Alekséi Navalni, antes de ser detenido por la policía rusa.

Alekséi Navalni, antes de ser detenido por la policía rusa. Reuters

LA TRIBUNA

Defendamos la sociedad abierta y plural en Ucrania

El futuro de la democracia en el este de Europa pasa por reconstruir la maltrecha sociedad civil desarticulada por Vladímir Putin para afianzarse en el poder.

15 marzo, 2022 02:28

Mientras las tropas rusas avanzan hacia Kiev, la capital de Ucrania, el Tribunal Supremo de Rusia ha liquidado definitivamente la ONG Memorial. Se trata de la organización de derechos humanos más antigua y célebre de Rusia.

Un manifestante es detenido por los antidisturbios en 2019 en Moscú.

Un manifestante es detenido por los antidisturbios en 2019 en Moscú. Efe

La coincidencia temporal entre el cierre de la organización y la invasión de Ucrania es un grave recordatorio de lo que está en peligro como resultado de la agresión de Vladímir Putin. Y una advertencia de lo que nos jugamos en esta guerra. 

Incluso en mitad de un ataque militar brutal, Ucrania todavía conserva lo que Rusia ha perdido: medios y jueces independientes, organizaciones de derechos humanos, activistas anticorrupción, y demás personas y grupos que trabajan para asegurarse de que el sistema funciona para todo el mundo, incluidos los más débiles.

En resumidas cuentas, Ucrania aún tiene sociedad civil. Esta es la esencia de una democracia vibrante y robusta. Pero para Putin esto es un sacrilegio.

The Open Society Foundations lleva apoyando a la sociedad civil en el este de Europa y Eurasia y en el resto del mundo durante tres décadas. Esto incluye la apertura en 1990 de la International Renaissance Foundation en Ucrania.

Los proyectos que hemos fomentado desde la fundación abarcan la lucha contra la corrupción, becas para estudios universitarios, el apoyo a las reformas de la sanidad pública y el desarrollo de un sistema de asistencia legal accesible.

También trabajábamos en Rusia apoyando reformas legislativas, luchando contra la expansión del VIH e incluso pagando durante un tiempo los salarios de antiguos científicos soviéticos. Pero esto fue antes de que Putin lo cerrase todo.

Temeroso de las revueltas sociales que derrocaron a sus hombres fuertes en países considerados aliados, como Georgia, la antigua Yugoslavia y también Ucrania, Putin consideró que la sociedad civil representaba una amenaza para la consolidación de su poder. Hará lo mismo si consigue imponerse en Ucrania.

Entonces, ¿qué deberíamos hacer como fundación filantrópica?

Con cientos de miles de personas huyendo de Ucrania, y millones afectados por la terrible situación que vive el país, la demanda de ayuda humanitaria es enorme y los voluntarios ya están trabajando en una operación masiva de ayuda.

"Debemos redoblar los esfuerzos en defensa de una sociedad abierta y secundar todas las voces en solidaridad con Ucrania que Putin quiere silenciar"

Pero apoyar las esperanzas de Ucrania de lograr un futuro democrático e independiente (y, en general, hacer frente al hostigamiento de Putin contra los Gobiernos democráticos del este de Europa y Asia Central) requiere algo más que ayuda humanitaria.

Se necesita redoblar los esfuerzos en defensa de una sociedad abierta. Secundar la miríada de voces y grupos que luchan por la dignidad humana y por un gobierno sometido a controles. En Kazajistán, en Hungría, en Polonia, en Moldavia, en Kirguistán, en Armenia. Todas las voces pueden ser movilizadas en solidaridad con Ucrania. Todas las voces que Putin quiere silenciar.

Por eso hemos lanzado el Ukraine Democracy Fund, dotado con veinticinco millones de euros que serán destinados a los asediados grupos de la sociedad civil de Ucrania y de los países de la región. Invitamos a otros financiadores, incluidos los filántropos y el sector privado, a contribuir en esta iniciativa. Esperamos llegar a recaudar aproximadamente noventa y un millones de euros.

El cierre de Memorial representa sólo una parte del silenciamiento de voces independientes que Putin ha venido impulsando a media que afianzaba su poder. Este acallamiento de los disidentes más valientes ha llegado en ocasiones hasta el asesinato. Entre ellos, el de los activistas por los derechos humanos Natalia Estemirova y Stanislav Markelov, asesinados en 2009; el de la periodista Anna Politkovskaya, tiroteada en 2006; y el del líder de la oposición, Boris Nemtsov, en 2015.

"En Rusia ya no hay una oposición organizada a la guerra de Putin, ni protestas masivas, ni debate crítico en una televisión controlada enteramente por el presidente y sus amigos"

El opositor más destacado de Rusia, Alekséi Navalni, cumple hoy una condena de dos años y medio en una colonia penitenciaria. Antes de su ingreso en prisión, sobrevivió a un intento de envenenamiento en 2020 mediante el agente nervioso novichok.

En Rusia ya no hay una oposición organizada a la guerra de Putin. Tampoco protestas masivas ni debate crítico en una televisión controlada enteramente por Putin y sus amigos. En una sociedad cerrada, sólo una opinión prevalece. Aunque sea la voz de la locura y la destrucción.

No podemos anticipar el resultado de la guerra de Ucrania. Pero tenemos un mal presentimiento. Es difícil no acordarse de la toma de Checoslovaquia por los nazis en 1938.

Mientras la lucha armada continúa, desde Open Society, y en colaboración con nuestros socios, seguiremos apoyando nuestra fundación en Ucrania, a todos los grupos que trabajan con ella y al resto de voces independientes de la región. Juntos haremos retroceder al silencio.

En algún momento, las armas callarán. Cuando lo hagan, independientemente del resultado, sabemos dónde estaremos. Estaremos con aquellos que entienden que la supervivencia de la humanidad, y nuestra capacidad para superar los desafíos existenciales, exige oponerse a la barbarie de la ley del más fuerte que propone Putin.

Necesitamos una sociedad abierta, tolerante y democrática.

*** Alexander Soros es vicepresidente de la Open Society Foundations.
*** Texto original traducido por Víctor Núñez

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