Málaga se ha convertido en uno de los centros de operación de la mafia.

Málaga se ha convertido en uno de los centros de operación de la mafia.

Reportajes Investigación

La Costa del Sol ya es La Costa Nostra: así llama la pujante mafia italiana al sur de España

Estas organizaciones tienen cada vez más presencia en la península ibérica. El goteo de italianos detenidos no cesa en los últimos tiempos.

14 febrero, 2021 01:40

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Un abogado espera con diligencia su turno en la cola de la ventanilla de un juzgado de Málaga, la mañana de este pasado miércoles. Mientras aguarda a que le atienda un funcionario, el letrado escucha a este periodista hablar sobre la mafia italiana con su compañero fotógrafo. De repente, el hombre interviene en la conversación. 

“Aquí los mafiosos italianos están muy implantados, aunque no dé esa sensación. En el sur de Italia y entre la gente que tienen aquí ya llaman la Costa Nostra a la Costa del Sol. Yo suelo representar a quienes ellos hacen daño. Y no son pocos”.

La mafia italiana ha extendido sus tentáculos por medio mundo. La Camorra napolitana, la Cosa Nostra siciliana, la 'Ndrangueta calabresa… Las mayores bandas criminales de Italia, todas ellas implantadas en el sur del país pero con ramificaciones en Roma, Milán o Turín, han expandido su poder también a España, país vecino al otro lado del Mediterráneo.

“Principalmente, aquí tienen a gente para gestionar sus negocios criminales en la zona del Levante español, desde el norte de Cataluña hasta Málaga y Cádiz. Enfrente tienen su país, es por eso que esta zona de España les interesa mucho. Los puertos son siempre muy golosos para los ‘malos’. La mafia lo toca todo: narcotráfico, blanqueo de capitales, armas, apuestas deportivas, urbanismo...”, coinciden varias fuentes policiales consultadas por EL ESPAÑOL. 

“En la Costa del Sol se mueven mucho por el tema de la cocaína y el hachís. En una zona tan cosmopolita como esa pasan desapercibidos. En muchas ocasiones usan restaurantes italianos como tapadera para tener una base de operaciones y, cómo no, lavar dinero”, puntualizan las fuentes. “Eso sí, son muy profesionales. Saben bien a qué juegan”. 

Uno de los mayores golpes dados en los últimos años contra la mafia italiana en España fue en 2018. Un año antes, la justicia española empezó a colaborar con la Fiscalía de Varese, ciudad vecina a Milán, para desarticular una “sucursal abierta por la 'Ndrangueta en la Costa del Sol”, explica el fiscal antidroga de Málaga, Fernando Bentabol, en conversación con este periódico. 

Se detuvo en distintas fases a 44 personas, entre italianas y españolas. Parte del operativo se desarrolló en el país transalpino. Los investigadores constataron que “la organización criminal más importante del mundo occidental”, según Giuseppe Governale, general de los Carabineros italianos y máximo responsable de la Dirección Investigativa Antimafia (DIA), había establecido hilo directo con miembros del clan linense de los Castañas, a su vez la mayor banda de Europa de proveedores de hachís. Dos transatlánticos de la delincuencia trabajando de la mano. 

El fiscal antidroga de Málaga, Fernando Bentabol, en su despacho, este pasado miércoles.

El fiscal antidroga de Málaga, Fernando Bentabol, en su despacho, este pasado miércoles. Marcos Moreno

Aunque el caso todavía se investiga en el Juzgado de Instrucción número 3 de Málaga, el fiscal Bentabol espera poder presentar pronto su escrito de acusación. Como jefe de la organización situará a Denis Sarro, un capo que la 'Ndrangueta había enviado a España para surtirse de toneladas de hachís con las que luego traficar en Italia. Una de las características de la mafia italiana es el férreo control de determinados territorios llevado a cabo por familias. Entre los detenidos figuraban también dos tíos de Sarro, su suegro y un primo. 

Sarro y su gente tenían alquilado un hotel rural al completo en Jimena de la Frontera (Cádiz). Les costaba 8.000 euros mensuales. Era su cuartel de operaciones. Sobre Sarro, casado con una influyente miembro de la 'Ndrangheta cuya familia tiene varias pizzerías-tapadera en Cataluña, pesaba una orden internacional de búsqueda y captura. Sarro vivía a todo tren en la elitista urbanización Sotogrande, en Cádiz. 

Entre los detenidos del lado español figuraban dos miembros de renombre dentro del clan de los Castañas. El primero, Samuel Crespo. Se le detuvo el 27 de junio de 2018 dentro de aquel hotel. Llevaba cinco meses huido después de que una veintena de encapuchados le ayudaran a fugarse del hospital de La Línea de la Concepción (Cádiz) cuando permanecía escoltado por una pareja de policías nacionales. 

“Sus nuevos clientes italianos le ayudaron a protegerse y a evitar su detención durante ese tiempo. Sin ellos, habría caído mucho antes”, explican fuentes de la investigación.

El día de la detención de Samuel Crespo estaba junto a él otro miembro de su banda, David Amat, apodado el Tinte. Ambos eran gente de confianza de Antonio y Francisco Tejón, los líderes del clan los Castañas. Con Antonio en prisión desde hacía tres semanas y con Francisco fugado de la justicia -se entregó en octubre de ese mismo año-, Samuel Crespo y el Tinte ejercían de mediadores con los italianos, cuenta un funcionario policial al corriente de los hechos.  

