En una situación de crisis y de violencia como la que se vive en Cataluña, las instituciones han de saber usar el poder de lo simbólico. Así hay que entender la presencia de la Familia Real en Barcelona el pasado lunes con motivo de los Premios Princesa de Gerona, que no pudieron celebrarse en la capital gerundense por el acoso de los radicales.

El aplomo y la seguridad que mostró la heredera de la Corona, combinando en su discurso el castellano, el catalán, el inglés e incluso el árabe a sus catorce años, demuestran que Leonor puede encarnar perfectamente en un futuro los valores de la monarquía constitucional, un pilar de nuestro Estado de derecho.

Intolerancia

Hay que tener presente la tensión que se vivía en el ambiente ese día para valorar en su justa medida la actitud de la Princesa de Asturias. Con motivo de la visita real los radicales trataron de boicotear el acto en el que se entregaban los premios a los jóvenes a la vez que se conmemoraba el décimo aniversario de la Fundació Princesa de Girona. 

Las palabras de Leonor apelando a sus afectos hacia Cataluña -"siempre ocupará un lugar especial en mi corazón"- fueron rematadas por un nuevo mensaje claro del Rey a los catalanes, en el sentido de que en nuestro país "no pueden tener cabida ni la violencia, ni la intolerancia ni el desprecio a los derechos y libertades de los demás".

Contraste

Leonor y Felipe VI llevaron un mensaje de confianza en las instituciones y el orden constitucional a esa mayoría de catalanes que no quieren dejar de ser españoles y que tantas veces se han sentido abandonados por el Estado. Y aún tienen que venir tiempos difíciles. EL ESPAÑOL revela hoy que los CDR pretenden torpedear la jornada electoral del domingo mientras el Tribunal Constitucional acaba de dar un nuevo aviso al Parlamento catalán para que no persista en la vía de la desobediencia.

Ante estos tiempos de zozobra, la fotografía de la renovación de una Monarquía comprometida con la unidad y con la convivencia es un valor que merece ser celebrado.