerra de Ucrania quedará reflejada en los libros de historia. Pero el relato que prevalecerá a lo largo de los siglos se está construyendo ahora. Por ese motivo, Anabell cree que es imprescindible contar a través del arte lo que está ocurriendo. “Necesitamos hablar sobre la injusticia que estamos sufriendo, y los artistas tenemos la obligación de contarlo”, explica. “Si tienes una herida, es importante curarla ahora. Si esperas, se hará una cicatriz imborrable. En España, por ejemplo, hay muchas obras sobre la Guerra Civil, sin embargo, la sociedad tuvo que esperar muchos años para poder ver obras que hablasen sobre el conflicto con objetividad y sin censura. Nosotros queremos evitar que esto ocurra”, apunta.

En el teatro refugiados

En el teatro refugiados

No obstante, la incertidumbre sobre lo que está por venir representa una amenaza para el pueblo ucraniano. El desenlace de las obras teatrales venideras aún está por escribir. El futuro de Anabell y de sus siete compañeros actores que permanecen refugiados en el teatro es incierto. “Cuando estalló la guerra tomamos la decisión de quedarnos sin saber lo que nos podría pasar. Pero ahora no sé si podré resistir mentalmente a todo lo que pueda llegar”, se sincera.

A pesar de todo, el sentimiento de resistencia es lo que les ha llevado a no rendirse. Por esa razón, cada noche, el telón del ProEnglish Theatre seguirá alzándose para continuar con su propósito. Lo seguirá haciendo hasta que el patio de butacas quede vacío. Hasta que no haya nadie que pueda escucharles. “Sólo entonces nos iríamos de la ciudad”, admite.