Ramón García en su camerino.

Ramón García en su camerino. Enrique Falcón

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La nueva vida de Ramón García en La Mancha antes de dar las campanadas con Ibai Llanos: "Lloro mucho"

A sus 60 años, el vasco presenta 'En Compañía', el programa líder de la tarde en Castilla-La Mancha y recibirá en Twitch el año 2022 con el streamer.

12 diciembre, 2021 06:50

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Cuando ya se ha abierto la puerta y se vislumbra el pasillo del camerino de Castilla-La Mancha Media, Gloria le dice bajito a Ramón el nombre de la invitada al programa de hoy y la redactora que le acompaña. Él la saluda, como hace con el resto de invitados, para que el primer encuentro no sea en plató, en el frío del directo. Dentro de la habitación, María se pone en pie para recibir al presentador. “Dame un abrazo, Ramón”, dice con el aprecio que se le tiene a alguien que te ha visitado cada Navidad. Y él, por supuesto, se funde en un abrazo con ella.

Ramón García no necesita presentación: él es ‘Ramontxu’ y lo conocen el abuelo y el niño. Depende de la edad, le ponen un apellido u otro. Ramontxu el del Grand Prix; Ramontxu el de la vaquilla; Ramontxu el de las campanadas; Ramontxu el de la capa; e, incluso, en Castilla-La Mancha puede ser Ramontxu de ‘En Compañía’, un programa que trata de buscar pareja a las personas mayores. 

“Es que ha sido el yerno de España durante años”, apunta su compañera Gloria Santoro sobre el cariño que le presta la gente a Ramón García. Es el presentador de todos: carismático, simpático, alegre. Lo mismo te cuenta cuándo son los cuartos que te reúne con todos delante de la tele en verano para ver cómo se enfrentan dos pequeños pueblos de la zona rural, casi desconocidos por medio país hasta el momento.

Ramón García: "Ibai es la persona que mejor comunica del mundo"

Tan cercano es que, durante la entrevista con EL ESPAÑOL, cuando todos tratan de acertar la edad del reportero que visita el plató, él dice: “Es uno de mis niños del Grand Prix”. Se refiere a que pertenece a la generación de los 90’, la de los pequeños que elegían entre el azul y el amarillo cada viernes noche enganchados al concurso de la vaquilla.

Actualmente, presenta 'En Compañía', el programa líder de la tarde en Castilla-La Mancha. Un programa que reconoce que no tiene nada que ver con lo hecho hasta ahora. "Aquí reímos y lloramos mucho", dice durante la entrevista.

Si faltaba alguien por conocerlo en casa, eran las nuevas generaciones. Pero Ramontxu, a sus 60 años, ya se ha dado a conocer entre ellas. ¿Cómo? Muy fácil. Ha anunciado que dará las campanadas junto a Ibai Llanos en directo desde la Puerta del Sol, en la plataforma de streaming Twitch. Jaque mate a la fugacidad del éxito.

‘En Compañía’

Pocas personas no conocen a Ramontxu en España. “Algún año hemos echado en los medios de comunicación”, dice sonriente Ramón García. “Camino de 40”, contabiliza. Actualmente presenta ‘En Compañía’, el programa estrella de la tarde de Castilla-La Mancha Media.

El formato es similar al que se aplica desde hace años en Andalucía en ‘La Tarde Aquí y Ahora’, que presenta Juan Y Medio. Pequeños reportajes, juego telefónico, alguna prueba y personas que se encuentran solas y acuden o llaman para solventar el problema.

“Ayudamos entreteniendo o entretenemos ayudando. Como tú lo quieras ver. Es un programa donde nos reímos y lloramos mucho”, comenta.

Una imagen de la reunión de parte del equipo de 'En Compañía'.

Una imagen de la reunión de parte del equipo de 'En Compañía'. Enrique Falcón

Se le ve orgulloso de su programa y de su equipo. La rutina de Ramontxu es clara: llega a la redacción, reunión de escaleta, estudio, comida en el camerino, se cambia, pasa por maquillaje, saluda a los invitados del programa, hace lo propio con el público, desea suerte uno por uno a todos los miembros del equipo y comienza el directo.

Juan Y Medio le llamó personalmente para este trabajo hace casi seis años. Le dijo que tenía que ser él quien presentara el programa. No lo tenía claro, pero finalmente lo hizo.

