Imagen del campamento de Bernedo.

Imagen del campamento de Bernedo.

Columnas SIN SOLTAR AMARRAS

El campamento del terror 'euskotrans'

No verán montar una manifestación por el campamento de Bernedo que obligaba a los niños a ducharse con los monitores, como si por llevar "euskal" delante tuviesen patente de corso.

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Se suponía que era un campamento para profundizar en el conocimiento del euskera. Era uno de los llamados Euskal Usalekuak, organizados, dicen, "para defender el idioma".

No voy a entrar ahí, porque muchas veces el fin del campamento es lo de menos, y lo único que buscan los padres desesperados por las largas vacaciones españolas es un lugar donde los críos puedan pasarlo bien y haya gente seria para atenderlos si se parten la crisma.

Lo que sí huele a chamusquina es la incomunicación obligada entre los niños y sus familias. Pero he visto a tantos amigos agobiados por no tener dónde dejar a su prole en julio y agosto, que hasta entiendo que se pase por alto el detalle.

El campamento se celebraba en los bosques idílicos del pueblo de Barnedo. Un lugar precioso, a juzgar por las fotos. Las actividades eran otro cantar.

Los testimonios hablan de niños y niñas obligados a ducharse juntos, de desnudez de los responsables adultos, de prácticas de dudosa salubridad, como la supuesta broma de instar a los niños a chupar el dedo del pie de un monitor antes de merendar.

A medida que avanza el caso, las acusaciones suben de tono. Una niña asegura que la hicieron tomar una ducha junto a un monitor, y otra cría dice que, tras haber denunciado el acoso de otro menor, fue obligada a ducharse con él.

Lo que cuentan los críos pone los pelos de punta.

Los promotores del campamento han explicado que operan desde una visión feminista, transinclusiva y euskaldun, destinada a "desexualizar" la desnudez y los cuerpos. Muy normal todo, muy apetecible, muy buen plan para que pasen las vacaciones los niños y las niñas.

El último campamento se celebró este verano. Una trabajadora social alertó sobre lo que allí pasaba hace tres años. En abril de 2025 ya había traslado oficial de las prácticas del Euskal Usalekuak. La última sesión del campamento, pues, podría haberse evitado.

Se supone que una investigación ya está en marcha, así que veremos cómo acaba el episodio.

Ahora les invito a retocar levísimamente la historia.

Cambien Bernedo por un pueblo de la comunidad de Madrid, cambien el propósito de la promoción del euskera por la difusión de los valores cristianos, cambien a los perroflautas que dirigían el tinglado por una orden religiosa, y tendrán a la ministra de infancia en pie de guerra, pancartas en los balcones y hordas de voluntarios llamando asesina a Isabel Díaz Ayuso.

No verán a ninguno montar una manifestación por el campamento de Bernedo, como si por llevar "euskal" delante tuviesen patente de corso.