Vladímir Putin conduce una limusina junto a Kim Jing Un, durante su visita a Pyongyang el año pasado.

Vladímir Putin conduce una limusina junto a Kim Jing Un, durante su visita a Pyongyang el año pasado. Reuters

Tribunas

Xi Jinping empieza a estar celoso del 'bromance' entre Kim Jong-un y Putin

El regreso de Trump y el creciente alineamiento de Corea del Norte con Rusia han intensificado los temores en Pekín de perder su tradicional influencia estratégica sobre Pyongyang.

Publicada

En medio de los recientes esfuerzos de Estados Unidos por acelerar las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania (en términos favorables a Moscú), China observa con creciente inquietud el fortalecimiento de los lazos entre Corea del Norte y Rusia, marcado por un nuevo tratado estratégico y el despliegue de tropas norcoreanas.

Las negociaciones de Washington con el Kremlin parecen estar motivadas no sólo por el objetivo de poner fin al conflicto en Ucrania, sino también por una estrategia más amplia para reconfigurar el orden de seguridad global a través de relaciones bilaterales reforzadas.

La estrategia de la Administración Trump en materia de arquitectura de seguridad internacional gira en torno a un objetivo central: aislar aún más a China. Para ello, contempla no sólo un acercamiento a Rusia, sino también posibles vínculos con Corea del Norte.

Ante la tibia respuesta de Pekín frente al alineamiento con Pyongyang y Moscú y al tema nuclear, Kim Jong-un ha optado por volcarse hacia el presidente ruso, Vladímir Putin, que mantiene una comunicación regular con Trump y ha expresado respaldo a la postura norcoreana, es visto como un mediador potencial. En este contexto, se entiende el empeño de Kim por reforzar la relación con Rusia.

El presidente chino Xi Jinping probablemente experimenta una mezcla de ansiedad e incomodidad ante la posibilidad de un "bromance" entre Vladimir Putin, Donald Trump y Kim Jong-un.

Kim Jong-un y Xi Jinping.

Kim Jong-un y Xi Jinping. Reuters

La perspectiva de un giro en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia tras el regreso de Trump a la Casa Blanca, sumada al creciente alineamiento de Corea del Norte con Moscú, ha intensificado los temores en Pekín de perder su influencia estratégica en el noreste asiático y su tradicional control sobre Pyongyang. Como respuesta, es probable que China vaya a redoblar esfuerzos por recomponer sus relaciones tensas con Corea del Norte, con el objetivo de devolverla a su órbita de influencia.

Antes de sacar conclusiones precipitadas, China debe evaluar cuidadosamente una serie de incertidumbres que podrían moldear los desarrollos futuros. Un factor clave es la incertidumbre en torno a los objetivos cambiantes de las negociaciones y la posible reanudación de las conversaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte, así como sus posibles resultados.

Desde el colapso de la cumbre de Hanoi, Kim Jong-un ha avanzado en sus capacidades nucleares, y en septiembre del año pasado (justo antes de las elecciones presidenciales de EEUU) desveló inesperadamente sus instalaciones de enriquecimiento de uranio, un tema crucial en las negociaciones de Hanoi.

Este se interpreta ampliamente como un mensaje claro de que Kim busca ser reconocido como un Estado poseedor de armas nucleares, al mismo tiempo que rechaza las conversaciones centradas en la desnuclearización.

Algunos expertos sugieren que la referencia pública del presidente Trump a Corea del Norte como una "potencia nuclear", junto con su demostración de una relación personal cercana con Kim Jong-un, hace más probable que el objetivo de Kim se convierta en realidad.

Sin embargo, interpretar esto como una señal de que Trump tiene la intención de entablar conversaciones sobre reducción de armas nucleares con Kim requiere más cautela.

"La estrategia de la Administración de Trump en materia de arquitectura de seguridad internacional gira en torno a un objetivo central: aislar aún más a China"

De hecho, la Administración Trump ha reafirmado recientemente su compromiso con el principio de la desnuclearización total de Corea del Norte, a través de declaraciones conjuntas con los ministros de Exteriores de Corea del Sur y Japón, así como en la Reunión de Ministros de Exteriores del G7. Esto resalta la clara intención de mantener una estrecha coordinación con los aliados en la cuestión norcoreana.

