Agentes de la Guardia Civil en un piso okupado.

Agentes de la Guardia Civil en un piso okupado. EFE

Columnas TIRANDO DEL HILO

"Se vende piso okupado. Precio: tus libertades individuales"

Es un despropósito que la solución al problema de la vivienda recaiga sobre las espaldas de los propietarios que han puesto su piso en alquiler y que sufren una okupación.

Publicada

Un pasatiempo que pensaba que me era exclusivo, pero que he descubierto que es común a mi generación, es decir a la millennial, es el de mirar pisos en portales inmobiliarios de Internet.

En concreto, pisos en venta.

Como quien va de compras y selecciona el color y la talla del pantalón, también con los pisos uno va configurando su propio menú ideal. "Este barrio, con este número de habitaciones y de baños. Exterior, por supuesto. Con terraza y con ascensor".

Un bonito, pero ilusorio, ejercicio de wishful thinking con el que nos imaginamos la vida que podríamos tener si las circunstancias de la vivienda en nuestro país fuesen otras. Tener un piso o incluso una casa en propiedad antes de los cuarenta, ¡qué imaginación!

Hace unas semanas, en una de mis expediciones ficticias al mundo de los propietarios, veo que entre las opciones habilitadas para acotar la búsqueda (la de "vivienda alquilada o sin inquilinos"), hay otra opción más: piso okupado.

Por supuesto, ilegalmente.

Siendo completamente honestos, lo más llamativo no fue tanto el hecho de que se vendiese un piso okupado como el grado de normalización alcanzado en el tema de la okupación ilegal. Tanta como para que la okupación se anuncie como una característica más del inmueble ofertado.

"Obra nueva. Primer piso. Exterior. Okupado".

En la última década se ha ridiculizado y menospreciado en España el problema de la okupación por tratarse, según dicen algunos, de un hecho "residual" reconvertido, prácticamente, en un derecho más de quienes no pueden costearse una vivienda.

Manifestacion contra la okupación.

Manifestacion contra la okupación. EFE

¿Debería okuparse medio país para que nos tomáramos en serio la okupación y las consecuencias que puede generar?

1. Un mercado de la vivienda cada vez más tensionado.

2. Propietarios que no quieren poner su piso en alquiler por temor a que se lo okupen.

3. Pisos okupados que se venden un 30% o un 40% por debajo del valor de mercado y como “ideal para inversores” (porque sólo un inversor puede asumir la compra de una vivienda con un inquilino ilegal).

El pasado mes de abril, ante la evidencia de que tal vez el problema de la okupación no era tan menor como nos querían hacer ver, entró en vigor una norma que convierte la okupación por allanamiento en un delito penal en vez de civil, que era como estaba tipificado hasta la fecha.

Pero se trata de un parche, porque la mayoría de las okupaciones ilegales no se dan por allanamiento. Se dan porque el inquilino deja de pagar. Son las llamadas inquiokupaciones.

Muchas de las situaciones que llevan a ello, por supuesto, son tremendas. Familias vulnerables, en riesgo de exclusión social y con hijos. Familias a las que no puedes dejar de un día para otro en la calle. Situaciones legítimamente complicadas, que requieren de pronta actuación.

Sin embargo, es un despropósito que la solución recaiga sobre las espaldas de los propietarios que han puesto su piso en alquiler. Es un sinsentido que deba hacerse cargo de ello un ciudadano en vez de las autoridades. Un particular en vez del Estado.

Recuerdo estudiar durante la carrera la obra del premio Nobel Friedrich Hayek. Hayek defendía que la propiedad privada era la única solución que habían encontrado los hombres para conciliar la libertad individual con la ausencia de conflicto. “El derecho, la libertad y la propiedad constituyen una trinidad inseparable”, escribió en Derecho, legislación y libertad.

Igual que su maestro Ludwig von Mises, Hayek pensaba que la civilización se había desarrollado precisamente por la protección de la propiedad privada.

¿Qué pasa con un país cuando esta no se garantiza, cuando se vilifica hasta normalizar su declive?

Que la libertad individual deja de estar garantizada.