Mónica García, creadora de las sofisticakes.

Mónica García, creadora de las sofisticakes. José Verdugo EL ESPAÑOL

Reportajes

Probamos las tartas de Mónica García, las más bonitas del mundo para las influencers de Instagram

Estudió ADE y trabajó en Vodafone, pero su verdadera vocación la ha encontrado haciendo tartas con flores. 

13 febrero, 2022 03:12

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La historia de Mónica García (Madrid, 1974), como tantas otras, va de puertas (laborales) que se cierran para abrirse otras (mejores a las anteriores) y de cómo las crisis dan lugar a oportunidades. En su caso, las puertas las cerraba ella misma por sentirse insatisfecha con su trabajo. Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales (lo que hoy se conoce como ADE), después de ocho años anodinos en el departamento financiero de una multinacional (Vodafone), salió de ahí voluntariamente con un ERE. Tiempo después, no se arrepiente. La vida le ha ido bien y ha descubierto su pasión: hacer tartas. Y, además, muy buenas, las preferidas por las influencers -tanto es así, que se pagan entre 60 y 70 euros por ellas.  

“Ese trabajo no me apasionaba. Me preguntaba todos los días yo qué hago aquí. Desde pequeña me ha encantado la cocina y solo pensaba en montar un restaurante. Quería dedicarme a algo más creativo. En mi familia, gallega, nuestra felicidad es comer”, cuenta. Y en 2013, sin experiencia en hostelería, se lanzó al emprendimiento y abrió un restaurante, llamado Creme de la Creme, decorado por Jean Porsche, en la Calle Santo Tomé de Madrid, en el mismo local que anteriormente ocupaba el restaurante el Mentidero de la Villa.

“Los dos primeros años fueron muy duros, me dieron hasta en el carné de identidad. Lo peor fue la gestión del personal. En 2018, me ofrecieron un traspaso y salí bien, sin deudas”. Con la experiencia de cinco años, enseguida entró en un grupo de hostelería (La Máquina) y también decidió dejarlo después de dos años. Un mes más tarde, mientras negociaba para fichar por otra gran compañía de restauración, llegó el confinamiento y sus planes se truncaron. “¿Qué hago yo ahora con mi vida?”.

Mónica García hace una sofisticake.

Mónica García hace una sofisticake.

Encerrada en casa, como todo el mundo, Mónica García se puso a hacer sus postres, bizcochos y tartas. Los decoraba con flores (de su propia y enorme terraza) y los subía a Instagram. En mayo, la influencer Chabe —abogada en el departamento jurídico de L'Oreal, adjunta al director— le pidió que si le podía elaborar una de sus tartas para su cumpleaños. Y así empezó la nueva andadura empresarial de Mónica: la venta de sus espectaculares tartas por Instagram en la cuenta Lacreme Madrid (@lacrememadrid).

“Chabe alucinaba con mis sofisticakes. Le contesté que yo no vendía tartas, pero ella insistió, me decía que me pagaba lo que quisiera, y se la preparé sin cobrársela. Luego, elaboré unas cuantas tartas más para mis amigas y las subían a Instagram, y todas me animaban a que me dedicara a ello. En junio, me hicieron cinco pedidos de clientes que no conocía y ahí me di cuenta de que podría funcionar como negocio”, explica Mónica García.

A la vuelta de las vacaciones, en septiembre, se lanzó a la venta de sus sofisticakes. En octubre, la influencer Paula Ordovás le pide una para su cumpleaños y la sube a su perfil. “Ese fue el punto de inflexión. De 2.000 mil seguidores en Instagram pasé a tener 8.000”, cuenta la respostera.

Las peticiones de influencers no han parado desde entonces. Entre ellas, una de las últimas ha sido Madame de Rosa que, por segunda vez para su cumpleaños, en enero, recurrió a Mónica García para soplar las velas con una tarta gigante de dos pisos, acorde con el fiestón que montó en el Westin Palace, plagado de famosos. Ahora Mónica no para de hacer tartas. Y todo sin gastarse un euro en publicidad.

Mónica García sube a Instagram una de sus tartas.

Mónica García sube a Instagram una de sus tartas. José Verdugo EL ESPAÑOL

Fans

Entre las fans de la sofisticakes y roscones de Lacreme Madrid también se encuentran Carmen Lomana, que se quedó maravillada con ellas en una presentación que Dior organizó en casa de la socialité, y la cantante Alaska. “La agencia que lleva Netflix me encargó una sofisticake para la popular influencer italiana Chiara Ferragni y se la llevé al Four Seasons, pero no publicó ninguna foto de ella en Instagram”, detalla Mónica García, que cuenta con muchas otras clientas top y asiduas, como la periodista Carmen Porter o dos esposas de futbolistas (uno juega ahora en el Real Madrid y el otro militó en este mismo club durante varios años).