“Las historias de soledad son terribles. En este programa vemos la punta del Iceberg del maltrato de la mujer, la punta del iceberg de la depresión, de esas personas que mueren solas en sus casas y ni siquiera aparecen en los medios. Es emocionante... Luego hay una parte muy bonita, que es el trato a los mayores”, comenta Ramontxu.

Todo ello tiene la parte buena y la parte mala. “Hay historias de amor bellísimas, hay historias de que han estado casados 60 años”, cuenta. También reconoce que, en este programa, se pasa rápido de la risa al llanto. “Lloro muchas veces. Hay gente que me dice: yo veía el programa con mi mujer y lo último que me dijo fue que cuando me muriese fuera a Ramón. Fíjate qué declaración de amor”.

Ramón García, durante la reunión de contenidos del día, que comienza a las 12.30 horas.

Ramón García, durante la reunión de contenidos del día, que comienza a las 12.30 horas. Enrique Falcón

Este trabajo, al que reconoce que “le mete” más horas que a su familia, es su orgullo personal. Presume de toda la redacción que tiene detrás y habla de un pastel del que él sólo es la guinda. Comenta cómo ayudan sus redactores a los demás, de cómo cuidan a los mayores y las personas que acuden, de cómo son el flotador y la compañía que muchas veces necesitan las personas que no tienen a nadie.

Pero no sólo los invitados del programa cuentan su vida en antena. Ramón reconoce que también lo hace. “Mi terapia es ayudar a los demás. A veces hablo de cosas que me pasan a mí”.

Más que alguna vez, en realidad. “Digo todo en antena”, reconoce más tarde. “Yo creo que por eso encajo muy bien en este formato. Cuando Juan [Y Medio] me llamó, me dijo: quiero que hagas esto en Castilla-La Mancha. Yo al principio tenía mis dudas de si sería capaz de hacerlo, pero vengo feliz y me voy feliz, porque es la sensación de la labor cumplida”.

Ramón perdió hace unos meses a su madre. “Todas las noches a las 21 horas espero que suene el teléfono”, afirma el presentador mientras levanta el móvil y la voz se le quiebra.

En relación con esto, cuenta una anécdota ocurrida hace escasas fechas.

—Tres días después de enterrar a mi madre, al invitado se le había muerto la suya hacía un mes. Y venía por ella, porque le dijo que cuando muriese, él fuera a ver a Ramón. No sabía si iba a ser capaz. Empezamos el programa y, cuando nos sentamos, yo estaba que no podía. Cuando le vi la cara dije: bueno, podemos hacer esto de dos formas, llorando los dos o tirando para adelante. Cuando llegó la publicidad, me dio un abrazo.

Ramón reconoce que echa de menos poder abrazar y besar por las medidas Covid en plató. “Cuando una persona que es como tu padre y que se acaba de quedar viudo te lo cuenta… Cómo no lo vas a abrazar o besar”.

Ramón saluda a los invitados en el camerino, antes de salir al plató.

Ramón saluda a los invitados en el camerino, antes de salir al plató. Enrique Falcón

Pero no siempre trata con personas mayores. Esta vez tiene en el plató, por ejemplo, a Manu, un Policía Nacional de 41 años. No es la excepción que confirma la regla, en el plató hay un sillón para las personas menores de 50 años que acuden a encontrar compañía.

Los más jóvenes quizás se pregunten por qué estas personas no usan Tinder, Badoo, Facebook, Instagram o Bumblee para encontrar pareja. "Aquí (en Castilla-La Mancha) hay gente joven que hace labores de pastoreo. Esos chicos de 30 y tantos, cuarenta y tantos, vienen aquí a encontrar compañía. Hemos hecho varias parejas de menos de 40 años".

Cuentan redactoras del programa que suele ser gente que ha probado las redes sociales, pero no les ha convencido tal formato. O que simplemente no les gusta ese método.

"El móvil hace que mucha gente joven se haga una especie de máscara donde sólo están ellos con esto. No saben hablar con personas, no saben hablar en la barra del bar. La soledad es uno de los síntomas del suicidio de los adolescentes, el no poder comunicar a las personas una serie de cosas con otras personas", comenta Ramón.

Su lado más personal

Ramón reconoce que siempre "ha estado cosido a la trayectoria profesional".

"Empecé a actuar con 12 años en las salas de fiestas de mis padres. Siempre he estado de cara al público de una manera u otra. Ha sido una evolución bonita, he madurado con mi trabajo y he intentado no perder nunca mi personalidad. Y me he hecho mayor", comenta.

Posando para las fotos de la entrevista, a Ramón se le ocurrió una cómoda y simpática pose.

