Imagen de una casa en Gavà Mar, una urbanización de clase media-alta cerca de Barcelona.

Imagen de una casa en Gavà Mar, una urbanización de clase media-alta cerca de Barcelona. RM

Reportajes AMPLIACIÓN DE EL PRAT

Gavà Mar, el barrio rico que ha presionado para que no se amplíe El Prat: "Que se quede como está"

En esta urbanización de Barcelona viven personajes como el seleccionador nacional Luis Enrique Martínez. El ruido de los aviones es su gran mantra.

20 septiembre, 2021 01:18
Gavà

Contra la polémica ampliación del aeropuerto de El Prat, en Barcelona, los ecologistas y Ada Colau encontraron un aliado inusual: los vecinos de una urbanización con calles cubiertas por la sombra constante de sus pinos y mansiones con piscina a 20 metros de la playa. Se llama Gavà Mar y sus residentes han sido un actor fundamental para la paralización del macroproyecto que amenazaba con llevarse el espacio natural de La Ricarda. A estos vecinos les importa la naturaleza, sí, pero sobre todo, el ruido de los aviones que se cierne sobre sus cabezas desde tiempos inmemoriales.

En las calles de Gavà Mar, donde el alquiler de un adosado puede llegar a costar 12.000 euros al mes, han vivido numerosas futbolistas del Barcelona, el propio seleccionador nacional Luis Enrique Martínez, grandes empresarios y, sobre todo, pilotos y controladores aéreos.

Su principal reivindicación es que las pistas no vuelvan a usarse de forma segregada. Es decir, que la operativa aérea del aeropuerto continúe como está: que la pista de 2.600 metros más pegada al mar se utilice solo para despegues y que los aviones den un giro en 'U' nada más dejar la pista, para evitar pasar sobre las casas. Que los aviones aterricen por las otras dos pistas y, si puede ser, viniendo desde el Este, para que tampoco pasen sobre sus casas.

Vista aérea del aeropuerto de El Prat, con la pista de 2.600 metros flanqueada arriba por La Ricarda, y abajo por El Remolar.

Vista aérea del aeropuerto de El Prat, con la pista de 2.600 metros flanqueada arriba por La Ricarda, y abajo por El Remolar.

Las exigencias de los vecinos de Gavà Mar suponen un dolor de cabeza para Aena, la operadora de aeropuertos españoles: de esta forma, dicen, El Prat no opera en su máxima capacidad y siempre estará lejos de ser el 'hub' intercontinental en el que pretenden convertirlo. El uso segregado de las pistas es una opción casi imposible para Aena y los interesados en el proyecto. Los alcaldes de los municipios de la zona, incluida la exedil de Gavà, Raquel Sánchez, actual ministra de Transporte y Movilidad, señalan que es una "línea roja". Los vecinos también.

De hecho, en 2004, estos llegaron a impedir hasta dos veces la operativa del aeropuerto bloqueando sus accesos cuando volvieron a usarse las pistas de la forma en que ellos no querían. "Será Vietnam", advirtió el presidente de la Asociación de Vecinos de Gavà Mar, Carlos Domènech, en caso de que alguien se le ocurriera usar las pistas de forma diferente a como se hace ahora.

Por eso, Aena y los principales interesados en convertir El Prat en un 'hub', plantearon la posibilidad de ampliar la pista más cercana al mar. Eso, según ellos, permitiría la operativa ininterrumpida de aviones más grandes. Para ampliar la pista, sin embargo, hacía falta cargarse un espacio natural: La Ricarda, hacia el Este, y perteneciente al municipio de El Prat de Llobregat.

La Ricarda es un espacio natural del delta del río Llobregat que cuenta con una abundante vegetación y es el hogar de una gran variedad de aves que solo habitan este tipo de climas. Algunos ecologistas y el propio ayuntamiento de El Prat se quejaron de que el proyecto de ampliación se proponía por La Ricarda porque, si la pista crecía por el lado opuesto, encontraría la resistencia de los vecinos ricos de Gavà Mar. Estos se defienden, y explican, a través del presidente de su asociación a este priódico, que si la pista creciera por su lado, "afectaría a otro espacio natural", El Remolar.

Porque la tercera pista de El Prat está encajonada entre La Ricarda y El Remolar, y cualquier alargamiento tendría un coste ambiental. Puestos a elegir, los diseñadores del proyecto prefirieron sacrificar La Ricarda, donde no había, además, vecinos dispuestos a iniciar un "Vietnam".

Barrio de pilotos y controladores

Una de las claves para entender el papel que ha jugado esta zona residencial en frenar el proyecto es la presencia de pilotos y controladores aéreos. Su conocimiento de las aeronaves y del funcionamiento de la infraestructura ha permitido a la Asociación de Vecinos entregar informes técnicos y dar información relevante que las administraciones han tenido que escuchar.

El funcionamiento actual de las pistas fue propuesto por Víctor Barriales y Jorge Sanz, un controlador y un piloto, respectivamente, residentes de Gavà Mar. El último elaboró otro informe para hacer frente a la polémica ampliación que ahora ha sido paralizada. En él indicó que el El Prat opera a un 70% de su capacidad y que, de hecho, nunca ha funcionado al máximo desde el año 2009. Con esto explica que una obra de ampliación es innecesaria, porque aun queda un 30% de capacidad por explotar con las instalaciones actuales.

El informe también señala que, en la pista supuestamente corta de 2.600 metros que se quiere ampliar, ya despega sin problemas el avión más grande del mundo, un A380 de Emirates que cubre a diario la ruta Barcelona-Dubai. Por otro lado, el documento recuerda también que El Prat cuenta ya con 45 líneas intercontinentales y que, convertirlo en un hub de este tipo sería casi imposible pues la tendencia es que cada vez operen más aerolíneas 'low cost' en el aeropuerto.

Vista aérea de parte de la urbanización Gavà Mar.

Vista aérea de parte de la urbanización Gavà Mar. AAVV Gavà Mar

El texto también decía que el coste de la ampliación, además de la irreparable pérdida de La Ricarda, supondría un aumento injustificado de la contaminación acústica y química a la que ya están expuestos los vecinos de Barcelona. En concreto, el área metropolitana es la sexta más contaminada de Europa y está por encima de la media del resto de ciudades españolas.

Los vecinos propusieron finalmente que, si Aena tenía la intención aumentar la capacidad de pasajeros que transitan por Barcelona, lo hiciese usando los aeropuertos de Reus y Girona, mejorando las conexiones ferroviarias de ambos con El Prat. Es decir, querían que El Prat funcionase como el aeropuerto londinense de Heathrow, donde operan las principales aerolíneas y las que más pagan, que a suvez está conectado con otros aeropuertos más lejanos a la ciudad como Gatwick, Stansted o Luton.

Para Aena y su presidente, sin embargo, esto es inaceptable. SU objetivo es que El Prat aumente su capacidad de 50 a 70 millones de pasajeros y que una nueva infraestructura haga el aeropuerto atractivo a grandes aerolíneas que ahora mismo rechazan operar en el aeropuerto catalán. Por el momento, los vecinos de Gavà Mar se han salido con la suya. "Queremos que se quede como está", concluye Carlos Domènech, el líder de los vecinos.