El día de la detención de ambos, en aquel hotel rural también se encontraba Denis Sarro. Los investigadores entienden que en aquel momento se estaba realizando una reunión “al más alto nivel” entre la sucursal de la 'Ndrangueta en España y los emisarios de los Castañas

Sarro “era un miembro importante de la 'Ndrangueta, un líder, no me cabe duda”, explica el fiscal antidroga de Málaga. “Estaba todo el día yendo y viniendo a Italia. Él es quien cerraba los tratos aquí. Primero estableció contactos con los traficantes marroquíes. Luego, directamente con la gente de los Castañas, a los que vieron fiables en la entrega de la mercancía”.

La organización de Sarro alquiló un hotel rural en Jimena de la Frontera (Cádiz) por 8.000 euros mensuales.

La organización de Sarro alquiló un hotel rural en Jimena de la Frontera (Cádiz) por 8.000 euros mensuales. EE

La camiseta del Milán

Tras su detención, Denis Sarro ingresó en la prisión malagueña de Alhaurín de la Torre. Al poco de su encarcelamiento la 'Ndrangueta envió a emisarios para contratar abogados. Consiguieron sobornar a un funcionario de la cárcel que le introducía teléfonos móviles, le suministraba medicinas y le borraba visitas a prisión, por lo que Sarro podía recibir a su gente con más frecuencia que el resto de presos. Ese funcionario fue apartado de su trabajo en la cárcel. La jueza abrió una pieza separada para investigarlo. 

Aquellos emisarios procedentes de Italia también contactaron con dos empresas que fletaban helicópteros. Los investigadores policiales consiguieron intervenir los teléfonos de Sarro. En las comunicaciones desde prisión que tenía con el exterior se le escuchaba dar indicaciones de dónde se encontraba.

“Decía que él estaba donde vieran una camiseta del Milán asomando por el ventanuco de la celda”, explican fuentes de la Guardia Civil.

“El mero hecho de planificar una fuga de un preso en España ya denota la envergadura de esta gente”, explica el fiscal antidroga de Málaga. “No lo consiguieron, pero planificarlo ya es mucho”. Sarro consiguió salir en libertad bajo fianza a principios de 2019. Se encuentra a la espera de juicio. 

En la operación Alianza, gracias a la que se le pudo apresar, se intervinieron 2.744 kilos de hachís. Solían enviar la mercancía en camiones a bordo de barcos que partían, principalmente, del puerto de Valencia. Las fuerzas policiales también se incautaron de 72.000 euros en metálico, 12 armas de fuego y 14 vehículos, entre otros efectos. 

Goteo continuo

El goteo de detenciones de italianos en España es continuo. Los arrestos indican que las mafias del país tienen cada vez mayor presencia en España. En junio de 2020, la Policía Nacional detuvo en Fuengirola, uno de los pueblos de la Costa del Sol, a un napolitano al que buscaban en su país. El prófugo, de 47 años, era un destacado enlace de la Camorra en la provincia de Málaga.

Cinco meses antes, en febrero del año pasado, la Guardia Civil de Málaga arrestó a Massimiliano Alieandri, un mafioso de la Camorra napolitana que se había fugado de su país después de que la policía italiana diera un serio golpe a su organización. Alieandri estaba considerado el cabecilla de una organización criminal dedicada al tráfico de cocaína con ramificaciones en diversos países. 

En la operación Alianza las fuerzas policiales se incautaron de 2.700 kilos de hachís. Colaboraron con la Fiscalía italiana.

En la operación Alianza las fuerzas policiales se incautaron de 2.700 kilos de hachís. Colaboraron con la Fiscalía italiana. EE

Se ocultaba en Benalmádena y tenía en vigor una Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) dictada por la Fiscalía Antimafia de Roma. Llevaba más de un año escondido en localidades de la Costa del Sol. Los agentes españoles le siguieron la pista durante varias semanas. Antes de arrestarlo averiguaron que frecuentaba algunos restaurantes italianos a lo largo del litoral costasoleño.

Las detenciones de capos de la mafia italiana en España son cada vez más frecuentes en los últimos años. En diciembre de 2018, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil detuvo a Giuseppe R., de 64 años, el hombre clave de los clanes de la mafia romana para el narcotráfico. Estaba asentado en la localidad costasoleña de Manilva. Se le detuvo junto a su hijo, convertido en su mano derecha. De nuevo, la familia.

Por sus manos pasó durante la última década la mayor parte del hachís que su organización, la Banda della Marranella, distribuía por las calles de Roma casi en régimen de monopolio.

La hacía llegar desde Marruecos hasta Italia mediante el uso de autocaravanas. Si necesitaba más hachís no dudaba en robárselo a otros narcos a través de vuelcos en los que empleaba una violencia extrema que incluía secuestros, tiroteos y torturas.

“La mafia italiana ya está aquí”, explica un alto funcionario policial que lucha contra el crimen organizado en el sur de España. “Nuestro reto es impedir que la Camorra o la 'Ndrangueta lleguen a implantarse como en su país, donde controlan territorios y negocios como la basura o la construcción. En la Costa del Sol debemos andar con mucho ojo”.