Soldados ucranianos patrullando en Járkov. Reuters
Ucrania encuentra problemas para movilizar voluntarios
El reclutamiento para el servicio militar se ha convertido en un reto cada vez mayor para Kiev. Existe una brecha creciente que resulta desmoralizadora y plantea problemas para la cohesión sociopolítica ucraniana.
Durante los primeros meses de la invasión a gran escala de Rusia, iniciada en febrero de 2022, numerosos voluntarios ucranianos —hombres y mujeres— se unieron a las Fuerzas Armadas de Ucrania (ZSU), incluidas las Fuerzas de Defensa Territorial, para defender a su patria.
La capacidad inicial de las ZSU para hacer retroceder a un ejército ruso mucho más numeroso sorprendió al mundo.
Igualmente asombrosa ha sido la capacidad de Ucrania para mantener en gran medida el frente contra Rusia hasta hoy. Pocos países europeos habrían podido hacerlo.
Desde 2023, sin embargo, el reclutamiento de más hombres y mujeres para el servicio militar se ha convertido en un reto cada vez mayor para Kiev.
Existe una brecha creciente entre, por un lado, quienes sirven sin saber cuándo serán desmovilizados y, por otro, aquellos que han logrado evadir la movilización. Esta desigualdad resulta desmoralizadora y plantea problemas cada vez más graves para la cohesión sociopolítica ucraniana.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, graba un vídeo desde Kupiansk. Reuters
Los principales factores responsables de la escasez de personal en las Fuerzas Armadas de Ucrania son la debilidad institucional y la corrupción, el cansancio social y el agotamiento mental, las deficiencias en el entrenamiento militar y en el liderazgo, las limitaciones demográficas y económicas, y el impacto de la propaganda rusa.
Existe un intenso debate público, político y académico sobre cómo superar estos obstáculos. La cuestión de fondo es cómo motivar a más ucranianos para que se alisten voluntariamente, sean reclutados y permanezcan en servicio activo.
Una ley de movilización de 2024, así como otras reformas en curso o previstas, abordan la divergencia entre la continua necesidad de soldados y la creciente renuencia de la población a servir.
Entre otras medidas, se ha mejorado el sistema de registro de hombres aptos para el reclutamiento y de potenciales mujeres soldado, y se han aclarado las normas de movilización.
Otros cambios incluyen o prevén aumentos salariales para todas las categorías del personal militar, bonificaciones por la firma de un contrato o una mayor capacidad de elección sobre el tipo de servicio y la unidad. Así como condiciones preferentes para los jóvenes de entre 18 y 24 años.
Sin embargo, estos avances no han frenado hasta ahora el aumento del déficit de efectivos en servicio activo.
De forma aún más preocupante, la cuestión no resuelta de la movilización pone en riesgo la reputación de Ucrania ante sus socios internacionales.
"Los cambios propuestos buscan aumentar el atractivo del servicio militar. Y van desde mayores incentivos económicos hasta la mejora de la formación y el mando"
En el pasado, algunos analistas estadounidenses argumentaron que Ucrania ya ha recibido las armas necesarias de sus aliados occidentales y que ahora le corresponde aportar la mano de obra para utilizarlas con eficacia.
El reclutamiento militar se ha convertido en un asunto de credibilidad nacional.
No solo el Gobierno y las ONG ucranianas están debatiendo cómo resolver las diversas cuestiones, sino también los observadores extranjeros.
Numerosos comentaristas han señalado que el Gobierno y el Parlamento deberían aspirar a:
(a) crear condiciones más justas, equitativas y atractivas para el servicio militar;
(b) abordar la cuestión de la desmovilización con normas transparentes;
(c) actuar con firmeza frente a la corrupción y el mando incompetente; y
(d) reforzar la confianza pública, la cohesión social y la unidad nacional.
Las nuevas ideas que barajan el Gobierno ucraniano, la comunidad experta nacional e internacional y la sociedad civil para resolver los problemas de personal son variadas.
Los cambios propuestos buscan aumentar el atractivo del servicio militar. Y van desde mayores incentivos económicos para el servicio en primera línea hasta la mejora de la formación y el mando, la lucha contra la mala gestión, el uso ampliado de vehículos no tripulados para operaciones de asalto, una mayor rotación y permisos más largos.
También se debate la posibilidad de un reclutamiento neutral en cuanto al género y un mayor recurso a mercenarios extranjeros.
"Los países que acogen refugiados ucranianos podrían considerar cómo promover iniciativas que les motiven a regresar a su país y alistarse en las Fuerzas Armadas"
Los socios internacionales de Ucrania pueden contribuir proporcionando a las Fuerzas Armadas salarios competitivos, equipamiento de alta calidad, atención médica de primer nivel y armamento moderno y suficiente.
Es necesario reforzar la capacidad de Ucrania para defenderse con armas de largo alcance y realizar el máximo posible de operaciones en primera línea mediante el uso de vehículos no tripulados.
Las organizaciones y entidades ucranianas que promueven reformas militares y medidas anticorrupción deben recibir respaldo externo. Igualmente, los esfuerzos para atender a los soldados heridos o traumatizados y reintegrar a los veteranos en la sociedad requieren un apoyo internacional más sostenido.
Los socios europeos deberían desplegar, en el marco de la iniciativa SkyShield, aviones interceptores en el oeste y el centro del país, con el fin de crear una zona de protección aérea integrada que permita trasladar tropas y equipo desde la retaguardia hasta el frente oriental.
Por último, los países que acogen hoy a un número significativo de refugiados ucranianos podrían considerar, junto con las embajadas de Ucrania, cómo promover iniciativas y medidas que motiven a hombres y mujeres a regresar a su país y alistarse en las Fuerzas Armadas.
Los aliados de Kiev deberían seguir apoyando a Ucrania con toda su influencia —política, económica y de seguridad— para salvaguardar su soberanía en el proceso liderado por Estados Unidos para alcanzar una solución negociada y crear las condiciones para una paz justa y duradera.
Rusia afronta esas negociaciones con la exigencia de limitar la soberanía ucraniana en cuanto al tamaño de su ejército y su capacidad para recibir ayuda externa.
Tales restricciones agravarían los desafíos del país en materia de autodefensa, movilización, formación militar, sistema político y cohesión social. Y aumentarían el riesgo de futuras agresiones rusas que podrían afectar no sólo a Ucrania, sino también a otros países europeos.
***Jakob Hedenskog y Andreas Umland son analistas del Centro de Estudios sobre Europa Oriental del Instituto Sueco de Asuntos Internacionales.