El hasta ahora líder de la oposición, Juan Guaidó, fue ungido este miércoles como presidente de Venezuela tras una manifestación multitudinaria en Caracas. Casi al mismo tiempo, decenas de manifestaciones en las capitales de medio mundo exigían libertad para el país.

Al poco de que Guaidó pidiera apoyo a la comunidad internacional, varios países reconocieron su legitimidad; caso de Estados Unidos, Canadá, Brasil, Costa Rica, Perú, Colombia, Chile o Ecuador.

Silencio de España

En España, PP, Cs y Vox solicitaron a Pedro Sánchez un pronunciamiento en el mismo sentido, pero el Gobierno se limitó a apelar a la "unidad de acción" de la Unión Europea y evitó manifestarse. Podemos, por su parte, calificó de "golpe de Estado" la reacción de la calle frente a Maduro. 

La situación en Venezuela es crítica, la sombra de la guerra civil sobrevuela el país y no hay un segundo que perder. Tras las primeras movilizaciones ya se han registrado oficialmente al menos 16 muertos. Nicolás Maduro optó por dirigir un discurso a la nación cargado de amenazas a los opositores para que depongan su actitud. Sin embargo la situación puede haber llegado ya a un punto de no retorno.

No retorno

El hartazgo por el caos en que vive Venezuela ha hecho perder el miedo a los  ciudadanos. Y hay que tener en cuenta que la ONU reconoce al menos tres millones de exiliados, en lo que es un drama humanitario en toda regla. Ante esta realidad, el Gobierno de España ha de tomar una postura clara y ponerse del lado de quienes llevan años sufriendo restricciones, miseria, persecución y falta de libertad.

Sánchez debe abogar de forma contundente por la transición democrática en Venezuela, en la línea de los gobiernos que le precedieron. En sus manos está colocarse del lado correcto de la Historia.