
Pedro Sánchez.
El sanchismo era una estafa y se ha llevado tu dinero
No sé qué prefiero a estas alturas, un presidente corrupto o un ingenuo al que le pasaban los billetes por delante, las prostitutas, los sobornos, y que pensaba que la vida le sonreía por lo guapo que es.
El Peugeot de Pedro Sánchez parece uno de esos coches de un circo al que le crecen los enanos. Ha sido abrirle las puertas la UCO y no paran de salir presuntos corruptos en fila. Como una de aquellas escenas de las películas de los cincuenta en las que, de un 600, bajaba toda la familia.
Porque el sanchismo se fundó en un Peugeot y va a terminar allí.
El coche fantástico, protagonizado por Santos Cerdán, Ábalos y Koldo. Y falta Pedro, pero Sánchez es capaz de jurar que no iba en ese coche, que las fotos de aquella época son cosa de la inteligencia artificial.
El sanchismo, que venía a regenerar la política española con esa superioridad moral de la moción de censura, resulta que nació podrido con las urnas amañadas de Ferraz.
No conozco a nadie que pasara de un Peugeot a un Falcon tan rápido.
La estafa de Llados para criptobros es de principiantes comparado con el sanchismo. El sanchismo ha resultado una secta, escisión del socialismo, donde creer en la ejemplaridad del presidente es dogma de fe.
Mientras no queda nadie limpio a su alrededor, nadie que se libre de aparecer en los papeles de la UCO, en los audios de Koldo, en las historias de Aldama, él jura compungido ante notario y ante la audiencia que no sabía nada, que se siente dolido por tanta traición.

Begoña Gómez, Pedro Sánchez y Francina Armengol.
No sé qué prefiero a estas alturas, un presidente corrupto o un ingenuo al que le pasaban los billetes por delante, las prostitutas, los sobornos, los enchufes de su hermano y su mujer, y que pensaba que la vida le sonreía por lo guapo y lo listo que es.
La ingenuidad, en Pedro Sánchez, creo que es lo único que podemos descartar.
Sánchez, como Llados, hablándole a las nuevas generaciones desde el Falcon, que es la única forma en la que puede elevar ya su moral. Fucking facha. “Jorge, tú tampoco viajas en Falcon porque no quieres”.
La Moncloa convertida en Miami Beach.
El sanchismo, ese manual de vida para españoles en el que, en vez de amanecer a las cuatro de la mañana, se les pedía resiliencia, impuestos y más impuestos con la misma perentoriedad con la que Pedro Sánchez despilfarraba el dinero de las arcas públicas.
Salvar el mundo con tapones unidos a la botella mientras tumbaban el sistema eléctrico español.
Hacer sólo caso de la información de los canales oficiales (y desconfiar de los medios de comunicación) mientras seguimos sin saber las causas del apagón, de la corrupción del PSOE, lo de Leire, lo de Marruecos.
El sanchismo ha sido una broma pesada de la que probablemente no hayamos aprendido nada porque lo más preocupante de todo es que las noticias de estos días no le habrán restado un sólo voto al sanchismo. El PSOE es otra cosa. O no.
El sanchismo era una estafa y se han llevado tu dinero. Y todavía habrá media España que diga aquello de “al menos no se lo ha llevado la derecha”.
Lo que nadie podrá decir es que Pedro Sánchez no lo había avisado. La próxima vez que España vote, que ya decidirá Pedro cuándo es, convendría escoger a alguien que supiese usar el imperativo y colocar las comas.
En fin, escribir en español, aunque sólo sea un tuit: “Ser malos! Buenas noches colegas”.