En segundo lugar, la durabilidad de la relación creciente entre Corea del Norte y Rusia sigue siendo incierta. La principal prioridad de posguerra para el presidente Putin será probablemente la normalización de la economía rusa, lo que incluye la flexibilización de las sanciones internacionales y la recuperación de los daños sufridos durante el conflicto.

Dada la generalizada rusofobia en Europa, Moscú probablemente priorizará construir un puente para una presencia más fuerte en la economía de la región Asia-Pacífico, desplazando sus prioridades estratégicas de Corea del Norte (cuyo valor para Rusia podría disminuir tras la guerra) hacia Corea del Sur.

Si se produce este cambio, Kim Jong-un, quien ha brindado un fuerte apoyo al esfuerzo bélico de Putin, podría sentir una profunda sensación de traición y resentimiento, lo que podría llevarlo a recurrir a China.

El problema para China es que, si pasa por alto estas variables y se apresura a restaurar las relaciones con Corea del Norte, Pyongyang podría explotar estratégicamente la situación, lo que podría causar daños irreversibles a los intereses nacionales chinos.

Es probable que Corea del Norte resalte sus crecientes vínculos con Rusia para inflar su posición negociadora y aumentar el precio de mejorar las relaciones con Pekín. Con las negociaciones sobre control de armas nucleares con Estados Unidos en mente, Kim Jong-un podría utilizar esta dinámica para presionar a China, indicándole que la desnuclearización ya no es un objetivo viable. Además, Kim podría exigir un aumento del apoyo económico de China, lo que socavaría efectivamente los esfuerzos por hacer cumplir las sanciones.

Si China cede a tales demandas, Kim Jong-un (respaldado por el apoyo tanto de Rusia como de China) podría sentirse impulsado a llevar a cabo niveles sin precedentes de aventurismo militar, incluidas provocaciones nucleares y/o convencionales, para elevar la cuestión nuclear norcoreana a una prioridad aún mayor.

"China debe ser consciente de que alejarse de su postura sobre la desnuclearización para ganarse nuevamente el favor de Corea del Norte podría resultar contraproducente"

Estados Unidos podría utilizar esta escalada como una justificación para redesplegar armas nucleares tácticas en la península de Corea. O para aumentar significativamente los activos militares estratégicos en la región, con el fin de intensificar la presión sobre China.

China debe ser consciente de que alejarse de su principio sobre la desnuclearización para ganarse nuevamente el favor de Corea del Norte podría resultar contraproducente, generando un serio debate sobre el armamento nuclear en Corea del Sur.

Dado que Corea del Norte representa una amenaza nuclear real y en ascenso, la crítica internacional hacia las posibles ambiciones nucleares de Seúl podría no ser tan fuerte como en el pasado. De hecho, el apoyo a la armamentización nuclear surcoreana ya está ganando terreno dentro de Estados Unidos.

Un cambio de esta naturaleza podría desencadenar una ola más amplia de contagio nuclear en Taiwán y Japón, un escenario que representaría una pesadilla para la visión de Xi sobre el "Sueño Chino".

En medio de la compleja dinámica geopolítica del noreste asiático, China debe evaluar cuidadosamente qué curso de acción se alinea mejor con sus intereses nacionales fundamentales. El énfasis de Kim Jong-un en sus crecientes vínculos con Rusia parece tratarse menos de un desacoplamiento de China y más de atraer estratégicamente a Pekín a su juego.

A pesar de su desconfianza y descontento personales, Kim es plenamente consciente de que China sigue siendo un socio estratégico indispensable. Por lo tanto, en lugar de alinearse precipitadamente con el enfoque de Corea del Norte, China estaría mejor servida al mantener sus principios de desnuclearización y apoyo a las sanciones de la ONU, mientras continúa interactuando y persuadiendo a Pyongyang.

*** Jeong Jae-uk es profesor de la Universidad de Hoseo en Corea del Sur.