De izquierda a derecha: Anne, en sus primeras campanadas en ETB (1997), junto a Ramón García en TVE y en sus últimas campanadas con Ana Obregón.

De izquierda a derecha: Anne, en sus primeras campanadas en ETB (1997), junto a Ramón García en TVE y en sus últimas campanadas con Ana Obregón.

Reportajes

La tortilla y otros secretos de Anne Igartiburu en sus 17 años dando las campanadas en Nochevieja

La presentadora vasca habla con EL ESPAÑOL sobre sus rituales antes de tomarse las 12 uvas junto al resto de españoles. 

26 diciembre, 2021 02:11

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Anne Igartiburu saluda como si fuese una amiga. En la tele, obviamente, suena más imponente, más magnánima. Pero, en las distancias cortas, cambia, parece otra. Sirva este ejemplo como demostración: para hacer esta entrevista llama ella -hasta en dos ocasiones- a la ahora acordada y no el periodista, lo habitual. En plenas Navidades, le hace un hueco a EL ES

PAÑOL entre sus mil quehaceres: conciertos de sus niños en el cole, pruebas de vestuario, ruedas de prensa...

Y, por supuesto, preparar las campanadas. Este año, volverá a estar ahí. Lo hizo por primera vez en 2005 y repetirá este 2021 al lado de Ana Obregón, la última en hacerle compañía. Porque antes fueron muchos otros: Carlos Sobera, José Mota, Roberto Leal o Ramón García, ahora líder de audiencia en Castilla-La Mancha televisión con su programa 'En Compañía'. 

Siempre con éxito. Sin ir más lejos, el año pasado uno de cada tres españoles siguieron las campanadas por TVE. ¿Por qué? Por la tradición, por ser la televisión pública o, simplemente, por terminar el año y empezar el venidero con ella, con la de siempre, como si fuera parte de su familia. Pero, ¿cuál es el secreto para estar tantos años al pie del cañón? 

Su ritual

Este año, si el Covid lo permite, Anne Igartiburu volverá a correr la San Silvestre vallecana, su particular ritual antes de dar las campanadas. "No hay mejor manera de despedir el año", reconoce. Después, la organización, como cada año, le pondrá un coche que le dejará en el piso de la Puerta del Sol desde donde dará las campanadas. A partir de ahí, peluquería, maquillaje y a ponerse perfecta.  

"Me gustan el yoga y los planes de montaña", reconoce en conversación con EL ESPAÑOL. Pero, eso sí, lo que más le gusta es "correr". De ahí su participación en la San Silvestre, pero también en otras carreras populares, en triatlones o maratones como el de Nueva York, que lo terminó en 2013. Todo un logro al alcance de muy pocos. 

Anne Igartiburu y Ana Obregón en las últimas campanadas en TVE.

Anne Igartiburu y Ana Obregón en las últimas campanadas en TVE.

En este 2021, de nuevo, repetirá con Ana Obregón como compañera -y con la espinita clavada de no haber podido tener como pareja a Raffaella Carrá-. Volverá a despedir un año difícil para España. Se acordará del volcán de La Palma y de las víctimas del Covid-19, pero también de "la bondad, la solidaridad y las ganas de resurgir de las cenizas" que hay tras cada tragedia. Con un "guiño" al "consumo responsable" y a favor de la igualdad y en contra de "la violencia contra las mujeres y la homofobia". 

Su papel, en estos años, también ha cambiado. "Antes éramos simples encargadas de acompañar a los presentadores que daban las campanadas y ahora tenemos un papel quizá más relevante". Ella es un claro ejemplo, que ha estado durante años al lado de otros muchos hombres dando las campanadas. 

Uno de esos hombres en Nochevieja siempre ha sido Ramón García -o "Ramontxu", como es conocido por Ana Obregón-. "Arranqué siendo su compañera y, sin darme cuenta, llevo 17 años dando las campanadas". Por eso, siempre que puede, lo recuerda en un día tan especial, aunque este año el vasco vaya a cambiar de formato para cerrar el año junto a Ibai Llanos en Twich. 

17 años de éxitos

Al contrario de lo que muchos piensan, las de TVE no han sido sus únicas campanadas. La vasca, que comenzó su andadura en la televisión pública de Mondragón (Guipúzcoa) con entrevistas a Karlos Arguiñano o Bernardo Atxaga, despidió el año ya en 1997 y 1998 en la ETB junto a Martín Berasategui y el compositor Kepa Junkera. 

En TVE cogió el relevo de Carmen Sevilla, Carmen Maura y Ana Obregón. Anne Igartiguru se estrenó en 2005 junto a Ramón García -que ha estado 14 veces al frente del fin de año-. Desde entonces, da igual lo que haya ocurrido, ella ha estado brindando con los españoles el día 31 de diciembre. Y lo ha hecho, además, con todo tipo de acompañantes. 

Tras Ramón García, Anne dio las campanadas junto a Antonio Garrido -conocido por su papel como Elías en Mercado Central o Damián en Servir y Proteger- en 2007; con Carlos Sobera; Manuel Bandera -protagonista de Amar en Tiempos revueltos-;con José Mota; Imanol Arias, por entonces muy en boga por el éxito de Cuéntame cómo pasó; junto a Pepe Rodríguez y Jordi Cruz, jurado de MasterChef; y con Roberto Leal. 

Anne Igartiburu, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz.

Anne Igartiburu, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz.

Su madre, la ausente

Tras la atípica celebración a puerta cerrada de las Campanadas del año pasado a causa de la pandemia, la presentadora encara con optimismo este fin del año y espera que el 2022 “nos traiga la ansiada normalidad” adentrándose por decimoséptima vez en nuestras casas o colándose hasta la cocina, ocupando el lugar que tradicionalmente le corresponde en nuestra mesa navideña.