Posando para las fotos de la entrevista, a Ramón se le ocurrió una cómoda y simpática pose. Enrique Falcón

Aunque no aparenta las velas que ha soplado y está en plena forma, su pelo ha pasado del negro al blanco ante la atenta mirada de los espectadores. Al igual que esa transformación, se han visto otras, comenta el carismático presentador.

"He sido adolescente, un chico joven que se casó, que he tenido hijas, que se ha divorciado, que se ha quedado huérfano hace poco... Creo que es la evolución de la vida. He ido madurando y no he perdido el carácter que tenía de chaval; no he perdido eso que tenía en los 40 Principales que es donde empecé haciendo de DJ. Y ahora tengo la experiencia, que eso está muy bien".

Como todos en la vida, Ramontxu tiene sueños rotos, aunque ha ido cumpliendo otros. "Puedes tener un plan, pero a veces no funciona y hay que aprender a vivir con ello".

De su vida personal destaca a sus dos mejores programas: "Mis dos hijas". Parece un tipo tranquilo, que se acaba de divorciar y que mantiene una buena relación con su expareja. 

El tiempo libre de Ramón está dedicado "a la familia" y antes, cuando no la tenía, "a sus amigos, su cuadrilla en Bilbao, a divertirse mucho…"

Cuenta que ahora apenas tiene "menos tiempo libre". "Este programa que llevo haciendo cinco años y medio, pues me ata mucho. Por las mañanas llevo a las niñas al colegio, vengo aquí y me voy a casa: ducha, cerveza, estoy con mis hijas cuando puedo estar con ellas, soy de leer, de ver alguna serie… Y me tomo algún vino con algún amigo o alguna amiga"

De su trabajo, el respeto y el cariño que le profesa el respetable. "Eso no lo pueden decir todos. Conozco gente de mucho éxito que cuando se muere tiene gente que va a escupir y eso es muy doloroso. Creo que he sido buen compañero, buen jefe… Para mí, ese es el mejor premio".

El presentador es de los que leen por la noche. Actualmente está con la trilogía de Carmen Mola, antes de hincarle el diente al último Premio Planeta. 

El camerino es el lugar en el que Ramón come, estudia y prepara el programa.

El camerino es el lugar en el que Ramón come, estudia y prepara el programa. Enrique Falcón

Reconocido aficionado taurino, ha tratado de ir los toros cada vez que ha podido tras la vuelta de los espectáculos después de la pandemia. "Soy de [Enrique] Ponce", apunta antes de señalar que es más que un amigo del diestro, como un "hermano".

Pero trabajando con una productora andaluza, teniendo en su equipo algunas andaluzas, siendo el reportero del sur y gustando él de tardes de tendido en sombra, debía enfrentarse a otra pregunta. ¿Curro Romero o Rafael de Paula? Mientras está en maquillaje responde: ha visto a los dos en El Puerto de Santa María, pero ambos tuvieron malas tardes. No se decanta.

Ibai y el Grand Prix

El programa de este martes de 'En Compañía' comienza con Ramontxu haciendo algodón de azúcar. Al menos, intentándolo. Después da paso al reportero, que esta vez está en un colegio por un deporte nuevo que han inventado. Una de las entrevistadas es una niña, que no ha conocido el Grand Prix, pero que sí sabe quién es Ramón: el hombre que da las campanadas con Ibai. Ella quiere que Ramontxu le pida el somier al streamer. Cualquier cosa, vaya, un detallito.  

García no es una persona que parezca tenerle miedo a los cambios. De hecho, pasó de la radio a la televisión y de ésta al streaming. "Los cambios son buenos. Han cambiado la televisión, la radio, las técnicas, los contenidos, dónde se ven las cosas...".

"La radio, que es el medio más inmediato, se nutre mucho del pódcast, lo escuchas a la hora que quieres. La televisión, igual, pero trasladado a la imagen. Ya no existe el formato de toda la familia viendo la tele. Ahora todo lo vemos a la carta".

Ramón, en la zona de maquillaje.

Ramón, en la zona de maquillaje. Enrique Falcón

"Cada uno ve su serie, su programa, en su rincón, en su aparato", dice. "Reunirse alrededor de la televisión es una pena, porque yo lo he vivido, pero prácticamente no existe eso".

—Y usted ha llegado a presentar el programa del abuelo y el niño.

—Eso decía la letra del Grand Prix. Reunía a la familia. Ya no hay un programa que haga aquello. Podrá darse más o menos, pero sólo hay una cosa que pueda reunir así a la familia y son las campanadas cenando.