Mónica García le daba mucha importancia a la estética en el restaurante y solía adornar los postres con pétalos. Dice que siempre le ha encantado hacer guirnaldas y coronas de adviento con flores que recoge del campo, cuando va a Galicia. Pero las que embellecen sus elaboraciones son muy especiales, deben ser especies no tóxicas, ecológicas y sin pesticidas, y no le fue fácil encontrar un proveedor con variedad. Emplea mucho el pensamiento, que es la flor más utilizada en cocina. Aunque son aptas para el consumo, las flores de las sofisticakes no se comen o, al menos, no es lo recomendable.

Una vez que las flores le llegan, tiene que “lavarlas con muchísimo cuidado para que no se rompan, las desinfecto, y las pongo a secar. Si las metes en la nevera mojadas, se te queman. Cada vez que compro, dos veces a la semana como mínimo, me puedo tirar dos o tres horas preparándolas. Es un rollo”, se queja Mónica García, que trabaja sola, ella se encarga de absolutamente todo sin la ayuda de nadie.

La elaboración de cada sofisticake "me lleva de media unas tres horas. Es completamente artesanal y con ingredientes de la mejor calidad. Los huevos y la nata son ecológicos. Esto es artesanía de verdad”, señala Mónica, que trabaja jornadas maratonianas, ya que incluso ella misma transporta las tartas de los pedidos que las quieren con entrega a domicilio. Por su experiencia asegura que “es un producto demasiado delicado para dejarlo en manos de repartidores”. Y cuando llega a casa, atiende los alrededor de 100 mensajes que recibe cada día.

Mónica García nos sirve un trozo de las sofisticakes.

Mónica García nos sirve un trozo de las sofisticakes. José Verdugo EL ESPAÑOL

Las sofisticakes de Lacreme Madrid cuestan entre los 60 y 75 euros. Unos precios que “subirán un poquito, porque es un producto exclusivo, con un montón de trabajo detrás y materias primas de primera”. Defensora de la slow life, la repostera lamenta que la sociedad no valore lo artesanal, “queremos todo inmediatamente”.

“Cuando una influencer publica una de mis tartas, me entran 300 mensajes de golpe. Y se enfadan porque no les contestas al momento. La gente no entiende que soy una persona sola, que me paso 10 horas haciendo tartas y que llego a mi casa a las 9 de la noche y me pongo a contestar mensajes. Si quieres una tarta como esta, no la puedes pedir hoy y tenerla para mañana. Hay que valorar la artesanía en todas sus formas. El que lo quiera y lo valore lo va a pagar y el que no, no es mi público”.

Mónica García reconoce que cuando elabora las sofisticakes no se guía por una visión empresarial, sino que se deja llevar por lo que le apasiona y no escatima a la hora de poner flores con tal de que quede espectacular. “Nadie me ha dicho qué cara es tu tarta, sí se han quejado del coste del transporte que son 10 euros”.

Al contrario, la respuesta de los clientes (un 80% de los que compran le envían mensajes después) es muy positiva. "La gente es muy maja. Porque además de preciosa, la tarta está buenísima”. Efectivamente, en EL ESPAÑOL hemos probado dos sofisticakes, la pavlova de violetas y la de nata y fresas, y ambas estaban deliciosas, se notaba la gran calidad de los ingredientes.

“Estaba en el paro y en plena pandemia surgió esto y estoy muy feliz, encantada de la vida y con un montón de planes”, se congratula Mónica. La repostera se ha propuesto iniciar desde este mismo mes nuevos proyectos que le permitan generar ingresos sin tanto trabajo físico (está entre 8 y 12 horas de pie), “al igual que hacen las influencers foodies, como Laura Ponts, una de las más top de gastronomía”. Por ejemplo, generación de contenidos promocionales para Instagram de marcas relacionadas con el mundo de la repostería o del menaje. También organizar meriendas-talleres para presentaciones de producto en colaboración con empresas e impartir cursos online.

Y, cómo no, destinará tiempo para idear nuevas tartas, como una versión de la tarta de la abuela cubierta de chuches, una cheesecake de chocolate, una tres leches mexicana, el postre vasco gotsua y otra decorada con mimosas, una de sus flores favoritas, pero no naturales (son tóxicas), sino elaboradas por ella misma. Y seguro que todas las creaciones sorprenden por su belleza y endulzan la vida de más influencers, celebrities y cualquiera que se pase por la cuenta de Instagram de esta repostera creativa.

Mónica García posa con una de sus tartas para EL ESPAÑOL.

Mónica García posa con una de sus tartas para EL ESPAÑOL. José Verdugo EL ESPAÑOL