La vasca, desde luego, no se acostumbra a la silla vacía y a la ausencia que dejó la “ama” en en su mesa navideña familiar. Lourdes Verdes, la madre de Anne, fallecía hace 34 años en un accidente de helicóptero cuando participaba como voluntaria en un rescate de Protección Civil y Anne, de alguna manera, tuvo que ocupar el puesto de la progenitora a los 16 años. Tal y como se lo relató a Toñi Moreno en el programa Un año de tu vida de Canal Sur, en ella recaería la responsabilidad de “llevar la casa adelante con un padre deshecho que se quedaba sin su compañera y un hermano más pequeño”. Apenas conserva fotografías donde sale posando con su madre, muy amante de la literatura y maestra de profesión.

Pero para bien o para mal, el año acaba y Anne ha encontrado la manera de homenajear a la persona que tanto le marcó cada Nochevieja.“Sigo honrándola y es una manera de que viva en mí”, se sincera.

Tortilla de patatas

Desde hace 17 años Anne Igartiburu continúa elaborando el mismo menú que hacía su madre por Nochevieja y lo comportarte con todo el equipo de Televisión Española en la Puerta del Sol. “Ccon mis propias manos hago la tortilla de patata que me hacía mi madre de niña”, cuenta. “Tampoco falta el jamón, un buen vino tinto y de postre, las trufas de la Pastelería Arrese de Bilbao y, por último, mi turrón favorito, el de Iváñez, la turronería situada en la calle Correo de la capital vizcaína”, termina de enumerar la presentadora.

Muy cerca de la turronería preferida de Anne es donde estaba situada Verdes, la librería materna que también funcionaba de imprenta y, a su vez, de refugio de la cultura vasca. Bajo la gerencia de Emeterio Verdes Atxirika, el bisabuelo de la presentadora, se imprimían libros en clandestinidad, pues al estar escritos en euskera estaban prohibidos.

Anne Igartiburu.

Anne Igartiburu.

Su Navidad particular, nos confiesa, “huele a pescado, a leña quemada en la chimenea y al muérdago” que recoge del bosque con su padre y según los druidas trae prosperidad. Para ella, algo característico de estas fiestas, rememora, era el ajetreo permanente de las mujeres de la casa, siempre en familia, en la cocina ultimándolo todo.

A pesar de que su cabeza vuele algunas veces a Madrid, en Nochebuena y el día de Navidad, Anne Igartiburu suele tener el corazón plantado en la villa de Elorrio, próximo al hermoso valle de Atxondo y a los pies del monte Anboto. Sus raíces provienen del corazón de la mitología vasca y es allí donde regresa con sus tres hijos para reencontrarse con su padre, su hermano Urko y sus dos hermanastros pequeños. Juntos, entre sonrisas, esperan la llegada del carbonero Olentzero –una especie de Papa Noel vasco que fuma en pipa y anuncia la llegada del Niño Jesús-. Y es que su familia y su tierra son sus mayores pasiones. “Suena a tópico, pero me conformo con poco”, concluye.

De adolescente, Anne era una chica inquieta que no podía pasar desapercibida. La gente de su pueblo afirma que llamaba la atención porque llevaba “el pelo de colores” y vestía “medias rotas con imperdibles” pero, a pesar de la fama rebelde que le otorga quien la recuerda, Anne asegura que no ha sido mucho de salir por la noche.

En este sentido, entiende que los jóvenes y no tan jóvenes tengan ganas de salir de fiesta, pero dada la coyuntura actual, cree que es momento de arrimar el hombro y de ser responsables para que no aumenten los contagios.

Amuletos

Anne Igartiburu no se permite estar nerviosa en la gran noche de TVE. No hay miedo. En los “cinco minutos más para la cuenta atrás”, que diría Mecano, no tiene ni un segundo para cerrar los ojos y pensar en los suyos. “Suelo estar a lo que suelo estar y pienso en los míos todos los días”, matiza. Por no tener no tiene ni tiempo de tomarse las uvas y espera a que termine la retransmisión.

La presentadora destierra el falso mito de que los conductores de las campanas pidan deseos en la Puerta del Sol al igual que hacemos el resto de los mortales cuando soplamos con todas nuestras fuerzas las velas de cumpleaños.

La emisión apenas dura 15 minutos y todas las miradas se centran en ella y su acompañante de turno. “El año pasado cogí de la mano a Ana para transmitirle toda mi fuerza y mi cariño. Fue un momento mágico”. Rememora el momento y no puede dejar de emocionarse, por lo que significó para Ana Obregón, que había perdido a su hijo, Álex Lequio.

Pero no todo sucede a ojos del telespectador. De año en año, aunque el gesto nos sea imperceptible, la popular presentadora rinde tributo a quien haya representado lo mejor de los españoles como sociedad portando un objeto de cada una de esas personas o entidades. Hasta la fecha, ha alabado la solidaridad del Padre Ángel, las investigaciones de Margarita Salas o la entrega de la Selección Española de Fútbol realizando este gesto.

Tras dar las Campanadas del día anterior, tenga resaca o no, no hay 1 de enero en el que Anne no se despierte al ritmo de los valses navideños del ‘Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena’. “Es una costumbre que heredé de mi madre”, manifiesta. Madre e hija escuchaban en pijama las melodías de la familia Strauss y, aunque la primera ya no esté, Anne ha continuado con la tradición. Es tal su afición que ha asistido un par de veces al concierto en Viena.