Y muchas familias se reunirán ahora en torno a la televisión para verle dando las campanadas porque él ha dado con la tecla. Darlas, por streaming, con Ibai Llanos.

"Yo fui el primero que lo hice para una firma comercial. Aquello fue un exitazo y dije: hay gente que se ha puesto en su ordenador un enlace para verme dando algo que está patrocinado por una marca de cerveza. Ahí dije: esto está cambiando mucho", reconoce Ramón.

Y se le encendió una bombilla, como las Osram que utilizaba antaño en el Grand Prix.

"Tenía la idea de Ibai, porque me sorprendió el año pasado. 500.000 personas viéndole. La gente se va de lo convencional y elige un streaming de pago para verlo. ¡Muchos pagaron para ver eso! Dije: qué bonito sería unir dos generaciones, la de Ramón, la clásica, la del televisor, y juntarme ahora con la persona que mejor comunica en el mundo".

Ibai, nacido en los 90', creció viendo el Grand Prix, así que no lo dudó un segundo y aceptó la propuesta. Ambos anunciaron el programa a través de Twitch hace escasas fechas. "Es unir dos mundos", dice Ramontxu.

Ramón elige su vestuario para el programa.

Ramón elige su vestuario para el programa. Enrique Falcón

Y en la unión de los dos mundos llegó la conversación que todos estaban esperando: la vuelta del Grand Prix. 

"Es un tema que teníamos pendiente los dos, pero no es fácil. A él le encantaría hacerlo, pero ahí tendríamos que mezclar los dos formatos", dice. "Sería grabarlo y que Ibai locutara las pruebas", apunta.

Pero, si eres uno de los niños del Grand Prix, vas a tener que rebajar tus pretensiones. ¿Está la idea? Sí. ¿Fue una calentada? No. Pero... "Es un esqueleto en el que no está ni el esqueleto. Es una idea que cada año me dan el coñazo con la vuelta y es un orgullo. Y no hay nadie que haga el Grand Prix. Entonces, surge esta idea, con Ibai y dijimos: cómo podemos darle forma a esta idea".

El presentador tiene claro que en la vuelta tiene que estar el alma del Grand Prix: "El alma del Grand Prix es la competencia entre dos pueblos pequeños a través de la diversión. Eso no falla nunca".

Ramontxu cree que debe haber nuevas pruebas, pero no se puede cambiar el escenario. Es decir, tiene que ser en algo que se parezca a las plazas del pueblo. Sin embargo, hay algo que será complicado de llevar a cabo en 2022.

—¿Puede volver la vaquilla?

—La vaca es complicada por un tema que siempre dio problemas: el animal, el maltrato y tal. No me gusta entrar en el tema porque se queda en eso y creo que es lo menos importante [la prueba, no el maltrato animal]. Al final lo importante es el formato completo. Yo estaba al principio y la vaca fue una idea mía. En 1995, hicimos un programa que se llamaba Cuando Calienta el Sol. Ese programa estaba basado en uno francés con juegos de piscinitas y todo muy light. Bueno, fue el primer año. Tuvimos que cambiarle el nombre, por los derechos.

—Y ahí nació la idea de la vaquilla...

En una reunión, dije: si queremos que sea un pueblo español, hay que meter una vaca. En la mayoría de pueblos españoles hay encierros, hay vaquillas, se sueltan y se siguen haciendo. Yo soy Ramón el de la vaquilla. El Grand Prix es el concurso de la vaquilla. El logotipo era la vaquilla. Quitarlo sería un error. Se puede hacer un Grand Prix sin vaquilla, por supuesto, pero sería un concurso más de pruebas. Quizás hay que entrar por ahí, no lo sé, no depende de mí. Si por mí fuese, yo soy defensor de que fuera con la vaquilla. Es la identidad del programa.

—Echaría de menos el rimar el nombre de la vaquilla…

—No, es que tú lo estás diciendo. Tú serás uno de los niños del Grand Prix. Forma parte del programa. Eso sería decir: ¿el Grand Prix? ¿Y la vaquilla?

La idea es no fallar a la memoria del espectador, pero enganchar también a los nuevos. Un Grand Prix con aspecto de 2022.

Ramontxu zanja: "Hay miles de ideas. Ahí está. Si surge y va para adelante, os lo contaremos. A mí me encantaría, pero siempre que tuviera unos niveles de mantener un formato que forma parte de mi vida".