Este viernes, Gobierno y Ciudadanos se han dado cita en Moncloa para pactar las "reformas necesarias" con las que afrontar las consecuencias de la pandemia. Más allá del contenido de la reunión, la fotografía de ambas delegaciones marca un punto de inflexión en la legislatura. 

El papel impulsor que en esta iniciativa tiene Carmen Calvo, devuelve a la vicepresidenta el protagonismo perdido durante su convalecencia, que ha sido aprovechado por Pablo Iglesias para mostrar músculo dentro del Gobierno. 

Camino correcto

La disyuntiva que se le planteaba a Inés Arrimadas tras el batacazo electoral y la marcha de Albert Rivera, era desaparecer en la irrelevancia mientras consolidaba la dinámica estéril de bloques ideológicos, o mover pieza y poner en valor sus 10 escaños.

Ciudadanos ha optado por sacudir el tablero para tratar de influir en la gobernabilidad y centrar al Gobierno. La indignación de ERC o de Bildu es la prueba de que el camino elegido es e correcto. 

Cambio de escenario

El acercamiento de Arrimadas al Ejecutivo ha sido celebrado en el PP, que dice encontrar ahora una "autopista" en el centroderecha. Es verdad que el giro de Cs supone renunciar definitivamente a competirle el voto de la derecha tradicional al Partido Popular, pero se equivocará Casado si cree que va a heredar ese espacio porque sí.   

También es cierto que, conociendo los equilibrismos de Sánchez, todo paso adelante puede volverse hacia atrás sin previo aviso. Conviene que Arrimadas ande con cautela. Pero algo ya ha conseguido: recuperar el diálogo tras unas semanas de tensión asfixiante y abrir vías al entendimiento en un país que necesita consensos.