Pedro Sánchez ha acelerado su acercamiento con Carles Puigdemont durante esta semana, con la aprobación de la oficialidad del catalán en el Congreso y su promoción en la UE, y las palabras del presidente a favor de la "desjudicialización" del "conflicto". El último sondeo elaborado por SocioMétrica, que publica hoy EL ESPAÑOL, permite entender el porqué.

Si hoy se celebrase una repetición electoral, el PSOE perdería dos de los 121 escaños que obtuvo el 23-J. Y el PP aumentaría su ventaja, colocándose en los 149 diputados, y rebasando la mayoría absoluta con el apoyo de Vox hasta llegar a los 177.

Por ello, cabe especular que, de volver a las urnas, el factor del temor PP y Vox ya no entraría en juego. Y que se daría una concentración aún mayor del voto útil en Alberto Núñez Feijóo, el candidato preferido por el 40,6% de los encuestados como presidente del Gobierno, para desalojar a Sánchez, .

No sorprenden estas estimaciones a la vista del notorio desgaste que le están suponiendo a Sánchez sus negociaciones con Junts. Porque lo tendría muy difícil para justificar su disposición a aprobar una ley de amnistía que en vísperas del 23-J negaba tajantemente siquiera estudiar.

El descontento ante la impopular medida sería capitalizado por Feijóo. Como se desprende de nuestra encuesta, el 4,6% de las personas que votaron al PSOE en las últimas elecciones se pasaría al PP.

El margen con el que cuenta Sánchez es tan exiguo que no está en condiciones de arriesgarse a unas segundas elecciones. Lo cual explica que esté intentando garantizarse la investidura por todos los medios.

Esta situación, a su vez, refuerza la posición de Puigdemont, que este mismo sábado ha continuado su campaña de presión al PSOE en redes sociales. Al prófugo le está funcionando ante las bases separatistas su apuesta por la línea dura con Moncloa. A la luz de las estimaciones de SocioMétrica, Junts también saldría beneficiado en caso de repetición electoral en Cataluña, poniéndose por delante de ERC. Algo que arroja luz sobre la presencia de Oriol Junqueras el pasado martes en el Congreso de los Diputados, para atribuirse también las conquistas arrancadas a Sánchez.

El PSOE va a apurar los plazos sin llegar a activar la convocatoria automática de unos nuevos comicios. El fracaso de la investidura de Feijóo el próximo viernes marcará el inicio del despliegue de la munición argumental de Moncloa para tratar de minimizar el coste político de la amnistía.

Habrá de estar el PSOE muy convincente durante el debate previo para persuadir a los españoles de la bondad de su acuerdo con los independentistas. Porque el rechazo social al olvido penal que el Gobierno prepara para Puigdemont y los suyos crece por momentos. Y Ferraz ya no es capaz de acallar las voces de ese "PSOE de ayer" que se ha destacado en contra de este atropello jurídico y moral.

Por eso el partido ya tiene esbozada la justificación para este enésimo "cambio de opinión", con palabras grandilocuentes que hablan de "imprimir un nuevo cauce a la gestión de un nuevo tiempo".

Pero ningún eufemismo ni nomenclatura abstrusa podrán soslayar la cuestión de fondo: la proclividad temeraria de Sánchez a satisfacer las inaceptables e insaciables reclamaciones de los independentistas a cambio de la coyuntural y magra ganancia de una investidura oprobiosa y una legislatura precaria.

Porque no se trata solo de la medida de gracia para borrar los delitos del procés, que incluso destacados referentes progresistas del Derecho han calificado de "inconstitucional". Este periódico pudo saber que Sánchez prepara un plan Cataluña más amplio de "rencuentro" o "reconciliación", que junto a la amnistía entregará más inversión y competencias al separatismo.

Y todo con el horizonte de intentar que su investidura pueda producirse ya con un acuerdo cerrado que incluya la amnistía y los Presupuestos en la segunda quincena del mes de octubre. También la mayoría de españoles, un 51,4% según SocioMétrica, creen que Sánchez saldrá elegido presidente después del intento fallido de Feijóo.

El acto contra la amnistía convocado hoy por el PP será el primer termómetro para avizorar la magnitud de la repulsa ciudadana a la hoja de ruta de Sánchez hacia el precipicio. Si es un éxito, le sobrarán los motivos al PSOE para continuar con su política de concesiones. Y a Junts y ERC para seguir elevando el precio de sus votos.